En Palermo: un original PH con libros, arte y una hamaca como estrella del living
Soledad y su marido, Juan, se mudaron a este PH justo antes de que empezara la cuarentena (el covid es la nueva forma de pensar el tiempo, como si fuera la llegada del hombre a la Luna o la caída del Muro de Berlín o Cristo). Antes vivían también por Palermo, en una casa que terraceaba sobre el barrio. Pero el cambio los benefició con algo que cotiza alto en tiempos pandémicos: esta es más grande y tiene un patio para ver el cielo y espacios para que cada uno pueda estar solo. "Debe ser como la octava vez que me mudo. Estoy acostumbrada. Desembarco y armo todo en un mes, un poco por esa presión de que lo que no hacés al principio después no lo hacés más", dice Sole, que estudió Curaduría e Historia del Arte y trabaja como jefa de prensa en el Malba.
Si tuviéramos que describirla en una línea, esta casa tiene arte, libros y una hamaca. Arte por razones obvias y porque, además, Juan es nieto de Josefina Robirosa y entonces la casa tiene varias obras de la artista en sus espacios; libros porque a Sole le gusta mucho leer y escribir y ahora mismo está haciendo un taller con Leila Guerriero, y una hamaca... porque sí, porque jugar nunca tiene un porqué.
En la pared del living, Sole armó una composición con sus obras de arte preferidas, imitando los salones de los grandes museos. Sobre la mesita, un poco de verde con hojas y plantas (@vickycodon).
Dice que le gusta llegar a casa después del trabajo (bueno, en la vida normal). Que es ese lugar donde siempre la espera un libro. Y también le gusta invitar amigos, a cocinar y comer y reír y bailar en el patio (bueno, también en la vida normal). Que la última casa es siempre la mejor, aunque se muden mil veces. Es como la filosofía de los Legos: armar, desarmar y crear algo nuevo.
EL LIVING
Es un espacio integrado donde manda un sofá y un cuadro de Josefina Robirosa, sobre una pared de ladrillo a la vista, flanqueados por un banco de Jorge Michel –que fue el esposo de la artista–, un sillón BKF, un palo de agua, una colección de vinilos, una incipiente colección de bronces, libros sobre la mesa, otros libros que esperan en una biblioteca, un bar tupido, platos de cerámica que Sole elige a dedo porque le encantan y un aparador del Mercado de Pulgas. Las puertas de la planta baja dan al clásico patio de un PH, que tiene calcáreos que imitan los antiguos y donde también hay un toilette.
"La primera vez que entré a esta casa vi las paredes inmensas y me imaginé mis cuadros todos juntos, como una composición de los salones de los museos parisinos". Hay de Gómez Canle, Eduardo Basualdo, Matías Duville, Hernán Soriano, María Luque y Valeria Calvo, entre otras obras hermosas.
"Me gusta la literatura de mujeres: Lorrie Moore, Amy Hempel, Lydia Davis... Igual, ahora mismo estoy copada con el chileno Alejandro Zambra".
CON HAMACA Y COCINA
La hamaca es la marca registrada de su modo de vivir. La tenían en la casa anterior y la trasplantaron a esta, que, por suerte, tiene techos altos. "No es nada sofisticado: es una tabla de cortar colgada con sogas del Easy y un par de pajaritos de cerámica que le até". No quiero preguntarle todo lo que hacen en la hamaca (no hace falta, tampoco), pero ella me lee la mente:
"Confieso que hay que tomar algunas precauciones. Hamacarse adentro puede marearte y no conviene darle muy fuerte. Digamos que es una hamaca para iniciados. Está colgada un poco alta a propósito, como una advertencia. Juan no se sube mucho, pero para mí es un lugar para pensar y jugar".
Como es un PH alquilado, lo intervinieron lo menos posible. La vajilla de cocina la guardan en aparadores amurados. Las sillas Bertoia, compradas en Mercado Libre, y una mesa que era del departamento de soltero de Juan terminan de armar la cocina.
LA PLANTA ALTA
Arriba está el dormitorio principal, con el vestidor, el baño y un patio –otra de las estrellas de la cuarentena –, que tiene muchas plantas y una parrilla. "Me encantan las plantas, pero no soy muy buena. Entonces le mando fotos a mi mamá y ella me dice lo que tengo que hacer", cuenta Sole.
El cuarto no es muy grande, tiene un miniescritorio, la tele, el clásico espejito de la abuela y dos mesitas de luz compradas en el Mercado de Pulgas.
Los almohadones son diseño de la artista Laura Riolfi. Sobre la mesita de luz, flores de papel que hizo Georgina Funes Lastra para su casamiento.
Lo que sí es grande es el vestidor ("por suerte, porque me encanta la ropa") y el baño, que es el verdadero lounge del piso de arriba. El espacio de la ducha está bajo el nivel del piso, lo que la transforma automáticamente en bañadera, y el cielorraso es una claraboya, por lo que jamás falta la luz natural, que se potencia con el blanco de las paredes y los mármoles. "Me encanta bañarme con lluvia, amo el ruido de las gotas en el vidrio", dice Sole.
La escalera es como la cinta transportadora de la casa, bajo una claraboya que filtra luz natural casi todo el día, conectando las dos plantas, y por la que Sole sube y baja con sus lecturas del momento.
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