ESI para padres: todo lo que tenés que saber para poder hablar de sexualidad con tus hijos
Una buena educación sexual empieza por casa. Algunas preguntas para pensar y ejercicios para poner en práctica.
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Seguramente ya lo percibiste: la responsabilidad que los padres tienen respecto de la educación sexual es muy importante. Lo es en todos los contextos y culturas, pero es especialmente crucial en países en los que esa formación está casi exclusivamente a cargo de ellos. Pero... ¿cómo lo hacemos bien? ¿Cómo respondemos a los desafíos más “pesados” que pueden traernos los chicos? Te damos una guía como una introducción a los principales temas, para que puedas explorarlos y ejercitarlos a medida que tus hijos vayan creciendo.
¿A qué edad empieza la educación sexual?
Un error bastante común es pensar que educar sexualmente es enseñar a hacer uso de los genitales. Desde esta óptica, no sería posible comenzar la educación sexual en chicos muy chiquitos. Sin embargo, hay mucha información que podemos transmitir, incluso a un bebé. Se trata de información afectiva. Para entender esto, hay que entender primero la importancia del cerebro y la piel. Mucho antes de que los genitales sean capaces de darnos placer, el cerebro y la piel ya están preparados para percibir las sensaciones placenteras que de adultos asociaremos mayormente al sexo. No es exagerado afirmar que una persona solo será capaz de hacer un uso respetuoso y placentero de su genitalidad cuando sea capaz de identificar sensaciones de amor, de respeto y de cariño. Y esto sí podemos empezar a transmitírselo a los bebés.
En la práctica. La importancia de tocar la piel
El contacto físico con los bebés es necesario para ellos y tiene una base neurológica. A través de este tipo de contacto, los bebés no solo reciben una sensación placentera, sino que comienzan su propio reconocimiento corporal. La educación sexual ya empieza acá.
¿Qué es lo más importante que le podemos enseñar a un chico hasta los 3 años?
A medida que los bebés crecen, el nombramiento de las partes de su cuerpo es fundamental, para ser capaces de identificar partes de su cuerpo y poder explicar claramente lo que les pasa. En el consultorio, es común para los médicos recibir a chicos que no pueden decir qué les duele o qué sienten. Algunas veces, se escucha a niños a los que les duelen “las medias” o “el pantalón”. Muchos no saben cuáles son las palabras que definen sus genitales.
En la práctica. El poder de nombrar el cuerpo
Cuando bañamos a los chicos, podemos cantar una canción que vaya nombrando las partes de su cuerpo, y que incluya también los genitales. Tienen tanta importancia como los pies, los dedos y la cabeza.
¿Qué hacer si mi hijo escuchó o vio algo muy sexual y no estaba listo?
Cuando un chico no está preparado para entender un encuentro sexual, y mucho menos la pornografía, su mirada es literal. Usualmente, le causa asco y sorpresa, pero fundamentalmente, se siente desconcertado por la emocionalidad que envuelve eso que está viendo. Le resulta agresivo y lo primero que suele expresar es que no quisiera que eso le pasara a él ni a la gente que quiere. Presenciar actos sexuales antes de tiempo, descubrir u oír a sus padres teniendo sexo, es algo que no pueden procesar tan fácilmente. Por eso, muchas veces necesitamos ayudarlos desde el diálogo con estos “golpes de información”.
En la práctica. El diálogo sin erotismo
Si un hijo estuvo expuesto a material sensible para su edad, en primera instancia pidámosle que nos cuente exactamente qué vio para comprender qué interpretación le da. Miedo, bronca, curiosidad, asco, culpa de haber visto algo que se suponía que no tenía que ver. Tal vez descubramos que alguien le mostró algo a propósito. En todo caso, lo primero es escuchar. No hablemos de lo mala que es la pornografía o lo “sagrado” que es el sexo, no demos sermones, sino simplemente escuchemos qué le produjo y dejemos que organice la información antes de saber qué necesita que le expliquemos.
¿Pueden mis conductas o consejos influir en la orientación sexual de mi hijo?
El proceso mediante el cual se define la elección sexual o la identidad de género no se puede reducir a lo que hace o deja de hacer una madre o padre. ¿Por qué? Porque inciden en esta orientación muchísimos factores y variables que es probable que desconozcamos. Pensar que una persona es “naturalmente” heterosexual y está cómoda con su género y que por alguna “falla” esto cambia es un error de concepción. Hoy sabemos que la sexualidad humana es mucho más compleja que las casillas a las que la veníamos reduciendo.
En la práctica. Dejarlos explorar sin etiquetas
Para los chicos, el rosa, el celeste, las pelucas y los labiales son, en principio, un elemento como cualquier otro. Hasta los cinco años, hay que considerar que su pensamiento es literal. Durante la adolescencia, el deseo de explorar puede llevarlos por terrenos no convencionales. Acompañar sin etiquetar es un ejercicio que los padres deben proponerse. Una crianza libre implica no transferirles nuestros fantasmas.
¿Cómo hablarles correctamente a nuestros hijos sobre sexo?
La recomendación de los especialistas es que durante la pubertad, los padres organicen una alianza con otros padres para brindar una “Charla de cuidados” oficial, en la casa de alguno de ellos. Para esta charla, pueden convocar a un especialista o alguno de ellos puede prepararse como si lo fuera. Suena difícil, pero aquí hay algunas claves para que la charla sea técnica y esté desprovista de erotismo:
- Usar lenguaje técnico. Llamar a las cosas por su nombre correcto, sin erotizar ni hacer chistes.
- Organizar la charla en un entorno cotidiano, a la luz del día.
- No burlarse ni señalar si alguien se pone rojo o un chico tiene una erección.
- No bajar líneas morales ni dar “consejos de vida”.
- Invitar a los chicos a tomar apuntes.
En la práctica. Armar un temario
¿De qué temas hay que hablar sí o sí? De la importancia del autocuidado y las posibles consecuencias del sexo sin protección, pero también del derecho a pasarla bien, para que entiendan que el sexo es placentero y divertido y que, aunque quizás ahora les cause gracia, asco o vergüenza, en algún momento van a querer tenerlo. Este mensaje es fundamental para que no entren al mundo de la intimidad bloqueados, culposos o neuróticos. Otros temas clave: el uso del preservativo –con teoría y práctica–, el campo de látex (para el sexo oral femenino) y otros métodos anticonceptivos.
¿Qué tan peligroso es que mi hijo se exhiba en redes o que yo lo exhiba?
Bastante, para ser honestas. Las redes de pedofilia y pornografía infantil operan a través de las redes sociales. Resulta sorprendente y escalofriante para los especialistas descubrir que la mayoría del material erótico infantil que anda dando vueltas en la red es facilitado por sus propios padres o por ellos mismos cuando, aun siendo menores de edad, posan de manera sexy y erotizados porque eso es divertido y cool. Pero el peligro, el verdadero peligro de la web, es el grooming: los adultos que se hacen pasar por niños para hacerse amigos, sacar información y, después, extorsionar a los chicos en la web. Esto es usual, puede estar pasando ahora mismo y no es tan fácil de detectar. En general, los padres lo descubren cuando esto ya es un trauma.
En la práctica. Monitorear las redes sociales
Los expertos coinciden en que hasta los 14-15 años los chicos no deberían crear perfiles en redes ni usarlas de la manera en que los usamos los adultos. Es decir, con total privacidad y sin que nadie más tenga acceso a sus cuentas. Mientras sean menores, debemos tener acceso a sus redes, no para mirarlas constantemente, pero sí para chequear ágilmente cuando sentimos que algo puede estar pasando.
¿Puedo hacer algo para prevenir abusos?
Sí, pero es más profundo de lo que creés. Aunque existen asaltos sexuales a niños, ataques sorpresivos por parte de desconocidos, estos no son tan frecuentes como se piensa. Por el contrario, los abusos sexuales a menores no suelen ser brutales, tajantes ni escandalosos, sino que se dan de manera discreta, solapada. Los abusos se convierten en una forma de relación y, por eso, logran desarrollarse frente a las narices de los padres, quienes son incapaces de verlos. Para que estas relaciones se den, tiene que haber ciertas condiciones previas que se forman en el entorno de crianza. Es sumamente importante crear chicos con carácter, que sepan comentar cuando algo no les gusta y que tengan la confianza de decirlo. Este es un trabajo largo.
En la práctica. Enseñarles el autocuidado
Siempre hay que respetar el “no” de los chicos y marcar los hábitos de privacidad: respetarle sus momentos y pedir permiso para entrar en sus espacios. Idealmente, tenés que dejar que se encarguen de su higiene íntima solos cuando ya pueden hacerlo y nunca transmitirles la idea de que lo que alguien quiere de ellos es más importante que su propio deseo.
¿Está mal que mi hijo/a adolescente mire porno?
El porno no es necesariamente malo. Es una herramienta a través de la cual los adolescentes pueden comenzar a conocer su deseo y descubrir muchas cosas. Lo realmente malo es que ellos naturalicen lo que ven en el porno y se eduquen en prácticas y técnicas a través de ese material, que suele ser irreal, machista, exagerado y violento. Aun así, hoy hay diferentes estilos de porno y que un adolescente mire porno no significa que esté consumiendo cosas violentas necesariamente. Dejarlos explorar sin preocupación es parte del desarrollo del erotismo.
En la práctica. Abrir el diálogo en la cotidianeidad
La idea es que, para cuando un chico es adolescente, ya tenga ciertos parámetros de la importancia del consentimiento, los cuidados propios y del otro. Pero durante esta etapa es importante que los padres comenten las noticias, sigan abriendo charlas y marquen las posturas del respeto en las relaciones y la necesidad de no dejarse llevar por la presión social a la hora de prácticas que pueden ser peligrosas.
¿Cómo puedo asegurarme de que no tengan un embarazo no deseado?
La educación sobre la anticoncepción y la prevención de las enfermedades sexuales es parte de la enseñanza del cuidado de uno mismo y se debe ir introduciendo en la vida de los chicos como simples hábitos, desprovistos de erotismo y carga moral. Se trata de brindarles herramientas prácticas y un tipo de información que los acompañará toda su vida. Se sabe que las chicas se protegen mejor cuando es natural para ellas hacerlo, generalmente, cuando sus padres “aprueban” o, al menos, no se escandalizan por enterarse de que tienen una vida sexual y saben aconsejarlas. En paralelo, estimular los sueños y proyectos de vida de los chicos hace que tengan otras perspectivas a largo plazo más que la maternidad o paternidad.
En la práctica. Anticiparse al inicio de la vida sexual
Los especialistas recomiendan tener la charla sobre cuidados de salud sexual y anticoncepción antes de que los chicos sean sexualmente activos, para que la siguiente etapa de sus vidas no los encuentre desprevenidos. Contarles a los 10, 11 años que existen formas de evitar los embarazos y las enfermedades es comenzar a introducir hábitos como algo natural en la vida, incluso cuando en esa etapa de la vida a ellos el tema ni les interese. •
Qué enseñarles sobre las redes sociales e Internet
Hay ciertas cosas que debemos enseñarles a los chicos desde que tienen sentido de comprensión, es decir, desde antes de tener sus propios perfiles en redes sociales:
- No todos los que nos hablan son amigos o quieren lo mejor para nosotros. A veces ni siquiera son quienes dicen ser.
- Cualquier foto que publiquemos en la red puede llegar a las 7 mil millones de personas que usan Internet, incluso cuando las publicamos de forma privada.
- Una vez que publicamos una foto, esa imagen ya no es más nuestra y puede ser modificada.
- Nunca hay que dar datos de la familia ni etiquetarlos en nuestras redes.
- Con los chicos, siempre se puede sacar como tema de conversación las cosas que nos hacen ruido y que nos parecen raras de la web.
- Así como preguntamos: “¿Cómo te fue hoy?”, comencemos a incorporar el “¿qué viste hoy en las redes?”.
Maquilló y peinó Victoria López Sauvidet. Agradecemos a Las Pepas, Mishka, Etiqueta Negra, Uma y Vitamina por su colaboración en esta nota.
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