En medio de la pandemia crearon una comunidad digital para artistas emergentes: “Buscamos construir un nuevo mundo del arte”
Cata Greloni, Vic Tolomei y Tamy Selvood buscan democratizar la industria del arte y fomentar la autogestión para que los artistas puedan vivir de su producción
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Un mercado atrofiado, precarizado y conservador. Actores paralizados que reducen su talento a un hobbie sin proyección rentable -porque no cuentan con el know how necesario para delinear estrategias comerciales ni planes de negocio-. Este es el escenario de la industria del arte hoy: miles de obras que esperan en los talleres a ser descubiertas.
Así las cosas, y en pleno confinamiento, en 2020 nació Viralizá Arte como un plan de emergencia para artistas durante la pandemia: una comunidad digital que buscaba aflojar los círculos cerrados del arte y amplificar el trabajo emergente. “Casi sin darnos cuenta, estábamos gestando la primera comunidad con impacto social en el arte”, cuenta Cata Greloni, periodista y cofundadora del proyecto.
Comenzaron con una cuenta de Instagram que primero unió a artistas y consumidores: Viralizá Arte se convirtió en comunidad puente. “Hay un público que quiere consumir una obra de arte, pero no puede pagar grandes sumas de dinero. Del otro lado, existen miles de artistas emergentes en el país que generan obras alucinantes, pero no encuentran galerías que las comercialicen”, agrega Cata.
Con el correr de los meses, analizaron las problemáticas más comunes del sector en pos de encontrar soluciones prácticas y reales. Se dieron cuenta que lo que falta en esta industria no es solamente crear redes de contacto, sino darle herramientas a los mismos artistas para que aprendan a vender de forma directa su obra, sin intermediarios.
Una de las principales problemáticas en el campo artístico tiene que ver con la falta de herramientas comerciales y financieras que se ofrecen desde el sector educativo y académico. “El 91% de nuestra comunidad declaró no poder vivir de su arte, aún cuando más del 65% tiene un título universitario o está cursando una carrera afín”, cuenta Tamy Selvood, productora cultural y cofundadora de este emprendimiento.
A la hora de pensar sus carreras y proyecciones a futuro, los artistas no saben cómo llevarlas a cabo. Por eso, la misión del proyecto es impulsar la autogestión a través de un espacio digital educativo, además de brindar las herramientas necesarias para que los artistas puedan comercializar sus propias obras. “Buscamos construir un nuevo mundo del arte: más inclusivo, democrático y accesible. Entendemos que lo que se está generando desde Viralizá Arte es un cambio y un impacto en términos sociales”, agrega Cata.
Las plataformas sociales son un game changer para las industrias culturales: con la revolución digital aparecieron nuevos modelos de producción, exhibición, distribución y comercialización de bienes artísticos, donde la autogestión cobró un nuevo sentido y tomó fuerza. “Como Latinoamérica tiene un talento y potencial enorme, se trata de crear y aportar nuevos modos y modelos dentro de la industria”, cuenta Vic Tolomei, curadora de arte y cofundadora de Viralizá Arte.
La plataforma de e-commerce para artistas emergentes suma un nuevo desafío: fomentar la participación de los artistas en la disciplina del criptoarte, los NFTs y la tokenización. El objetivo es que el arte deje de ser un hobby y se convierta en un trabajo que genere las redes y colaboraciones necesarias para que pueda escalar y llegar a diferentes mercados en América Latina.
El proyecto, en proceso de convertirse en una organización sin fines de lucro, cuenta con el apoyo de Mecenazgo de la Ciudad de Buenos Aires, el Fondo Metropolitano de la Cultura, las Artes y las Ciencias, y los ingresos que generan los cursos educativos. “Nuestro propósito es tender puentes y vínculos personales entre industrias, organizaciones, empresas, personas creativas y audiencias. Crear una comunidad propia que responda de manera tangible a problemáticas culturales y sociales actuales”, dice Cata.
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