Dar para recibir: cómo es el juego de las matrimillas
Cuando uno de los miembros de la pareja viaja mientras el otro integrante se queda en casita, ocupándose de todo, acumula puntos que en algún momento va a querer utilizar
Todo el tiempo estamos dando y recibiendo, y ni hablar cuando compartís con alguien la enorme responsabilidad de criar a un pequeño ser humano: “OK, yo me levanto temprano, pero la siesta es mía”, “salí con tus amigos, todo bien, pero el domingo las chicas vienen a merendar a casa”, “yo me llevo a los chicos toda la tarde a la plaza para que vos descanses, pero a la noche el combo comer-bañar-dormir es tuyo”.
Los padres de hoy tenemos vidas muy activas; incluso, a veces, a alguno de los dos le toca viajar y el otro es quien se queda al mando de todo (aunque los resabios del machismo hagan que, cuando es la madre la que viaja, deje todo un poco más resuelto).
Un as en la manga
El otro día, una amiga que tiene hijos chiquitos me dijo que se iba diez días de viaje sola. “¿10 días?”, le pregunté asombrada. “¿Sabés las matrimillas que tengo acumuladas?”, me respondió. Este concepto –bastante escuchado en los últimos tiempos– se refiere a cuando algún miembro de la pareja viaja en varias oportunidades y el otro integrante se queda en casita ocupándose de todo. De esta manera, acumula una cantidad de matrimillas, que en algún momento va a querer utilizar.
En mi caso, tanto mi marido como yo hemos viajado en varias oportunidades. Pero lo que yo hice y él no había hecho NUNCA fue llevarme a los chicos conmigo y dejarlo SOLO en casa. Cuando uno es el que viaja y decide llevarse a los hijos, es el único caso en el que no solo no se pierde millaje, sino que se duplica. Las agencias de viaje deberían anunciarlo: si te llevás a tu hijo de viaje y dejás al otro padre solito en casa, ¡te ganás el doble de matrimillas!
Es que quedarte solo en casa cuando tenés hijos tiene sus ventajas: tenés todas las instalaciones para vos solito. Y lo más importante: como son los otros los que decidieron irse, la regla de oro es 0% culpa y 100% disfrute.
¡Al fin se me dio!
El otro día, después de muuuchos años, me quedé sola en casa. Mi marido concretó lo que yo le venía “sugiriendo” desde hacía un tiempo: “¿Por qué no te vas a algún lado con los chicos? ¡Va a ser RE divertido!”. Y finalmente pasó; sola en casa, fui una versión lo más Macaulay Culkin en Mi pobre angelito que se puedan imaginar: comí en la cama, escuché música, bailé, miré tele con el control remoto “todito” para mí, paseé por la casa en bolas... y entonces pasé por un espejo y me pregunté: “Este personaje de mujer madura que vengo sosteniendo desde hace tantos años en este hogar, ¿es una farsa?, ¿yo sola sin hijos soy esta inmadura?”.
Es que por más que una tenga hijos, cada tanto es necesario darse un paseo por la adolescencia y sentir esa libertad de no tener que ocuparse de nada. A veces te toca a vos y a veces le toca al otro.
Un regalito para papá
En el mes del padre, un buen homenaje es planear un viaje con tus hijos y dejarlo solo. Y cuando llegue el momento de partir, comentarle: “Che, ¿y por qué no aprovechás que te vas a quedar solo e invitás a tus amigos a ver el partido?”.
No es solo que seas una mina copada: la vida es larga y está bueno dar el ejemplo para que él después quiera copiarte. Porque, como dice nuestro adorado Jorge Drexler, “cada uno da lo que recibe, luego recibe lo que da...”. ¡Y acuérdense de que octubre es el mes de la madre y siempre es bueno retribuir la buena onda!
¡Feliz día a los papuchos!
Y vos... ¿Cómo repartís con tu pareja el tiempo para los chicos? ¿Te gustaría quedarte en casa a disfrutar de no tener responsabilidades? También leé: Soutien a la vistaySobre definir qué somos en una relación
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