Después de separarse de sus parejas heterosexuales, se conocieron y el flechazo fue instantáneo: “Dejamos de vivir para los demás”
Te contamos la historia de Nathalia y Noelia quienes se conocieron después de separarse de sus parejas heterosexuales y volvieron a apostar en el amor
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No es fácil contar la historia de Nathalia y Noelia. Podría decirse que hasta los treinta y algo eran heterosexuales y que después comenzaron a probar otras cosas. Podría decirse que hoy son una pareja lesbiana, aunque como no dejaron de gustarles los hombres, podría considerárselas bisexuales. Pero el mensaje de Nathalia y Noelia pretende combatir, precisamente, las etiquetas. El mensaje que ellas quieren dar es que lo más importante es dejar de pensar en que las cosas son de una manera, y que nos permitamos ser y dejar ser. Tan simple como eso.
La idea de salirse de los preconceptos no es casual, y así lo cuentan ellas: su belleza “hegemónica” deja perplejo al entorno, que no les cree cuando le cuentan que son pareja. Cuando salen de noche a un bar y muchos hombres se les acercan, creen que es una estrategia fácil de comunicar una negativa irrebatible. Y ellas se ríen de eso, pero también reflexionan sobre el riesgo de atarse a lo que los demás creen que uno debería ser.
Es que si bien hacen mucho hincapié en la importancia de darle rienda libre al propio deseo (“Para vivir para los demás, quedate en tu casa, si uno vive, es para poder ser”, analiza Noelia), también cuentan que no les fue fácil atravesar el proceso de reconocer que les pasaba algo más: no solamente una curiosidad sexual, no solamente el deseo de cumplir fantasías una vez separadas, sino otra cosa. A ellas, que tenían hijos, que habían estado casadas con varones, que eran consideradas según las palabras que escuchan una y otra vez “hiper femeninas”, y que habían sido consideradas (por ellas mismas y por el entorno) toda su vida heterosexuales.
Romper con lo que se esperaba de ellas y vivir su propia verdad
¿Cómo salirse del corset de lo que se esperaba de ellas? ¿Cómo compatibilizar la inminencia de un nuevo descubrimiento con la responsabilidad de brindar un mensaje sólido a su entorno, sobre todo a sus hijos? ¿Cómo lidiar con el qué dirán, de la familia, de los amigos, de los ex, de las mamis del cole? Ambas reflexionan y la respuesta, una vez más, viene de la mano de un concepto por fuera de las etiquetas y los formatos.
Sí, ambas tuvieron trabas a la hora de plantearse estar en pareja con una mujer. Ambas tuvieron miedo de cómo lo recibiría tanto el entorno de sus hijos como el propio. Pero también coinciden en algo: el amor que sintieron una por la otra fue tal, que la supuesta fuerza que debían juntar para comunicarlo al mundo provenía del vínculo mismo: estaban tan felices de estar juntas, que querían gritarlo a los cuatro vientos.
“Luego de separada de mi ex, el padre de mi hijo, tuve una pareja mujer, pero no se lo conté casi a nadie y a todos lados iba sola. Pero cuando la conozco a Noe, me doy cuenta de que me importó todo muy poco, me faltaba una pancarta para comunicarlo, yo con ella me muestro orgullosa. Y hoy me doy cuenta de que no iba de la mano del género, en ese momento estaba con un rollo terrible porque claramente no era la persona adecuada”, recuerda Nathalia, respecto a esa primera mujer con la que tuvo una breve relación.
Juntas y con proyectos compartidos
Es que la potencia de este vínculo que comenzó hace alrededor de un año y medio, está a la vista: no solo en @Noe_naths (la cuenta de Instagram que abrieron para fomentar el amor sin formatos, y desde la cual acompañan a muchísimas personas que no se animan a cambiar su modo de vida), sino también por la velocidad en la que se dieron un sinfín de pasos: una convivencia a poco más de un mes de conocerse, el ensamble de una familia que hoy tiene dos hijos, dos mamás y un perro, y un recientemente inaugurado local de café y comida al lado de su casa, @SeverinaSabores, que ellas consideran la hija que no tuvieron.
“No pensamos mucho, vamos para adelante”, confiesan. Así fueron las cosas desde el principio: Nathalia un poco más dudosa en los inicios y Noela avanzando firme. Es que la conexión y la complicidad de la que hablan se palpita de solo verlas interactuar. “Yo no encontraba la persona adecuada, no importa si hombre o mujer, creía que era hombre pero porque no me lo cuestionaba, era lo que se esperaba de mí; pero cuando me enamoré de verdad, me di cuenta que el vínculo que tenemos con Noe es lo que busqué toda mi vida: como compañera, como cómplice, siempre tuve el ideal de una relación así y me terminaba resignando, me decía ´bueno son cosas mías, el amor no es eso´, y la verdad es que en ella encontré lo que busqué siempre”, cuenta Nathalia. Agregan: “Nosotras estamos creciendo mucho la una con la otra, a nivel personal, profesional, familiar desde el lado de la maternidad, nos potenciamos y crecemos juntas todos los días. Tenemos la capacidad de mostrarle a la otra lo que no ve”, coinciden.
La necesidad de desterrar estereotipos
La insistencia en desterrar estereotipos se justifica por si misma: nada de todo lo que son hoy hubiera ocurrido si hubiesen hecho todo lo que se esperaba de ellas, sin escuchar deseos que aparecían: “Ojalá todo esto se modifique, nosotras todo el tiempo, desde la cuenta y con nuestra historia, tratamos de visibilizar que no hay un formato, que no hay un estereotipo, que no hay un momento dado. La decisión de ser quien quieras ser no tiene que ser a los 10 años, a los 15, después de separada, ni a los 40. Nos escribe gente que se dio cuenta después de los 60, o gente que se lamenta y nos dice ´se me fue la vida´”, analizan.
Es que la mirada ajena puede no solo influenciar sino directamente coartar. “La crítica del otro hace que uno deje de ser, y en esta vida estamos para ser, sino quedate en tu casa y no vivas directamente. El riesgo es que termines viviendo para el otro, y no tu vida”, reflexionan. “Yo lo único que se es que soy la mamá de Santiago, después no me pongo la etiqueta de nada, porque no se qué va a ser de mi vida, la etiqueta limita mucho la persona, desde el momento que te dicen ´vos sos esto´ me estás limitando respecto a todo lo que yo quiera ser”, enfatiza Noelia y rememora: “A mi cuando me pasó esto, me pregunté ´cómo hago para permitirme vivenciarlo´, pero no le pedí permiso a nadie, me planteé dejarme probar para ver qué me pasaba. Ahora si vienen y me dicen ´no, porque si vos sos tan femenina no podes´ o viene otro y me dice ´te casaste y no podes´, o ´tenes un hijo y no podes´; mi mensaje es precisamente el contrario: permitite ser cuando quieras y como quieras”.
Si bien no encasillarse bajo ningún rótulo es algo en lo que insisten, también les de gracia. “Qué se yo, somos un bicho raro”, se ríen. “Yo hice un click y me enamoré de ella, pero podría haber sido un hombre. El tema es permitirse sentir y que sea un amor sano, honesto, sin violencia”. Genuino.
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