¡Era varón!
Por Yanina Tarpin
Siempre fui muy realista, estudiosa y trabajadora, muy chica moderna e independiente, pero en el fondo tengo una "Susanita" que quería ser mamá joven (tengo 25 años) y formar una familia. Así fue que conocí a mi actual pareja en la facultad, a los 3 años de novios me mude con él a su pueblo y después de un poco más de un año de exitosa convivencia, decidimos buscar a nuestro bebé.
3 meses después, ya estaba embarazada. Y todo era nuevo. Un embarazo hermoso, sin problemas ni molestias ni síntomas. Solo una panza enorme que crecía día a día.
Empezar a sentir sus movimientos era algo maravilloso, cada día los sentía más intensos.
A las 16 semanas (son casi 4 meses, pero cuando estás embarazada todo se mide en semanas) en la ecografía ¡nos dijeron que estábamos esperando una mujer! Salí llorando de alegría, llamando a todos los familiares y amigos avisando que venía en camino mi "Juanita"... Enamorada de mi "HIJA" comencé a comprar ajuares, accesorios, buscar por Internet decoraciones de habitaciones. Cuántas cosas hermosas y dulces hay para niñas.
A las 20 semanas tocó otra ecografía. "La felicito señora, es un VARÓN", me dijeron. "¿Quéeeee?", grité yo, "No puede ser". Lloraba, pero esta vez de confusión, yo quería a mi niña…
Y desde ahí, fue empezar otra vez. Pensar nombre de varón, comprar cosas para varón y fundamentalmente dejar de llamarlo "Juana".
Fue un caso famoso por la zona: las demás embarazadas no querían preguntar el sexo de su bebé hasta las 20 semanas: "A ver si nos pasa como a ustedes", nos decían!
Hoy esa anécdota queda atrás, escondida detrás de muchísima felicidad. El 26 de enero a las 23.30 llegó al mundo Felipe por cesárea, con 3,5 kg y 50 cm. Después de mucha ansiedad, dolor, llanto por querer que sea parto normal y no poder.
Llega ese día y no hay más nada. Se borran de la mente los problemas, los dolores, las ansias. Mirar ese pequeño ser alcanza para llenar el alma de felicidad. Así fueron los últimos meses. Felicidad absoluta, cada momento, gesto y movimiento es merecedor de mi atención, de una foto para recordarlo, de contarlo a todo mundo….es MARAVILLOSO. Y no tiene otra explicación.
La experiencia del embarazo me dejó algunas enseñanzas: cada mujer y embarazo es diferente, mucha gente va a querer decir cómo va a ser, qué hay que hacer y qué no. Creo que una debe vivir su propia experiencia, hacer oídos sordos a la gente y confiar 100% en su obstetra, quien va a saber responder todas las dudas y contener a la embarazada.
Para mí, estar embarazada es el mejor estado para cualquier mujer.
POR QUÉ ELEGIMOS ESTA HISTORIA
Me acuerdo que ni bien empezamos a contar que estaba embarazada, todo el mundo me preguntaba: "¿Y qué querés que sea? ¿Mujer o varón?". ¡Típico!
Y, si bien cualquiera de las dos opciones me gustaba, tenía una leve preferencia por ¡una mujer! Sin embargo, siempre intuí que estaba esperando un varón. ¡Y así fue! Y creo que ya me mentalicé tanto con la idea de un pequeño hombrecito, que no puedo imaginarme otra cosa. ¡Estoy feliz de que mi primer hijo sea varón! Ya lo quiero así, me lo imagino todos los días y me entusiasma muchísimo meterme en su mundo.
Y creo que a todas las madres les debe pasar lo mismo. Puede ser que una se imagine como madre de mujer o de varón, pero es indistinto: al final, vamos a terminar queriendo tanto a nuestros hijos, sin importar el sexo, que nos da igual.
Eso sí, si tengo otro hijo más adelante, ¡que sea mujer! jajaj, mentira... ¡que sea lo que tenga que ser!
Gracias Yamila por contar tu experiencia con las ecografías ¡y el paso de Juana a Felipe! ¡A cuánta gente le debe pasar!
Muchas gracias a todos por sus comentarios y nos leemos el próximo miércoles.
Cande
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