Dejó su trabajo en Wall Street y, junto a su pareja, creó un emprendimiento de indumentaria para yoga: “Me di cuenta de que no tenía propósito y que todo era ambición”
Dejaron las finanzas y el diseño gráfico de lado, para armar un emprendimiento de ropa para yoga. Conocé su historia
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Durante dieciséis años, Leonardo Mustafá El Abed trabajó en finanzas. Trabajaba en J.P. Morgan en Nueva York cuando comenzó a practicar yoga por un dolor de espalda. “No lo pensaba como algo que me iba a despertar una práctica espiritual. Me metí poco a poco en ese mundo, hasta que me di cuenta de que no tenía propósito, ni pasión en mi vida profesional. Era todo ambición. Entonces, me pregunté en qué invertía mi tiempo y qué es lo que realmente me hacía feliz”, cuenta.
“Me di cuenta de que no tenía propósito, ni pasión en mi vida profesional. Era todo ambición. Entonces, me pregunté en qué invertía mi tiempo y qué es lo que realmente me hacía feliz” - Leonardo
También fue un dolor de espalda, por una hernia de disco posparto, lo que llevó a Mercedes Calo Stapich a conectarse con esta disciplina. Ella trabajaba como ilustradora freelance en varios proyectos y tenía un emprendimiento pequeño donde hacía objetos ilustrados. “Cuando conocí a Leo, él había arrancado con Lulea y estaba buscando una ilustradora para hacer el packaging y los primeros diseños de la marca. Empezamos a trabajar juntos y después unimos nuestras vidas”, cuenta.
En Mar del Plata, su ciudad natal, cocrearon Luleå Mindful, una marca de ropa para yoga, que –con los años- se convirtió en una gran comunidad con clases, cafetería veggie y cuatro locales.
Estar en la dirección incorrecta
Mientras Leonardo se movía entre pantallas, teléfonos e índices bursátiles, un día se encontró con el concepto de “metanoia”. En la psicología analítica de Carl Gustav Jung el término denota un proceso de reforma de la psique como un medio de autocuración. Tenía treinta y cinco, y esta idea terminó de confirmarle que estaba en la dirección incorrecta. Primero pensó en armar un estudio de yoga, pero vio que el impacto iba a ser limitado. Quería armar una empresa con propósito y que pudiera propagarse por todo el mundo.
Así nació Luleå Mindful, que busca despertar conciencia y generar el cambio de paradigma como humanidad, a través de la ropa para yoga. Consideran la indumentaria como una expresión de la identidad de las personas y por eso sus prendas son muy características. “En esta unión pudimos aportar -cada uno desde su experiencia y su formación profesional- lo que le hacía falta al otro. Yo tenía un emprendimiento artístico que tenía mucho del estilo, pero cero de modelo de negocios. A Leo le faltaba la parte más creativa. Incluimos estampas relacionadas con el universo yogui en las prendas y hoy es el diferencial de la marca”, señala Mercedes.
Unir la vida y el trabajo
Arrancaron en 2014 y durante casi dos años realizaron prototipos y muestras. Mientras daban los primeros pasos de Lulea, nació su hija Vera. “Trabajábamos medio día cada uno y en el tiempo que uno no trabajaba, estaba con Vera. Estuvimos dos meses así y nos dimos cuenta de que era imposible. No iba a funcionar, porque nos peleábamos al contar los minutos del trabajo y tiempo de cuidado, y no teníamos recursos para contratar a más personas”, recuerdan. Mercedes dejó su emprendimiento de objetos ilustrados y ambos se dedicaron 100% a Lulea.
Cinco años después, la empresa los encuentra muy bien parados. De cortar telas en la cocina de un departamento prestado pasaron a tener cuatro locales, cientos de instructores de yoga que venden sus prendas, y una “nave nodriza” en Mar del Plata que nuclea la tienda oficial, un estudio de vinyasa yoga y un café vegano. “Lulea tiene una comunidad real, que se identifica con la búsqueda de vida más sostenible”, asegura Mercedes.
Una marca con propósito
Desde el inicio, Leonardo tuvo en claro de que quería una marca con propósito. “Es parte del cambio personal que hice, de no querer dar el tiempo finito que tenemos y la energía a algo que no me apasione”, afirma. Por eso, son la única marca de indumentaria para yoga vegana del país y certificada como Empresa B: trabajan con talleres cooperativas, reciclan prendas viejas y donan los descartes de fabricación.
Pero no solo se centran en el impacto ambiental, económico y social, sino que buscan un cuarto efecto: el cambio de paradigma. “Somos parte de un todo, eso aplica a cada una de nuestras decisiones. Queremos ser genuinamente responsables, inspirar a otros y generar conciencia en los consumidores. Si todas las personas, a la hora de comprar, empiezan a pensar cómo fue hecho, quién lo hizo, en qué condiciones laborales, qué tipo de proceso, levantan la vara al resto de las marcas para impulsar un cambio”, agregan.
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