"Dormimos separados". Por qué cada vez más gente elige dormir sin su pareja
En teoría, a todas nos encanta hacer "cucharita"... Pero, a la mitad de la noche, una respiración en el cuello, un cuerpo acalorado apretado al tuyo, un ronquido o incluso la pantallita azul del celular del que no se puede dormir pueden hacerte extrañar tus días de soltera: una cama enorme solo para vos, tu cuarto tan ordenado o desordenado como te gustaba, la luz prendida o apagada según tus ganas... ¿Te pasa? No sos la única. Ojo: eso no quiere decir que no te encante estar en pareja, sino que a veces te gustaría que tu dormitorio fuera solo eso: tu espacio.
Cada vez más parejas dejan de lado la costumbre de la clásica cama matrimonial y priorizan su buen descanso y comodidad durmiendo en cuartos separados (es más: un estudio de la Fundación del Sueño de los EE. UU. reveló que el 25% de las parejas de ese país no comparten la cama). Algunos lo llaman "divorcio de sueño", pero, en realidad, los expertos dicen que, en muchos casos, este arreglo contribuye a mantener un vínculo de pareja saludable.
Recordemos esto: negociar es una de las habilidades de una pareja feliz. Y, aunque para algunos la decisión de dejar de lado el ritual del cuarto compartido puede golpear sus creencias nucleares respecto de lo que corresponde o no en una relación, otros se animan a romper los moldes y a adaptarlos a su medida. Hoy sabemos que somos nosotros los que ponemos las reglas.
¿Por qué elegirlo?
Quienes eligen dormir separados lo hacen principalmente por alguna de estas dos razones:
1. Por incomodidades físicas: puede que alguno de los dos ronque, padezca del síndrome de las piernas inquietas, tenga insomnio o trabaje de noche y se acueste en la madrugada, por ejemplo.
2. En pos de tener un espacio individual: para poder tener un espacio íntimo de cada uno sin tener que compartirlo con nadie. Mi cuarto, mis reglas.
¿Win-win?
- Lo bueno: no se trata solo de ver Netflix hasta la hora que quieras o de estirarte en la cama cual estrella de mar. Para la relación, dormir separados puede ayudar a disminuir ciertas discusiones sobre temas que no suelen ser simples de solucionar y que tienen que ver con la vida, el cuerpo o el estilo de vida del otro. Otro plus: el mantener un espacio de total intimidad suele hacernos sentir que no "resignamos todo" en función de la pareja. Esto nos ayuda a que podamos sostener el vínculo a largo plazo.
- Ahora lo malo: la idea de dormir separados puede generar dudas o inseguridades acerca de las intenciones del otro, si es que ambos no están totalmente en la misma sintonía. Además, se puede perder algo de espontaneidad en el sexo, ya que es más difícil que "se dé" estando separados.
- Pero: sin embargo, ¿quién dijo que solo se puede tener sexo en la cama y a la noche? Dormir separados, para algunas parejas, puede ser un despertar creativo en su sexualidad: desde mandarse mensajes hot hasta que uno no aguanta más y se cambia de cuarto hasta aprovechar otros espacios y momentos para disfrutar: todo depende de las ganas y comunicación de la pareja.
No hay una sola manera
Si la idea de dormir separados te da curiosidad o creés que podría beneficiar a tu pareja de alguna forma, acordate de que no hay reglas. Podés:
- Dormir en camas separadas, pero en el mismo cuarto.
- Dormir juntos el finde y separados entre semana.
- Empezar durmiendo cada uno en su cuarto alguna vez por semana, a ver cómo se sienten.
- Ajustar según vayan viendo.
Eso sí: tengan en cuenta que el diálogo es fundamental para que este acuerdo sea efectivo. No dejen de charlar sobre cualquier incomodidad que pueda surgir ni tengan miedo de volver atrás si no resultó como esperaban. De cualquier manera, es una buena oportunidad de seguir conociéndose y aprendiendo sobre la mejor forma de estar juntos.
La clave es, simplemente, escuchar lo que ustedes necesitan y animarse a probar, dejando de lado la vieja noción de que para tener un vínculo feliz hay que dormir juntos sí o sí. Cada pareja es un universo, y el tuyo tiene que ser como vos lo quieras construir... Y si descansás bien, mejor. •
¿Qué te pasó a vos?
- Clara, 25 años, maestra. "Empezamos a dormir separados, en principio, porque él veía televisión de noche y a mí me molestaba. Fue paulatino: empezamos pasando la tele al escritorio y después pusimos una cama para que no durmiera en el sillón. Poco a poco se nos hizo rutina: comemos en el comedor o en bandeja juntos, miramos alguna peli en mi cama antes de dormir y, a eso de las 12, a mí se me cierran los ojos y él se va a su cuarto. Nos funciona bien".
- Marcela, 45 años, contadora. "Cuando hace años les contamos a algunos amigos que dormíamos en camas separadas, sentíamos que nos miraban con cara de pena... Como si algo en nuestro matrimonio se hubiera roto. La verdad es que muchos de esos amigos hoy ya no están juntos y nosotros no solo estamos bien, sino que creo que cada vez estamos mejor. Tener cada uno su cuarto nos permite sentirnos independientes y nos da más ganas de estar juntos".
- Susana, 37 años, periodista. "No compartimos el cuarto ni el baño. Esto nos permite tener los ambientes como nos gusta, con desorden o sin desorden, y no pelearnos. Además, él ronca muy fuerte y yo usé durante años tapones para los oídos, y ya estaba cansada. En cuanto al sexo, creo que la frecuencia sigue igual. Es más: no estar todo el tiempo ahí al lado hace que las cosas se vuelvan más calientes".
Expertos consultados. Lics. Mercedes Suárez y Federico Rinaldi. Psicólogos y sexólogos.
Make up de Josefina Mercau. Agradecemos a Caro Cuore, Hotel Meliá Recoleta y F + F Comunicación por su colaboración en esta nota.
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