El amor después del amor. Claves para entregarse y confiar otra vez
"La mayoría de nosotros solo tiene una historia que contar. No quiero decir que solo nos sucede una vez en la vida: hay incontables sucesos que convertimos en incontables historias. Pero solo hay una que importa". Así empieza el libro de Julian Barnes La única historia, una novela en la que el narrador reconstruye su propia historia de amor con una mujer para defender la idea de que, en efecto, existe eso que conocemos como el "amor de la vida", una historia a la sombra de la cual las otras posibles son menores o de segunda. Muchas de nosotras nacimos con el chip del "felices para siempre", y en ese encuadre las parejas posteriores tienen gusto a Plan B. Grave error. Cada nueva oportunidad es una ocasión para recrearnos como amantes y también para encontrarnos con alguien más afín a quienes somos hoy. ¿Estás lista para aceptar la revancha?
Tiempo al tiempo
Si estás leyendo esta nota y acabás de atravesar una separación, una desilusión o incluso la muerte de tu pareja, quizá te parezca que te hablamos en otro idioma. Pensás que es más probable que te subas a un cohete a la Luna que volver a enamorarte. Tiempo al tiempo, ahora no podés ni pensar en eso. El dolor te pisa los talones. Estás en pleno duelo.
Un duelo "como corresponde" parece una instancia ineludible. En su libro El año del pensamiento mágico, Joan Didion diferencia el dolor, que es algo pasivo, del duelo, "el acto de lidiar con el dolor". Más larga o más corta, esta instancia de procesar la pérdida es indispensable para hacer procesos sanos que, entre otras cosas, nos permitan volver a sentirnos habilitadas para el amor.
Separadas, viudas o divorciadas han tenido que lidiar con situaciones tormentosas que pueden amedrentarlas a la hora de volver a exponerse: exponerse a volver a ser vulnerables, a planificar proyectos que pueden quedar truncos o lisa y llanamente... a sufrir. Quizá la necesidad de atravesar el duelo sea lo único común a todas estas experiencias: así como cada pareja es un mundo, también cada fin de relación lo es.
Un nuevo pacto
Otro escritor, Milán Kundera, dice en El libro de la risa y el olvido que "toda relación amorosa se basa en una serie de convenios que, sin escribirlos, los amantes establecen imprudentemente durante las primeras semanas de amor. Están todavía como en sueños, pero al mismo tiempo redactan como abogados implacables las cláusulas del contrato".
Esos acuerdos que firmamos cuando todavía estamos en Babia a causa del enamoramiento abarcan infinitos rubros (la sexualidad, la vida social y familiar, los roles y responsabilidades de cada uno, entre muchos otros) y pueden satisfacernos y convenirnos más o menos conforme la relación avanza. Muchas veces terminan por resultarnos asfixiantes, ajenos o aburridos, y pueden, precisamente, ser causantes de una separación. Pero una nueva relación es una oportunidad para volver a preguntarte qué quiere pactar la que sos hoy. Con respecto a las separaciones, ver las cosas de esta forma les quita el rótulo de fracaso. Si una relación "estuvo bien mientras duró", no hay por qué tomar la parte (el final) por el todo. Siempre es una oportunidad de aprender "para la próxima". Es como si la experiencia previa te permitiera afinar el lápiz, clarificar tu deseo, estar más lúcida para firmar pactos mejores.
¿Estás a punto caramelo?
El amor llega, se va, te sorprende..., pero no es una entidad que flota en el aire y te aborda mágicamente: tiene que encontrarte "a punto".
- Hacé un duelo sano. Si tenés la oportunidad, hacé terapia, hablá de lo que te pasa, dejate acompañar por quienes te quieren en el modo que te venga bien (no te dejes arrastar a planes que no te den ganas, no tenés energía para estar despilfarrando).
- Andá a tu ritmo. Que es tuyo, variable, personal. Hay quien se separa y a la semana ya está dándose una vueltita por Tinder, hay quienes necesitan meses para que todo decante. No te expongas a una cita a ciegas si pensás que te va a incomodar, solo estate atenta para identificar cuándo o de qué sí tenés ganas.
- Date la oportunidad de estar sola el tiempo que necesites. Si estuviste mucho tiempo en pareja, te va a venir bien para reencontrarte con los deseos propios, desde las cosas más trascendentes hasta las más chiquitas de la cotidianeidad. También te va a venir bien darte cuenta de que podés por vos misma y de que si querés estar con alguien, no es porque no podés sola.
- No niegues tu historia. No escondas las fotos viejas, no te prives de pronunciar el nombre de tu pareja anterior. Si podés armar algo nuevo, es por la forma en que transitaste esa o esas relaciones. Sos la historia que te trajo hasta acá, es ridículo ocultarla; tomá nota de lo que te enseñó, te va a posicionar mejor para empezar nuevamente.
- Bajale la intensidad al conflicto. Que no puedan o quieran seguir juntos como pareja no significa que tengan que ser enemigos. Intentá llevar una buena comunicación –sobre todo si hay chicos de por medio, con lo que no te quedará más remedio que seguir interactuando–. Elegí tus batallas, reservá energía para encarar planes lindos.
- Dejá de lado la culpa. Especialmente las viudas, es bueno recordar que volver a enamorarte no es traicionar a nadie. No pudiste decidir sobre lo que pasó, es probable que la pérdida no haya estado entre lo que imaginabas, pero ocurrió de todas formas. Animate a imaginar algo nuevo.
- Innová. La primera relación larga suele ser la de "hacer las cosas bien". ¡Mirá qué suerte tenés! Ya tildaste los mandatos. Ahora podés hacer las cosas siguiendo tu instinto, tu experiencia, tus ganas. No hay caminos estandarizados, hay "lo que se arme esta vez".
Atenti al ensamble cuando uno o los dos tienen hijos .
A. Como ocurre con los hijos en cualquier circunstancia de la vida, hay que ir con la verdad. Esto no quiere decir hacerlos nuestros confidentes de los avatares de la relación que comienza. Quiere decir no mentir (por ejemplo, presentando a "un nuevo amigo" que de pronto se queda a dormir en casa) e ir hablando con ellos a medida que nosotras mismas procesamos lo que va pasando y tenemos cierta seguridad de nuestras decisiones.
B. Si convivir está en el horizonte, intentá figurarte la cotidianeidad con todos los que van a ser. ¿Tenés ganas del combo entero? Y ¿te parece que los chicos de uno y los de otro pueden funcionar bien en alegre montón? Si no, podés proponer alguna alternativa, la convivencia no es obligatoria.
C. Siempre tené presente que el hecho de que estés enamorada te llena de un entusiasmo que no tiene por qué ser el de tus hijos: no necesariamente encontrarán cautivante a tu nueva pareja y de hecho hasta les puede parecer un clavo. En cualquier caso, puede tomar su tiempo que ese vínculo, como cualquier otro, llegue a gestarse.
D. Con ellos tampoco tengas culpa. Los chicos pueden sentir (y echarte en cara) que la nueva relación te quita atención hacia ellos o bien vivirla como una deslealtad hacia el progenitor que ya no está (físicamente o en esa misma casa). Dejá en claro que eso no es así: explicales que tu nueva pareja no es la causa del fin de la anterior, que, por lo tanto, no estás traicionando a nadie, y que estás recuperando una felicidad que solo puede redundar en que tengan una mejor mamá.
No hay una única historia
Volviendo a la idea inicial, no existe algo así como "una única historia", y el temor de exponerse a volver a sufrir no es ni más ni menos que la contracara de exponerse a volver a encontrarte con la felicidad. También en La única historia, Julian Barnes escribe: "Y el primer amor siempre acontece en aplastante primera persona. ¿Cómo puede ser de otra manera? Y además, en el abrumador presente del indicativo. Tardamos en entender que existen otras personas y otros tiempos verbales".
Quizá todos los amores, no solo el primero, acontezcan así, aquí y ahora, con unos protagonistas dados, los que fueron y los que serán, aunque esas otras personas, los potenciales amantes, se conjuguen en tiempo futuro. Es que el amor siempre, pero siempre, te da otra oportunidad. Quizá la pregunta sea: ¿estás lista para aceptarla? •
¿Cómo viviste el nuevo amor?
- Mariana Skiadaresis . Escritora, 41 años. "Después de un casamiento y un hijo, conocí a mi marido actual y armamos una dinámica diferente. Vivimos en casas separadas; los fines de semana, con o sin chicos, nos juntamos; entre semana tenemos días solos, y en ese trajín, los días en los que estamos sin chicos son como de solteros. Con mi marido tenemos la teoría de que como ya venimos practicando, llegamos a tener un deseo bien complejo y las ganas de armarlo. Una con la primera pareja quiere la casita y con la última, ser libre y estar acompañada. La práctica ayudó a mejorar, a complejizar las cuestiones en nuestro beneficio, no tratando de llenar un molde".
- Angie Devalle. Abogada, 45 años. "A los 17 me puse de novia con un chico con el que me casé nueve años más tarde. Hubo muchos momentos lindos, y lo más lindo fue tener a nuestro hijo Ulises. Pero la pareja se desgastó y nos separamos. No fue fácil. En lo económico fue tirarme a la pileta, me mudé a un departamento con Uli y trabajé un montón para lograr sostener mi nuevo hogar. A los ocho meses de separada, me escribió Hernán por Facebook para invitarme a salir, teníamos una amiga en común. Tuvimos un noviazgo muy lindo. A los tres años nos mudamos juntos, decidimos tener un hijo y en 2016, a mis 42, nació Gala. Me encanta la familia que somos hoy".
- Flor Vicente Lago. Lic. en Artes Visuales, 40 años. "Después de 4 años de novios y 12 de casados, los chispazos y las diferencias hicieron que me separara de mi primer marido. Sabía que merecía ser feliz. Por un amigo en común, Gonza se enteró de que estaba separada y me invito a un recital de Marisa Monte. Salimos por un tiempo, después nos dejamos de ver y el destino quiso que nos reencontráramos en 2014. La conexión seguía intacta y lo único que queríamos era construir amor del bueno. Hicimos un viaje a Italia y Barcelona, donde, en una guardia, nos enteramos de que estaba embarazada. Hoy somos una familia hermosa. Creo que el amor puede salvarte".
Por Julia Coria.
Expertos consultados: María del Valle Chaina. Psicóloga. Sebastián Girona. Psicólogo especializado en parejas. @sebastiagirona. Carolina Gorlero. Psicóloga.
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