El desafío de la blancura-Caviahue
La pequeña localidad neuquina, junto al volcán Copahue y a uno de los centros de esquí emergentes en la Patagonia, es también el punto de partida para la aventura a bordo de motos de nieve y vehículos oruga
Después de casi cuatro horas y media de viaje desde el aeropuerto de Neuquén, la estepa patagónica, con su vegetación baja, áspera y, por momentos, aburrida, es cosa del pasado. La Cordillera nevada ahora es la protagonista. Llegamos a Caviahue, en el Parque Provincial Copahue, pasadas las 14 del miércoles, con un cielo gris, plomizo y el pueblo, de unos 600 habitantes, teñido de blanco, productos de varias jornadas a pura nieve.
El plan es dejar las valijas en el hotel Nevado y desde allí al Spa Termal Cavihaue, dentro del predio del hotel Caviahue, del que uno nunca saldrá como entró: un hidromasaje con aguas volcánicas diluidas en agua, a unos 37°C, que en 15 minutos relaja de pies a cabeza, es la mejor manera de recuperarse del viaje. El complejo, que también ofrece fangoterapia y sector de inhalaciones, es pequeño y sin grandes comodidades, pero suficientes para estar a gusto y disfrutar de estas aguas termales, a las que se le atribuyen propiedades estéticas y medicinales.
El jueves amanece algo gris y con un programa en carpeta: una excursión en motos de nieve hasta un mirador para disfrutar de una vista magnífica del pueblo, de unos 600 habitantes, del lago Caviahue, con forma de herradura, y de la cordillera nevada. El trayecto lo hacemos en la combi que todos los días, cada media hora, sale frente al hotel, y es corto: apenas un kilómetro hasta la base del cerro, coronado por el volcán Copahue, del que tanto se habló en los últimos meses y cuya actividad obligó a evacuar al pueblo preventivamente. Si bien esto provocó la caída de muchas reservas, aquí todavía se espera una buena temporada, con nieve hasta las primeras semanas de octubre.
Motores en marcha
Seis modernas motos de nieve aguardan en la base. El silencio se rompe cuando Mariano Padua las pone en marcha. Hoy cuesta imaginarse a El Pela, como todos lo conocen, en Ramos Mejía, tal vez vestido de traje y corbata, como su puesto de jefe de ventas de una empresa de gas y petróleo lo requería. Sin embargo, hace cinco años Mariano cumplió su gran sueño, alimentando en los viajes que paralelamente a su trabajo organizaba para los amantes del surf y la bicicleta a la costa atlántica argentina y uruguaya.
"Mi primera opción era El Calafate, pero conocí Caviahue", sonríe el guía, a poco de iniciar la excursión. Antes, las recomendaciones de rutina, como no frenar en subida. "Para doblar se debe levantar y mover la cola en la misma dirección en la que se quiere doblar", agrega sentado en una de las motos, de 100 caballos de fuerza, en la que nosotros andaremos a no más de 40 kilómetros por hora.
En fila india nos internamos en el bosque, con araucarias centenarias y mucho más viejas también. El primer alto no está previsto: uno de los conductores se ha salido de la huella y atascó las orugas en la nieve. A unos 100 metros de la laguna La Escondida, cubierta por una capa de hielo, hacemos la segunda parada. "Es mejor no avanzar. No tiene más de 60 centímetros de profundidad, pero hay posibilidades de que se quiebre el hielo y que pasemos un mal rato. Es peligroso", asegura el guía, tras una inspección ocular por el espejo de agua congelado.
La huella nos lleva cerro arriba, en un terreno con varias pendientes que no son muy pronunciadas, pero aportan una buena dosis de adrenalina, sobre todo cuando hay que pasar cerca de algunas araucarias que parecen inmiscuirse en nuestro camino. La trepada final, cerca de la ladera del cerro, culmina en un mirador, a 1700 metros. La vista superada, lo prometido: el pueblo allá abajo, con sus techos negros y verdes, el lago y las montañas blancas. Más lejos se divisa la zona conocida como la cascada del río Agrio, donde unos amigos de El Pela elaboran la cerveza artesanal Rústica, que compite con otra local, Bruscas.
"Estas araucarias tienen unos 900 años. La más longeva era El Abuelo. Dicen que murió a los 1400 años", dice Padua, casi como si se tratara de un lugareño más. Con orgullo nos indica dónde está su casa, en un terreno que compró por 50.000 pesos. "Tuve suerte. Fue el anteúltimo terreno en asignarse, siempre por consenso municipal. Por ahora no quedan más disponibles. La idea aquí es crecer despacio", sostiene.
La vuelta es por la misma huella. En varios tramos, Mariano conduce con una rodilla apoyada en el asiento de su moto de nieve, pero a nadie se le ocurre imitarlo, claro. Para los no duchos con estas máquinas, la excursión requiere de una buena cuota de concentración. Pero decididamente vale la pena. Es más, en la medida en que nos vamos familiarizando con la conducción, el paisaje va tomando más protagonismo y nos hace entender porque El Pela siente este rincón como propio.
Casi como en la Antártida
Es jueves y lo primero es mirar por la ventana para saber cómo será la jornada, al menos desde lo climático. Y si bien en la montaña el cielo puede pasar rápidamente de gris a azul y viceversa, todo indica que casi no habrá nubes. Buen augurio para la próxima excursión: llegar con un vehículo oruga hasta Copahue, el centro termal que florece a partir de noviembre, pero que a esta altura del año es un pueblo fantasma, acorralado por la nieve.
José Schuler y su familia esperan, como nosotros, el inicio del paseo. Son de Florianópolis, más precisamente de San Antonio de Lisboa, y ya tuvieron su experiencia de nieve en Ushuaia y Bariloche. Por una revista se enteraron de la existencia de Cavihaue. Y se decidieron. "El día que sacamos el pasaje apareció el problema con el volcán. Tuvimos un poco de miedo, pero vemos que ahora está todo muy bien. Nos gusta mucho. Buscábamos tranquilidad y la encontramos. Es ideal para los chicos", dice la esposa de José, María Luisa, a metros del imponente Kässboher, una mole de acero de ocho toneladas, manejada con una palanca similar a la de un joystick, todo computarizado y con fama de no detenerse ante nada.
Nos acomodamos en la cabina trasera, con capacidad para unas doce personas y un pequeño mirador al aire libre, ansiosos por los 17 kilómetros del paseo. Entre nosotros, otra vez El Pela, con sus conocimientos y buena onda. Nos habla de los inicios del pueblo, hace 26 años, con la llegada programada de las primeras cinco familias y de los cursos de entrenamiento preantárticos que el Ejército realizaba en esta zona. "Unos 200 uniformados hacían el entrenamiento, pero sólo 20 eran seleccionados para viajar a la Antártida", cuenta Mariano, a poco de detenernos en las lagunas Mellizas. Hay que cerrarse la campera hasta el cuello y bajar. El viento se hace sentir, pero el espectáculo de esta laguna totalmente congelada es imperdible.
-5°C
Otra vez en la cabina, avanzamos por un tramo que por momentos tiene 30°C de pendiente y nos obliga a tomarnos del asiento para no caer encima de los acompañantes. A lo lejos, algunos carteles viales que apenas asoman entre la nieve ofrecen un paisaje extraño. "Pertenecen a la ruta provincial 26, que ahora vamos a tomar", explica el guía.
Finalmente, en medio de la inmensidad blanca, el centro termal Copahue nos recibe con una temperatura cercana a los -5°C y ningún rastro viviente de los más de 400 empleados directos que trabajan aquí en verano. El único sonido lo aporta el viento, que sopla fuerte. Mariano invita a bajar para recorrer unos 15 metros hasta dos piletones. Como con las motos, la consigna es seguirlo en fila india, porque hay sectores en los que la nieve puede jugar una mala pasada. Cada cinco o seis pasos, el piso cede y alguien termina con nieve hasta la altura de la rodilla. Llegamos. Mariano nos recomienda aspirar los vapores de los piletones, muy buenos para el sistema respiratorio.
Llega el momento de hacer un alto junto a otra pileta, donde algunos visitantes se descalzan para tomar contacto con esas aguas calientes y curativas de entre 15°C y 30°C, que burbujean sin parar. Es la hora del chocolate caliente, las facturas y los alfajores de maicena. Arthur, de 17 años, el hijo mayor del matrimonio brasileño, no puede ocultar el alivio cuando sus pies se sumergen. Saborea el chocolate con ganas. Los jeans y las zapatillas no fueron la mejor elección para esta excursión, que exige ropa adecuada.
El Pela da la última indicación: tenemos 15 minutos para recorrer el pueblo, pero sólo determinados sectores por cuestiones de seguridad. Los hoteles y las otras construcciones cubiertas casi totalmente por la nieve, con ventanas y puertas tapiadas ofrecen un paisaje único. Sin embargo, más allá de las defensas, con el deshielo, las aguas suelen ingresar en las casas. "Aquí todos dejan los electrodomésticos y cosas de valor en el primer piso de las construcciones", cuenta Mariano, dejando abierto un pensamiento: el enorme trabajo que debe demandar cada año la reconstrucción y puesta a punto de la villa.
Algunos optan por jugar y tirarse desde el techo de una casa y rodar por la nieve. Otros buscan refugio en la cabina del vehículo. Varios, como yo, preferimos caminar por la calle principal casi hasta el final, en dirección a la montaña. El viento, por momentos, nos obliga a bajar la vista y mirarnos las botas, pero no importa. Es parte de una experiencia única en la que la naturaleza, afortunadamente, manda.
Datos útiles
Cómo llegar
- En avión: de Buenos Aires a Neuquén por Lan, pasaje ida y vuelta, desde $ 1294, aproximadamente, con impuestos incluidos (tres vuelos diarios).
- De Neuquén a Caviahue (360 kilómetros): en ómnibus, ida, $ 225. Todos los días, tres frecuencias. En combi, los sábados, $ 300. Informes: 4342-8115/34. www.caviahuetours.com
Dónde dormir
- Hotel Nevado: por persona en habitación doble y con desayuno incluido, de $ 260 a 435. www.hotelnevado.com.ar
- Cabañas del Cerro: en la base del cerro, equipadas, hasta seis personas, desde $ 1170 hasta 1950 por día. Las tarifas varían según la temporada.
Otras opciones
- Hotel Farallón, en el cerro (www.hotelfarallon.com.ar); Nieves del Cerro, Hotel and Spa ( www.nievesdelcerro.com.ar ).
- Excursiones
En moto de nieve: visita guiada a la laguna Escondida y mirador Caviahue. Duración, 40 minutos. El conductor, $ 300; acompañante, 50% de descuento. - En vehículo oruga: visita a la Villa Termal Copahue. Duración, cuatro horas. Por persona, $ 600. Cupo mínimo, seis pasajeros.
- Reservas: Caviahue Adventure. Tel.: (02942) 15403619; www.caviahue.com; caviahueadventure@gmail.com
- En trineo, salidas cortas, de 30 a 45 minutos, por persona, $ 250. Salidas largas, de una hora y media, 300. La Huella. Contacto: www.facebook.com/Lahuellacaviahue
- Las excursiones a la boca del volcán Copahue están suspendidas por la actividad que registró meses atrás.
Termas y relax
- En el Spa Termal Caviahue: baños de inmersión, $ 40; hidromasaje, $ 50; fangoterapia, $ 90; masaje total, $ 120. Para hacer uso de los servicios es necesaria una consulta médica (40 pesos).
- Informes : calle 8 de Abril s/n. Tel.: (02948) 495135.
Esquí, snowboard y más
- Por pases y alquiler de equipos: ventas@caviahue.com; 4313-6375.
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