Doble vida
¡Sofi!
Ante todo, quiero decirte que estoy muy orgullosa de tu trabajo en Sudáfrica. La preservación de los animales y la lucha por frenar la crueldad, son causas muy nobles. Espero que muchas personas hayan leído tu post; siempre es bueno poder aprender un poco más acerca de lo que pasa en nuestra Tierra, tomar conciencia para mejorarnos y mejorar.
Imagino lo que contás, imagino a esos cazadores furtivos (poachers), cortando los cuernos de los rino, dejándolos morir desangrados, y siento indignación por nuestra esencia humana. Por cierta esencia humana.
Veo a esos cazadores respondiendo intereses ajenos. Imagino a esos seres humanos siguiendo un sistema para llevar pan a la mesa. Pan ensagrentado. Pan corrompido. Pan desalmado.
Mientras vos hablas de esa mezcla entre el altruismo y el interés monetario desde esa selva, verdadera selva, acá en Buenos Aires - selva fragmentada -, se padece la misma enfermedad: la hipocresía.
Ahora es momento ideal para este tema. Bowie, en Laberinto, era un magnífico creador de falsas realidades con su pequeña bola de cristal:
Mi trabajo no está ajeno a todo esto. A veces estoy sumergida entre libros, preparando las evaluaciones editoriales, haciendo lo que amo y sintiendo que le soy fiel a mis ideales. Pero este trabajo, como muchos, requiere de una doble vida.
Así es como otras veces tengo que asistir a eventos de todo tipo, tal como sucedió el martes pasado, que me invitaron a un almuerzo para hacer "Networking" en un hotel muy elegante.
El organizador reúne varias veces por mes a referentes de diversas empresas para que se presenten entre sí y comiencen potenciales negocios.
Lo primero que me llamó la atención fue que entre los señores empresarios yo era la única mujer, algo que los once hombres de traje notaron también, claro.
A la hora, después de una copa de vino tinto, todos nos olvidamos de esa desigualdad y la "hombría" emergió en todo su esplendor. Es que uno de los presentes había sido Gerente de Marketing de Playboy TV, imaginate.
Pero el baile de máscaras todavía no había comenzado realmente.
"Yo me dedico a hacer lobby. A conectar mis buenos contactos con otros contactos clave.", dijo el anfitrión. "Un momento clave en este trabajo, son los eventos. Hay algo que aprendí hace años y nunca lo dejé de aplicar. A los cocktail hay que ir acompañado por una mujer. Si sos soltero, yo te consigo una. La clave es no ir sólo, porque si no, el hombre va directo a venderse y en un evento social empresarial lo inteligente no es ir al acecho furtivo. Por eso es clave que vayan las mujeres."
A medida que escuchaba sus palabras, sentía que me daba náuseas. ¿Esto es el mundo de los negocios? ¿Así piensan los hombres todavía? ¿El mundo de los empresarios es tan House of Cards? ¿La mujer es como una pieza de ajedrez?
Él seguía: "Como decía, hace años aprendí una lección: fui a un cocktail con mi segunda mujer, que tenía 35 por aquellos años. Ella físicamente es una mujer normal. Ese día todos los hombres rondábamos los 50 y sus mujeres también. Al finalizar la noche mi mujer me dice: nunca más me dejes salir vestida así, con pollera tan corta, a un evento semejante. Al preguntarle el motivo me contestó: todas las esposas me miraban con odio y pensaban que estaban mirando su futuro, que ellas también iban a ser reemplazadas por mujeres más jóvenes pronto. Por lo tanto hoy en sus casas no habrá ideas de negocios, habrá peleas conyugales. De ahora en más, me voy a envejecer diez años para todos los eventos." Y así lo hizo su mujer, concluyó el anfitrión.
Pero esto no queda acá.
El anfitrión contó que tiene un cliente joven, muy rico y muy mujeriego (¿Bruce Wayne?), y que lo obliga siempre a ir con una pareja que él le gestiona. "La clave es que no sea muy atractiva, que no llame mucho la atención, pero que te prevenga de estar sólo e ir a la carga a conquistar en todo sentido."
Más náuseas.
Todos los hombres estaban encantados con las técnicas. Pero ahí estaba yo, una mujer entre ellos. Me conocés, no me puedo callar. En tono jocoso dije:
"Ah...... tu trabajo es enseñar a ser hipócrita." Al decirlo como humorada todos se rieron. Pero yo no había terminado.
"¿Y qué pasa si la verdadera mujer de un empresario está realmente buena? ¿Es realmente atractiva?"
Su sentencia fue: "Debe hacer un esfuerzo por no llamar la atención. Sino mejor ir con una amiga o algo así."
Sin palabras. El mundo es un baile de máscaras. A mí me indigna, ¿vos qué opinas?
Encima yo estaba ahí.
Doble vida.
¡Te quiero!
Cari
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