Depresión: herramientas para detectarla y acompañar a quien la padece
Según la OMS, esta afección impacta en más de 300 millones de personas en el mundo; en el Mes de la Concientización sobre Salud Mental, planteamos algunas estrategias para abordar esta patología
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Seguro que en estos dos últimos años leíste, escuchaste o viste distintas noticias sobre la depresión. También probablemente hayas tenido casos cercanos de personas con este problema de salud mental en tu ámbito laboral, familiar o en el grupo de amistades. No es casual: durante los últimos años, tiempo de pandemia por Covid, trabajadoras y trabajadores de la salud dan cuenta de que se incrementaron las consultas de atención tanto en el sistema público como en las obras sociales y prepagas por cuadros de depresión.
En octubre pasado la revista de investigación científica The Lancet fue una de las primeras en publicar un estudio global sobre el impacto de la pandemia en la salud mental: dio cuenta de un aumento del 28% en trastornos de depresión mayor, según la categorización del Manual Estadístico de Trastornos Mentales (DSM, por sus siglas en inglés). Las mujeres se vieron más afectadas que los hombres.
¿Qué es la depresión? El doctor en Psicología Flavio Calvo define: “La depresión es un trastorno emocional que produce un sentimiento de tristeza constante y una pérdida de interés en realizar distintas actividades”. Agrega que muchas personas confunden tristeza con depresión. “La tristeza es una emoción funcional, que sirve para expresar nuestros duelos, mientras que en la depresión esa tristeza se vuelve crónica y desadaptativa”.
La depresión no tiene sólo una forma de manifestarse: es un trastorno que, a pesar de ser alarmante, muchas veces puede pasar desapercibido.
La psicóloga Yohanna Cardoso Marino plantea que, sin dudas, el de la depresión es un tema más frecuente de lo que se creía. Expresa que en los espacios terapéuticos al hablar de depresión algunos de los síntomas aparentes, que pueden darse o no de forma combinada, están asociados a sentimientos de tristeza sostenida en el tiempo, apatía o pérdida de interés por actividades que se llevaban a cabo cotidianamente, trastornos del sueño, ansiedad, irritabilidad, distancia de los vínculos sociales, entre los principales.
Aclara que, si bien estas sintomatologías no poseen “distinción de género”, no todos lo vivencian de la misma forma. “Actualmente se ve una preponderancia de mujeres que asisten a consultas con preocupaciones de la vida cotidiana como la desocupación, la precarización laboral, o la sobrecarga de tareas de cuidados como el trabajo doméstico no remunerado, la falta de espacios de recreación y ocio. Todo esto impacta también en la salud mental”, precisa. Dentro de las desigualdades sociales que profundizó la pandemia, las más perjudicadas fueron las mujeres.
Según la experta, “estos elementos ayudan a dar cuenta de que la depresión, así como la ansiedad, el estrés o burnout no se reducen solo a una “predisposición” individual de enfermar, sino también al entrecruzamiento de las problemáticas sociales que afectan a grandes sectores de la población. A su vez, permite dimensionar la necesidad de diversas herramientas de acompañamiento y tratamiento”.
Calvo, docente y tallerista en psicología, considera relevante traer al psiquiatra y psicólogo Aaron T. Beck quien, desde los comienzos de la terapia cognitiva, estudió profundamente la depresión y al explicarla desarrolló lo que llamó “tríada cognitiva de la depresión”. Dicha tríada consiste en tres elementos que se encuentran presentes en la manera de pensar de una persona que sufre depresión: ve de modo negativo el contexto que lo rodea, se ven de modo negativo a sí mismos, ve de forma negativa el futuro.
Depresión: acompañar sin estigmatizaciones
Yohia Cardoso Marino manifiesta que es necesario replantearnos aquellos viejos discursos que estigmatizan las problemáticas de salud mental. “Las personas con padecimiento mental no son violentas ni peligrosas, la depresión es un problema frecuente y sus síntomas no suelen ser permanentes si se posibilita a la persona acceder al tratamiento adecuado. El encierro en hospitales monovalentes no es ni la única forma de intervención ni la mejor”.
Señala que “si identificás que alguien de tu entorno puede estar transitando algún o algunos de estos síntomas, o un cuadro depresivo, la predisposición a una escucha y acompañamiento empáticos, sin estigmatizar o invisibilizar la vivencia personal resultan fundamentales, así como la necesidad de fortalecer lazos que se construyan sobre las necesidades de acompañamiento que requiera cada persona en particular, brindando, en caso de que se requiera, la posibilidad de consultar con los servicios especializados que se encuentran vigentes desde la Dirección Nacional de Salud Mental y Adicciones”.
Y aclara que es necesario comprender que cada persona puede transitar esta enfermedad de diferente forma. Esto ayuda a evitar la frustración o sentimientos de impotencia de quienes están cerca.
Calvo coincide en que para quienes acompañan a una persona que está sufriendo de depresión muchas veces se hace duro el proceso, tal vez porque se esperan resultados rápidos a la hora de que la persona cambie su estado de ánimo y ante esta desesperación se dicen frases como: “Mirá el lado positivo”, “La vida tiene un montón de cosas hermosas para disfrutar”, etc. Según considera, estas frases se convierten en un estigma para la persona que sufre de este malestar, ya que ella no tiene el poder de decisión para ver lo positivo o negativo de una situación. “Muchas veces las depresiones no están relacionadas con motivos externos, sino más bien con cuestiones orgánicas (hormonas, neurotransmisores)”, ejemplifica.
Por este motivo agrega que cuando se acompaña a una persona con depresión, más que buscar palabras positivas, y atormentar con consejos que muchas veces no puede llevar a cabo, es importante estar presente, decirle que tal vez no se entiende lo que está viviendo, pero que se le va a brindar acompañamiento incondicional, destacar el afecto que se le tiene y el deseo de estar junto a él o ella a pesar de la situación.
Otro factor a tener en cuenta a la hora de acompañar a personas con este trastorno es el de no tomar decisiones por él o ella. “Muchas veces al ver que la persona no actúa surge el impulso de decidir en su lugar. Esto puede hacer que esas personas se sientan anuladas, y que su depresión se intensifique. Quien está junto a una persona que sufre de este mal conviene que esté preparado para desarrollar su paciencia y tolerancia hacia la persona depresiva”, apunta.
En ese proceso de acompañamiento es importante que se pueda tomar un tiempo personal. “El estado de ánimo negativo muchas veces se contagia, por lo que es necesario tener un espacio para disfrutar de aquellas actividades preferidas y evitar por un momento situaciones que sean negativas”, propone Calvo. “Aunque esto pueda dejar una sensación de culpa y de que se abandona a la persona asistida es necesario tener fortaleza personal, en primer lugar, para que se pueda acompañar a otro”.
Datos clave sobre la depresión
¿Cómo detectarla?
La licenciada en Psicología Carolina Collia, CEO & Founder de la plataforma online Talkit, puntualiza aspectos centrales a tomar en cuenta cuando hablamos de depresión.
La persona con depresión se caracteriza por algunos de estos síntomas:
- Bajo estado del ánimo
- Sentimientos de tristeza que persisten
- Alteraciones del comportamiento
- Alteraciones en los pensamientos
- Irritabilidad
- Sentimientos de culpa
- Pérdida de confianza en uno mismo y en los demás.
- Disminución de concentración
- Pérdida de memoria
- Trastornos del sueño
- Pérdida de apetito y de la libido
¿Cómo ayudar a alguien con depresión?
- Principalmente acompañar a la persona con empatía y paciencia, ya que suele ser una patología que presenta resistencias. La persona puede asegurar que no es tan grave y naturalizar los síntomas.
- Los tratamientos con psicofármacos y un buen tratamiento de psicoterapia suelen dar alivio al que padece dichos síntomas, y hasta lograr una cura.
- Luego de superado este período es conveniente que la persona continúe sostenida por un tratamiento psicoterapéutico para evitar posibles recaídas.
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