Debate eco. Descartables y coronavirus, una batalla entre dos pandemias
Desde que empezó la pandemia –y con ella, el encierro obligado–, de la crisis, al menos, surgió un afortunado: el medioambiente. Con las fábricas cerradas, los autos guardados en las cocheras y la suspensión de los viajes en avión, la emisión de gases contaminantes disminuyó de forma drástica, efecto que incluso fue documentado por la NASA en imágenes satelitales. También se observaron aguas más cristalinas y animales paseando felices por las ciudades semivacías. Una pequeña muestra de cómo la naturaleza es capaz de regenerarse si la humanidad acepta bajar un cambio.
Pero este respiro para el planeta, además de ser temporal, no cuenta la historia completa. El impacto ambiental del confinamiento tiene un "lado B" con consecuencias no tan felices ni, mucho menos, pasajeras: el del aumento exponencial del uso de materiales de "usar y tirar".
Emergencia sanitaria vs emergencia ambiental
Si antes de la emergencia sanitaria celebrábamos la ola de conciencia sobre el impacto que los materiales de un solo uso tienen sobre el ambiente, el covid-19 dejó estos avances en pausa. Los materiales descartables volvieron al centro de la escena, con el plástico como actor protagónico.
No es cuestión de demonizar, por supuesto, los insumos médicos tales como barbijos, guantes de látex y ambos, ya que, pese a resultar un problema que en muchos centros médicos hayan llegado a cuadruplicarse, queda claro que son "un mal necesario". El verdadero problema son los descartables de los que podríamos prescindir y que son el resultado del mayor consumo online y del temor al contagio.
Pasar el día dentro de casa generó un importante aumento de los pedidos de "delivery" de comida, de compras online del supermercado y la demanda de otros productos con envío a domicilio. Pero además, muchos asumieron que los descartables eran más higiénicos y seguros, aunque luego la OMS afirmara que no hay prueba concluyente de que el coronavirus se contagie a través de los objetos.
Lo cierto es que la pandemia trajo consigo otra plaga: packagings exagerados, alimentos envasados en papeles, aluminios y bandejas, compras del súper que llegan envueltas en tres bolsas plásticas e infinitos etcéteras, todos materiales que en su gran mayoría son utilizados apenas algunos minutos para enseguida ser descartados.
En el mejor de los casos, si son separados y dispuestos de forma correcta, podrían ser recuperados. Sin embargo, esto no es muy alentador, porque el hecho de que un material sea "reciclable" no significa necesariamente que finalice su vida útil siendo reciclado. En la Argentina se producen más de 1.300.000 toneladas de plástico al año, de las cuales casi la mitad se destina al packaging y embalaje. Y si bien que un material sea "reciclable" nos deja la conciencia más tranquila, la realidad es que de todos los materiales que se desechan, apenas el 14% es recuperado. Por eso, la respuesta para minimizar los residuos no pasa solamente por el reciclaje, sino por generar una economía circular o, mejor aún, dejar de generarlos.
En el peor de los escenarios, estos descartables no podrán siquiera ser considerados para su recuperación, como sucede, por ejemplo, con las cajas grasosas de pizza, los papeles con restos de salsa o aceite y otros materiales que, al estar contaminados, irán a engrosar los rellenos sanitarios.
Las cosas como son: la pandemia va a pasar, pero estos materiales sobrevivirán por siglos en nuestro ambiente.
En la búsqueda de alternativas
El problema de los empaques es muy anterior al aislamiento, solo que por estos días se hace más evidente. La pregunta que surge es cómo hacer para respetar la cuarentena y cuidar nuestra salud sin afectar la del planeta.
El desafío no es sencillo, sobre todo porque exigir a los comercios grandes reconversiones de sus modalidades de entrega en medio de una crisis no parece gozar del mejor timing. Aun así, existen en el sector gastronómico varios ejemplos de locales que advirtieron esta problemática y que pensaron alternativas. Catalino, un restaurante del barrio de Colegiales, envía la comida en bolsas de papel que hacen ellos mismos reutilizando papel. Otros restaurantes conscientes son Naná, Sucre, Ulua y B-Fresh, que para el delivery utilizan estuches biodegradables, elaborados a base de caña de azúcar o de maíz, a los que en muchos casos suman envases de vidrio reutilizables e incluso retornables.
Emprendimientos contra el descarte
Estos emprendedores realizan vajilla y estuches para envíos biodegradables y compostables, ¿los conocías?
- Compostame (@hola.compostame): realizan doypacks, platos y viandas a partir de fuentes renovables y vegetales que prometen convertirse en tierra a los seis meses.
- Bio Packaging (@bio_packaging): fabrican estuches y bandejas a partir del bagazo de la caña de azúcar.
- Mamaland (@mamaland): a partir de almidón de maíz y aceites vegetales, fabrican bolsas de bioplástico que desaparecen en un máximo de 180 días.
- Oda Biovajilla (@odabiovajilla): crean vajilla con cáscara de papa, que desaparece en apenas 30 días en un compost.
- Ciclo sin fin (@ciclosinfin): realizan ecosorbetes y ecocubiertos a partir de la caña Castilla o Arundo donax.
¿Qué podemos hacer desde casa?
Si pensamos en nuestras últimas 24 horas, será muy sencillo identificar una importante cantidad de envases y envoltorios que tiramos apenas minutos después de haberlos usado. Esto no debe hacernos sentir culpables, ya que hasta para el ambientalista más comprometido es casi imposible evitarlos. Pensá cuántos de estos residuos se podrían haber evitado y poné en acción cambios de hábito. Algunas ideas:
- Consumí responsablemente. Analizá dos veces antes de hacer esa irresistible compra online. ¿Realmente lo necesitás? ¿Existen alternativas? ¿Lo podés conseguir prestado?
- Retirá tu compra. En vez de programar un envío, las plataformas de ecommerce muchas veces te permiten retirar tu compra del domicilio del vendedor.
- Mejor en tu tupper. Es preferible el take away antes que el delivery, de esta forma podemos ir a buscar la comida con nuestro propio tupper. Mejor en mi Táper (mejorenmitaper.org) es un proyecto que te facilita esta tarea agrupando una red de locales de comida al peso, dietéticas, mercados, supermercados y restaurantes que aceptan y promueven el uso de tuppers para la compra de los productos que venden.
- Elegí el "mal menor". Si vas a pedir comida a domicilio, tratá de elegir opciones empaquetadas en cartón o vidrio.
- Desde las apps. Al pedir delivery de comida desde una aplicación en tu celular, solicitá en los comentarios la reducción al mínimo de envoltorios. ¿Quién necesita 400 bandejas plásticas o miles de palitos de sushi?
- Separá. Lavá y secá todas las bandejas y cajas para que puedan ser reutilizadas o descartalas separadas para que puedan ser recicladas.
- Cociná más en casa. ¡No necesitás packaging!
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