Cuidado ambiental. Cómo gestionar los residuos peligrosos que se generan en casa
Pilas, celulares viejos, cartuchos de impresora o tarros de pintura. Qué hacer con cada uno.
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Seguramente ya estés pensando en separar los residuos en casa, o incluso quizá ya lo estés haciendo. Esta decisión suele ponernos contentos, porque con este nuevo hábito estamos ayudando a conservar el ambiente y le damos una segunda vida a varios materiales que antes descartábamos, como plásticos, vidrios, cartones y papeles.
Sin embargo, es normal que nos crucemos con residuos con los que no sabemos qué hacer y no encontremos solución en las guías de reciclaje. Algunos de ellos son materiales que no se pueden reciclar por errores de diseño o falta de las tecnologías necesarias. Otros, requieren de un tratamiento especial, como los residuos de aparatos eléctricos y electrónicos (RAEEs) y los especiales o peligrosos. Entre ellos encontramos a las pilas, a los celulares viejos, algún electrodoméstico que ya no funciona, los cartuchos de impresoras, los cargadores, las luminarias y los tarros de pinturas, entre otros.
Los cartoneros o recuperadores no los reciben y en los puntos donde solemos llevar los reciclables tampoco. Es lógico que en esa instancia te encuentres sin saber qué hacer, porque ahora que te comprometiste con la sustentabilidad no querés tirarlos con el resto de la basura y desperdiciar esos materiales tan valiosos.
Lo que suele pasar con los residuos que requieren un tratamiento especial es que, a diferencia de los reciclables que tienen un valor económico en el mercado, estos tienen un costo de tratamiento. Es por eso que ningún recuperador urbano los acepta ni tampoco los típicos “Eco puntos”.
Por suerte existen algunas alternativas que proponen los gobiernos. Por ejemplo, el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires cuenta con los Puntos Verdes Móviles que reciben este tipo de materiales. Para ello tenés que estar atenta para saber cuándo pasan por tu barrio y acercarlos en los días y horarios indicados. También hay algunas asociaciones sin fines de lucro y pequeñas empresas que reciben estos materiales. Y, cada tanto, los municipios lanzan iniciativas para la recolección de los mismos.
¿Dónde van a parar? La mayoría de los RAEEs son destinados a empresas habilitadas para su tratamiento, donde los desarman para recuperar las fracciones que son aprovechables y reciclables. Mientras que las partes que no son recuperables, las preparan y acondicionan para que tengan una gestión adecuada en rellenos sanitarios o de seguridad. Hay componentes que también se exportan, como las pilas.
Pilas, de a una es mejor
De hecho, las pilas es un tema importante sobre el que hay bastante desinformación. Por mucho tiempo, distintas organizaciones hicieron grandes colectas de pilas para luego encapsularlas en bloques de cemento y utilizarlas para rellenar bancos de plazas por ejemplo. Pero luego se demostró que acumular pilas no es la mejor idea porque están compuestas por materiales como el cadmio, el litio y el plomo que son sumamente peligrosos para la salud y el ambiente. Entonces, lo que hoy más aconsejamos, aunque duela, es tirarlas de a una en una bolsita o botella de plástico, porque como las mismas tardan ciento de años en descomponerse, evitamos que este residuo tan peligroso esté en contacto con la tierra. Y recordá tirarlas de a una, porque a mayores cantidades, mayor es el peligro.
La realidad es que Argentina no cuenta con ninguna empresa que pueda recuperarlas de forma adecuada, solo hay en La Plata una pequeña prueba piloto impulsada por la Universidad Nacional pero que es de muy pequeña escala. Actualmente se depositan en rellenos de seguridad junto con otros residuos peligrosos o, eventualmente, se exportan, con los grandes costos que esto implica.
Entonces, ¿qué podemos hacer desde casa?
- Aplicar la regla de las 5 “R” (rediseñar, reducir, reparar, reutilizar y reciclar) es un buen comienzo, tanto para los residuos que requieren un tratamiento especial, como para los plásticos, papeles, metales y vidrios que podemos encontrar en nuestras casas.
- Rediseñar es tarea de los gobiernos y las empresas, sin embargo, podemos informarnos más acerca de cómo es la disposición final de los productos que elegimos antes de comprarlos, y optar por las opciones que sean más fáciles de reparar o que utilicen los materiales más aptos para su posterior reciclaje.
- Intentá bajar el consumo de productos innecesarios. Aún hay muchos aparatos que requieren del uso de pilas, por ejemplo, pero podemos reducir su consumo eligiendo recargables o moderando el uso de esos aparatos.
- Si tenés la oportunidad, reutilizalos, vendelos o donalos. En Internet hay muchísimas ideas de cómo reutilizar productos para alargar su vida útil. Si se rompe, repararlo. Una vez que ya le hayas dado todos los usos posibles, acudí a las campañas de recolección o puntos de recepción más cercanos para favorecer su reciclaje, recuperación o su correcta disposición final.
* Florencia Benedicto es abogada, especialista en Dirección y Gestión Ambiental y Co-fundadora de GEA Sustentable.
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