Del ego y otros demonios
Hola Juan,
Intenso tu último post. Me sentí identificada. Yo también tuve que dejar de lado algunas actividades en este último tiempo. Hoy me doy cuenta de que es importante no saturarme de trabajo para descansar mi cuerpo y mi mente; pero por sobre todo para no evadir, no disimular de la mano de una agenda completa, mis emociones y necesidades más profundas.
Antes de sentarme a escribir, mientras caminaba hacia lo de mi hermana, pude notar que el día estaba hermoso. Un día frío y totalmente diáfano, al menos a esa hora. Con un azul del cielo tan profundo, que no puedo evitar preguntarme el por qué de la vida, el cómo de la naturaleza, el origen de cosas. Eso es lo que me inspira la ciudad azul en su claridad encandiladora.
Aparte de un cielo precioso, en la vereda había un manto de hojas rojizas. Me pareció un cuadro tan lindo, que paré a fotografiarlo. Pero en un instante, en tan sólo un abrir y cerrar de ojos, lo bello se transformó para dejar paso a lo vergonzoso. Un hombre bajó la velocidad de su auto alta gama, se asomó por la ventanilla y tiró su vasito de telgopor al cordón, con un resto de café volando por los aires. Pude ver la situación como si fuera en cámara lenta. Así, de un plumazo, la humanidad.
¿Por qué? No entiendo por qué somos como somos. ¿Es nuestro ego tan grande, que creemos que podemos llevarnos al mundo, a nuestra Tierra, al prójimo por delante? O más bien, ¿es nuestra autoestima tan baja que creemos que somos basura? Porque supongo que si tratamos a la Tierra como un gigante tacho de basura y, dado que nosotros vivimos dentro de ese "tacho", entonces también nos estamos considerando suciedad.
Supongo que la sensación de dominio, el ego sobredimensionado, son un espejo de nuestras inseguridades. Creo que el ego nos juega una mala pasada a todos en algún momento u otro. A veces se manifiesta atropellando al entorno con una actitud de "qué me importa, yo hago lo que quiero", otras a través de la soberbia y muchas otras a través de la autoestima.
Musicalizo lo que sigue con este tema:
Me acuerdo contarle a una amiga sobre un chico con el que recién empezaba a salir. "¿Por qué no llama?" "¿Por qué si le hablo dulce contesta tan frío"?, eran algunos de los interrogantes de la charla. Me pasaba lo que supongo que nos pasó a muchos unas cuantas veces: no conocía al otro tanto todavía, desde ya que no estaba enamorada, pero esa indiferencia me afectaba profundamente porque, ¿acaso no soy inolvidable? ¿Acaso no valgo lo suficiente como para que salte de la alegría ante un mensaje mío? ¿Acaso no tengo ESE factor necesario que genera que quieran llamarme en seguida? Ahhhh, en esas situaciones nos invade un mundo de dudas, un universo de inseguridades.
"Pero si ni te gusta tanto." "Ya sé, pero podría llamar igual."
Otras variantes del ego, ¿no?
Las redes sociales creo que también son un enorme semillero. Y no lo digo sólo en el sentido de mostrar lo que comimos, los buenos momentos que pasamos, a quién amamos y lo bien que nos vemos.
No, también pareciera que hay una necesidad, casi una moda, de mostrarnos superiores y superados. Así es como en las redes sociales encontramos oleadas, maremotos de carteles con frases en primera persona o en infinitivo, sobre como supuestamente SOY YO en la vida.
Muchas veces, cuando veo esas líneas, siento que las personas al compartirlas en su muro realmente creen que SON y se manejan siempre así (y quieren mostrarlo).
Por ejemplo, una que leí el otro día decía: "No tengo paciencia para el cinismo, críticas en exceso y exigencias de cualquier naturaleza. Perdí la voluntad de agradar a quien no agrado, de amar a quien no me ama. (etc.)"
Otra: "Me gusta la gente que vibra, que no hay que empujarla (y sigue)."
Una más que me crucé la semana pasada: "Cosas que me enojan: que me contesten con silencios, que se crean superiores, que no digan las cosas de frente, el engaño (y así, todo con dibujito de Mafalda)".
¿Tengo que entonces creer que quien publica nunca fue cínico, nunca engañó y siempre fue de frente?
No puedo evitar percibir un extraño sentimiento de superioridad inconsciente cuando publicamos masivamente este tipo de cosas, como de no reconocimiento de nuestros propios errores, manipulaciones y formas de vida.
En cada cartel compartido de "cómo hay que vivir" pareciera que decimos de alguna manera: yo sé mejor. Un tono superado; nuestro ego tomando protagonismo.
En fin, la realidad es que creo que no existe ser humano 100% sincero en todos sus manejos, y para mí hay que partir de esa mirada propia y ser menos tajante (y soberbio de alguna manera) con las sentencias.
A ver, está bien compartir un cartel como el que estoy viendo ahora mismo, uno que dice "digo lo que siento, no lo que suena lindo", pero a esa frase le falta algo: que tal vez eso es mentira y que a veces sí digo lo que suena lindo.
Y no siempre la culpa está en el otro; todos a veces caemos en la deshonestidad, a veces provocamos conflicto, nos sumimos en la indiferencia. A veces, sin querer, dañamos.
No siempre somos las personas superadas de los cartelitos y, a veces, el ego no nos deja ver.
Si todos fuéramos lo que pregonamos en nuestras vidas virtuales, supongo que viviríamos en un mundo que lo refleja y no sólo que lo publica, ¿no?
Ojalá vayamos por ese camino, el de ser más humildes. Sin alarde.
Beso,
Cari