Decoración. La casa de ensueño de una médica y pastelera que ama el diseño
Belén Nallar es salteña. Llegó a Buenos Aires para estudiar medicina y, años después, se instaló en este depto en Palermo que hizo suyo. El aroma a budín recién horneado es constante porque, además, es pastelera.
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Llega a su casa y el ritmo baja. Porque sabe que ahí el tiempo es suyo, como el de esa infancia en Salta con siestas sobre el sillón al sol de la tarde y olorcito a budín recién horneado –que, hoy, también es sagrado–. Belén Nallar es médica cardióloga y pastelera, un mix que define su personalidad empática y detallista. A este depto se mudó hace tres años: pulió pisos, pintó paredes y se aventuró a reformar la cocina para abrirla al sector social. Y en el medio, ¡la agarró la pandemia! Pero hoy, su casa está divina, “aunque nunca lista para una geminiana, que se aburre rápido”, se ríe. Porque a Bel le encantan los cambios; no es extraño verla mover muebles de acá para allá, pintar o sumar objetos lindos que compra –generalmente– por Internet.
Como buena amante de la deco, pensó y armó cada rincón al detalle con muchos toques de color, pinceladas de arte de sus artistas favoritos y algunos muebles antiguos, que descubrió en casas de antigüedades. El living es su rincón de pausa, de siestitas por las tardes en el sillón y desayunos bien temprano, de a tres. “Mantita, libro y tecito, para ser feliz”, asegura Bel. Y siempre, con una velita encendida. Bel prepara dos cafecitos y se sienta a charlar –con esa linda tonada de raíces salteñas– en este living “vestido de fiesta”, como ella lo define.
La cocina, su lugar
La arquitecta Geraldine Misiuk, de Ziuk Studio, estuvo a cargo del proyecto de refacción, que fue un gran acierto. La obra contempló abrir la cocina al sector social con una barra que conecta y genera una linda vista, desde distintos puntos de la casa. Tiene detalles muy cancheros, como el piso de calcáreos, la bacha de terrazo negro, la grifería (Robinet) y la iluminación (Flos Market), que es muy protagonista en toda la casa. Hoy, es su espacio preferido y donde pasa muchas horas al día.
“Sus aromas –dice– me transportan a mi infancia, me abrazan, me reciben y me reúnen con la gente que amo de verdad”. Para ella, este rincón es un mate, un café sobre la barra, una torta de cumpleaños hecha por sus manos o una copa de vino sin prisa, mientras cocina; muchas veces, con su hijita, Emma, de tres años: “Son esos recuerdos que quiero que le queden grabados para siempre”, dice.
Comedor compartido
“La mesa, la comida, la reunión. Para mí, eso es todo”, cuenta Bel. Para este sector, eligió una mesa redonda de mármol de Carrara que hoy tiene “cicatrices de la vida”, dice ella, como buena médica. Le sumó sillas Saarinen de terciopelo azul –la última incorporación pandémica– y un acrílico del artista argentino Sergio Bosco. “En un momento muy justo, le dimos la bienvenida al azul a casa, a nuestra mesa, a lo cotidiano. ¡Estoy feliz con el resultado!”.
Momento de pausa
“Mi cuarto es mi lugar de descanso, de fiaca familiar los fines de semana, sobre todo los domingos”, cuenta Bel. Por eso, para los géneros y los objetos eligió una paleta de colores tierra y puros, que la conectan con lo natural y le regalan calma. El enorme ventanal hacia el balcón también revela la presencia verde. “La naturaleza me resulta necesaria en mi vida siempre y mi tiempo libre es ahí: corriendo o meditando, en algún pastito cercano”, dice.
Tiempo de trabajo
“El escritorio lo soñé desde chica y es uno de los lugares que más me gustó armar”, cuenta Bel. Inspirada en una imagen de Pinterest, para su espacio personal eligió una mesa de trabajo larga, estantes de madera (todo, Vulé Deco), silla de cuero (Amparo be.) y muchos detalles: “Porque soy fanática absoluta de los útiles escolares. El olor a librería, sin dudas, es uno de los mejores que existen”. ¡Y lo dice una pastelera!
Para Emma
Bel se tomó su tiempo para diseñar el cuarto de su hija, donde muebles y juguetes se van adaptando a su crecimiento. En el último tiempo, la cuna funcional dio paso a una camita con mesa de luz, que decoró con detalles, como los gatitos y el banderín con corazones y estrellitas (todo, Le Ruelle Kids).
“Busqué que su cuarto fuera lindo y funcional, para que pudiera descansar, leer, pintar y tirarse al piso a jugar”, cuenta Bel. Por eso, el espacio está sectorizado con repisas (Calma Bambini) para libros, muebles de guardado (Vulé Deco) y juguetes organizados en canastos (Mimbrería Marcovecchi Hnas.) y cajitas (Apatehia). “Me gusta tener la casa linda, pero si se ensucia, se marca o se rompe, ¡a otra cosa! La idea es disfrutarla”, asegura Bel.
Paleta natural
La casa tiene una misma paleta que recorre todos los ambientes, incluso el cuarto de Emma. Ya al entrar, se percibe la calidez de los materiales naturales y los aromas dulces, de una cocina que cuenta historias de ayer y de hoy. En esta página, el recibidor –muy Pinterest, también–, ambientado con una banqueta gris (Arredo) y perchero Dots de madera (Brambo Home Store). A los pies, paragüero (Falabella) que hace de florero para sus hortensias. “Me parece un espacio genial que, a veces, se tiene medio olvidado. Pero me gusta pensar que cuando uno entra a una casa, ya tiene que haber una paleta o una sensación que reciba a quienes llegan. Hay que animarse a jugar, porque, además de estético, es funcional”. Y en esta época de pandemia, se volvió casi un must.
Producción de Sofía Di Nunzio.
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