Después de que un compañero de trabajo se suicidó, creó Hippie con OSDE y se viralizó: ¿quién es Ignacio De Asúa?
Empezó una cuenta de Instagram para alejarse del estrés de su trabajo, pero creció más de lo que esperaba
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Hay personas que desde chicas tienen una vocación marcada. Ignacia De Asúa es una de ellas. En la primaria tenía un fibrón rojo con el que dibujaba puntitos en la piel de sus compañeros, les decía a los padres que había un brote de varicela y se ofrecía a curarlos. También operaba muñecos y leía manuales de medicina. En el secundario soñaba con ser como George Clooney en E.R emergencias. ”Mi papá era pediatra, entonces siempre estuve rodeado de sus libros e historias. La medicina fue la vocación más clara”, cuenta.
También fue por el trabajo de su padre que empezó a recorrer el mundo. Vivieron en Estados Unidos, Alemania, Inglaterra. Luego volvió a Argentina, estudió Medicina e hizo su primera residencia. Pero Ignacio quería continuar su aprendizaje en el exterior. Se mudó a Oxford para hacer una especialización en Terapia Intensiva. “Siempre quise explorar otro sistema de salud, poder viajar. Fue importante ver que mis viejos se desplazaban por trabajo y que era un estilo de vida posible”, confiesa.
Burnout
La Terapia Intensiva (también llamada “atención crítica”) es la atención médica para personas que tienen lesiones y enfermedades que pueden ser mortales. En la unidad de cuidados intensivos (UCI) la atención es las 24 horas. En Oxford, Ignacio hacía guardia de lunes a domingo. En 2015 comenzó a trabajar en el helicóptero ambulancia de Londres. Tuvo que abrirle el tórax a un paciente y tapar un agujero de bala en el corazón con el dedo. Por esas fechas también, un compañero de la residencia no aguantó la presión y se suicidó. Ignacio empezó a sentir ansiedad, angustia, insomnio e irritabilidad. Todos síntomas de burnout. “Estaba muy quemado, mucho paciente grave, mucha muerte. Ahí encontré la fotografía. Me anoté en un curso y después completé el recorrido de la escuela de fotografía”, relata.
Fue en la búsqueda de sus fotógrafos favoritos que se abrió una cuenta de Instagram a la que bautizó “Un hippie con OSDE”, como una broma, y en la que empezó a subir sus propias fotos. Al año, ya había superado los cincuenta mil seguidores. Debido a su vocación de servicio, empezó a dar información de viajes. Mientras, seguía trabajando como médico en distintos puntos del globo. Antes de volver a la Argentina estuvo en Birmingham, una de las zonas más violentas de Inglaterra, donde atendía refugiados. “Trabajé en el Centro Agudo de Urgencias, donde la gran mayoría de los pacientes eran extranjeros y veíamos todo tipo de patología. Me interesaba el aspecto médico, pero también el desafío. Muchas veces ni el paciente ni la familia hablaban inglés. Teníamos que usar el traductor de Google en 10 idiomas y ver cuál señalaba”, recuerda.
Ser médico en pandemia
Ignacio volvió a la Argentina para tener a su hijo. Unos días antes de que naciera, estalló la pandemia. En plena cuarentena y con un bebé recién nacido, Ignacio trabajaba a destajo, recorría las guardias y las UTI de pacientes con covid. “No sabíamos qué iba a pasar. Si se iba a superar o si era el fin de mundo, si iba a haber vacunas o no. Fue un riesgo trabajar en terapia, porque uno no sabía con qué estaba lidiando. Fui de los primeros quinientos voluntarios en el país en vacunarse con Sputnik”, afirma.
Con la pandemia los viajes pararon, pero el terapista se dio cuenta de que había mucha angustia y desinformación en relación al COVID, por lo que empezó a hacer posteos sobre temas médicos. “La gente no sabía que era médico. El trabajo empezó a consumir mi tiempo y dejé la cámara y los viajes. Empecé a mostrar un poco de mi día a día”, explica. De “Un hippie con OSDE” pasó a “Doctor Grammer” y siguió sumando fans.
Pero la misión de su cuenta no se quedó en transmitir contenido médico de calidad, sino que armó una plataforma digital que conecta médicos con pacientes. “Un día estaba en post guardia quemado y comenté que deberíamos hacer un sistema para liberar a los médicos de las obras sociales y mejorar la atención. Al día siguiente tenía un montón de mensajes. No fue un tema de marketing, fue una construcción espontánea y un desarrollo social de la comunidad”, asegura.
Volver a emigrar
Hoy, con el Instagram 100% enfocado a salud, este médico, influencer y emprendedor además brinda cursos gratis de RCP dos veces por año de forma virtual. “Más de cien mil personas fueron entrenadas por vivos de Instagram. Ya es algo que quedó como una actividad de base de la cuenta”, señala desde Santiago de Chile, su nuevo hogar. “Chile es muy interesante médicamente y me ofrecieron muy buena remuneración, así que decidimos venir para acá. Estamos fascinados y ya aplicamos para la visa permanente”, confiesa. Si bien ya no tiene tiempo para hacer fotos, su cable a tierra es ir a la plaza con su hijo, que, según cuenta, ya está mostrando interés en el estetoscopio.
“Yo creo que se están borrando los límites entre la red social y la red asistencial. Ese es mi objetivo final. Quiero que @doctorgrammer sea una comunidad de salud donde la gente encuentre información, foros de pacientes, experiencias, orientación. Pero lo principal es que encuentren información clara, segura y de calidad, que les sirva para seguir su búsqueda”, concluye.
Cerrar una nueva etapa
Si bien su objetivo era que doctorgrammer fuera una comunidad de salud, diversas experiencias negativas y el estrés y el vínculo tóxico que le generaban las redes lo llevaron a cerrar la cuenta. “Gracias por el apoyo y el acompañamiento. Los voy a extrañar”, declara en su último posteo. Por el momento, Ignacio continuará su labor asistencial en la clínica, lejos de Instagram.
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