Después de adoptarla, el veterinario les confirmó que estaba enferma y durante dos semanas luchó por su vida. “Nori nos dio una noción de familia”
El amor es la forma más genuina de comunicarnos con nuestras mascotas y es sumamente eficaz para lograr una convivencia armónica y responsable
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Hoy, 20 de febrero, se conmemora el Día Mundial de Amar a tu Mascota, una fecha especial para celebrar este sentimiento que va más allá de las relaciones románticas y que compartimos todas las especies que habitamos este planeta y fomentar la tenencia responsable porque el amor tiene sus vericuetos y requiere atención a diario y cuidados.
Nori llegó a la vida de Flor en el 2021 pero la idea de abrirse al amor de un perro estaba latente en ella y en su marido desde mucho antes. “Adoptar es una decisión grande. Hacía 3 años que queríamos adoptar un perrito y no terminábamos de entender si estábamos listos para dar ese paso”, nos contó. “En marzo de 2021, acompañé a mi amiga Sole Simond a rescatar un cachorrito para su hermana y me dijo ‘Che, ¿no te querés llevar uno?’. Yo que venía con esta idea dando vueltas empecé a jugar con una perrita que se me había acercado y la filmé; pero en ese momento le dije que no, que tenía que consultarlo con El Chino, mi marido. Cuando llego a casa le consulto y él me dice ‘Bueno dale ¡Vamos!’ y ahí Sole me ofrece traérmelo a casa. ‘¿Cuál agarro cualquiera?’, me preguntó y yo le dije ‘Mirá yo grabé este video, si puede ser ésta que se me acercó genial”, continuó su relato Flor.
Ni bien le dieron la bienvenida les cayó la ficha de que ahora tenían un ser vivo a su cargo. “La primera vez que la vimos fue ternura absoluta pero también un shock porque estaba muy miedosa, caiducha y toda vomitada (al igual que el auto de Sole). Lejos de ser idílico fue ‘Bueno, ¿Y ahora qué hacemos?”, explicó Bermúdez.
Los vericuetos continuaron durante el segundo día: “Nori dejó de comer y de tomar agua y todo lo vomitaba, no paraba. Ahí nos dimos cuenta que algo estaba mal. Caímos en una veterinaria de barrio que no nos supo guiar en esta solución y dejamos pasar un día más con lo vital que son esas horas en una enfermedad de estas características como la que tuvo ella. A las 3 de la mañana fuimos a otra veterinaria que tenía internación y ahí nos dicen que lo más probable es que tenga parvovirus y que había que hacer una serie de test”, contó. Costó $50.000 pesos pero pudieron llegar a un diagnóstico certero: parvovirus y ehrlichia (una enfermedad en la sangre que trasmiten las garrapatas).
Esa misma madrugada Nori quedó internada y fueron dos semanas de lucha. “En ese momento fue una angustia enorme por un ser que no conocíamos…aunque ya habíamos desarrollado una noción de responsabilidad muy profunda porque era un cachorrito indefenso, de un mes de vida, que estaba a nuestro cargo y que era probable que se muriera según nos dijeron. Bastante traumático” se sinceró Flor.
Como cuando uno tiene a un familiar internado Flor y El Chino la visitaron todos los días, le llevaban pollo y la acompañaban en su recuperación. Además tuvieron que buscar donantes de sangre para las transfusiones que recibió Nori. “Es lo impredecible del amor. Me había encariñado y estaba sufriendo por un perro que había conocido hacía dos días. Me di cuenta que abrirse al amor tiene esos vericuetos…que a veces sale todo idílicamente y a veces no y hay que salir a resolver”, agregó.
Ahora Nori está por cumplir un año y ya se volvió parte de la familia sin embargo establecer un vínculo sano humano-animal (no especista) y lograr una convivencia armónica es algo que aprendió con el correr de los días y la experiencia. “Uno a veces tiende a humanizar al perro y tratar de vincularse de la misma forma que con un ser humano y no funciona”, puntualizó Bermúdez y contó que Nori siendo perro y Flor siendo humana establecieron un nuevo código basado en el amor en el que ella puede darle indicaciones y que Nori le responda.
Su cotidianidad también cambió completamente. “Te obliga a ponerte un poquito en segundo plano en pos de hacerte cargo de otro ser vivo. Desde irte de vacaciones hasta planificar su comida, sacarla dos veces al día y pasar más tiempo en la plaza que en el sillón”. Pero la gratitud infinita y el amor desinteresado que está en los lengüetazos, en los juegos, en las nuevas rutinas “es lo máximo”.
Por último Flor Bermúdez recomendó a quienes quiera adoptar un callejero por primera vez que se contacten con algún refugio para recibir “contención y asesoramiento”. “Seguramente van a poder darle más herramientas y armar una estructura un poco más segura para encarar este proceso y que no pasen lo que nos pasó a nosotros”.
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