Cuentos del fin del mundo-Ushuaia
Travesías fuera de ruta en 4x4, paseos en trineo, sobrevuelos en helicóptero o caminatas nocturnas con raquetas, algunas alternativas para disfrutar de la ciudad más austral del país
El tren del fin del mundo, el museo del fin del mundo, el centro de esquí más austral del mundo... La marca "fin del mundo" continúa fascinando a los turistas -europeos en verano, argentinos y brasileños en invierno- que todos los años llegan de a miles (400.000 el año pasado) para conocer, sí, la ciudad del fin del mundo.
En rigor, la base militar chilena de Puerto Williams está aún más al sur que Ushuaia en el mapa, aunque por ahora tiene tan sólo 2000 habitantes (contra setenta mil de Ushuaia) y cero infraestructura. Por las dudas, Ushuaia también empieza a promocionarse como "Puerta de entrada a la Antártida", y no es un mal eslogan: en la temporada de verano 2014-2015 fueron 90.000 las personas que visitaron el continente blanco (a 1000 km de distancia), y todas pisaron la capital de Tierra del Fuego.
El último 22 de febrero, de hecho, la ciudad se vio asaltada por 13.000 cruceristas en un día. Hay mañas que son difíciles de erradicar, eso sí. Aún con una invasión de visitantes, buena parte de los negocios de la turística San Martín prefiere bajar las persianas los domingos, y no todos los empleados de prestadores de servicios tienen interés en aprender inglés.
"Acá el que no trabaja es porque no quiere", suele repetirse en la ciudad. Porque no sólo hay trabajo para todos, sino que los sueldos son superiores a otras partes de Argentina. Es por eso de vivir en una "zona desfavorable", que entre otros incentivos también incluye la exención del pago del impuesto a las ganancias. Sin mencionar la famosa ley de promoción industrial de 1972, que le permitió a la provincia (que fue provincia recién a partir de 1991) triplicar su población en poco más de 20 años.
Por otro lado, no son pocos los problemas que aquejan a la ciudad, y no hablamos de la famosa frase repetida de sus tres plagas: castores, conejos y cordobeses (hasta gobernador cordobés tuvo la provincia con Jorge Colazo). Ni siquiera de los días cortos y los inviernos largos. O de los precios: aquí todo es carísimo, no sólo para el turista sino para el local, que muchas veces tiene que viajar al "norte" (como llaman a Buenos Aires), o a la vecina Chile, para comprar desde ropa hasta tecnología. Los problemas son más de fondo, con crisis recurrentes y profundas, como la que este año tuvo paralizada a la provincia durante casi tres meses (hubo paro de estatales, la Casa de Gobierno bloqueada, los accesos a la ciudad y el aeropuerto cortados...).
Pero son cuestiones de las que el turista, más interesado en admirar la belleza del canal o en rayar las pistas de Cerro Castor, prefiere no enterarse. Siempre tiene razones para volver, y no hay crisis que pueda con los encantos de Ushuaia. Tomar una cerveza artesanal Beagle en Almacén de Ramos General (el mismo que el año pasado visitó el actor Leonardo Di Caprio) o disfrutar de una gloriosa merluza negra en Kaupé se cuentan entre los programas clásicos, tanto como visitar el Parque Nacional Tierra del Fuego, navegar por el canal Beagle (y no "del" Beagle, nos subrayan) o visitar el Museo del Presidio. Los locales prefieren ir a patinar sobre hielo a la pista muncipal (funciona de mayo a octubre y está siempre llena), y después tomar un submarino en la confitería contigua, Yamana.
"Estamos trabajando para que el patinaje sobre hielo represente a la provincia", comenta Fernando Vargas, a cargo de la concesión de la pista. "También soñamos para que la pista tenga techo y este deporte pueda practicarse durante todo el año".
Además de la pista municipal, el centro de esquí Cerro Castor también sumó este año una pista natural de patinaje sobre hielo, por si quedaban dudas sobre el furor que despierta aquí un deporte que en otras latitudes es tildado de "retro".
A propósito de hielo, este invierno se inauguró en la ciudad el Ice Bar Ushuaia, que además de temperaturas gélidas (no tan diferentes a las de puertas afuera) incluye galería de fotos de la Antártida.
Opciones de excursiones hay de sobra, tanto en verano como en invierno, que hasta antes de la inauguración de Cerro Castor (1999) era considerada temporada baja. Este año la nieve llegó tarde, pero llegó al fin, y el cerro promete estar abierto hasta octubre. Los no esquiadores también pueden explorar otros programas, entre ellos los siguientes tres:
1- Se llama "Noche de pioneros", aunque para ser rigurosos, se hablará de un solo pionero, Ernesto Krund. De cómo este alemán forajido y huraño, no se sabe bien por qué, eligió vivir en los confines del mundo y de la civilización, allá por 1907. Dicen que, cuando el navío alemán que había recalado en la bahía de Ushuaia pegó la vuelta, el "colorado" -hasta entonces mecánico de la embarcación- se tiró en las aguas heladas del canal Beagle y, contra todo pronóstico de supervivencia, nadó hasta la orilla.
Eximio baqueano, fue zorrero, buscó oro y persiguió cimarrones. No se llevaba bien con la disciplina policial, pero fue reclutado por las autoridades territoriales como cartero. A caballo en verano y sobre rudimentarios esquíes de lenga en invierno (fabricados por él mismo, desde luego), cargaba la correspondencia desde aquella aldea solitaria que era Ushuaia hasta Río Grande, trabajosamente, por senderos inexistentes y caminos inhóspitos. Fue el primer esquiador fueguino y durante varios años el Cerro Castor fue el Cerro Krund, hasta que alguien objetó que el nombre no era lo suficientemente marketinero como para atraer a turistas y esquiadores.
Todo esto y más nos cuenta Mario Ovejero mientras devoramos el guiso de lentejas regado con vino caliente y especiado, en una cabaña que replica el refugio de Krund (ahora un despojo de troncos). Aunque aquí nos abraza el calor de una salamandra, y de fondo, mientras Mario desgrana historias y comenta sobre las fotos que cuelgan de la pared (de Krund con un trineo casero, de Krund sosteniendo el guanaco que cazó, del rancho de Krund...) suenan suaves los acordes de la guitarra que rasguea Pablo ("El oso", tocá "El oso", suplican más tarde algunos: él accede y todos entonamos el himno de Moris).
"A Krund se lo dejó en el olvido, tal vez porque le gustaba mucho la bebida, tal vez por su carácter hosco... A principios de los 60 se resbaló en el hielo, se fracturó y nunca pudo recuperarse. Pero quienes no tienen memoria del pasado, no tienen futuro", continúa Mario, con un encendido tributo.
Afuera esperan las raquetas y las motos de nieve. La mitad del grupo que llegó caminando se sube a las motos; quienes vinieron motorizados, se calzan las raquetas. Es apenas media hora de caminata con el crujido de la nieve bajo nuestros pies, la noche cerrada (llevamos luces de mineros en la cabeza), los árboles sin sombra, la quietud más absoluta. Sólo el rugido de las motos que se acercan, al final del recorrido, rompen con la ilusión de que estamos solos en el fin del mundo, acaso como alguna vez lo estuvo Krund.
2- ¿Quieren un poco de rock'n'roll"?, interpela Walter "Black" Moreno al volante de su 4x4, mientras la camioneta avanza a los saltos entre troncos, cursos de agua y antiguas sendas de leñadores, ahora tapadas de nieve.
Es parte del recorrido fuera de ruta que ofrece la empresa Rayen Aventura, con paseos por bosques de lengas y paradas estratégicas en el Paso Garibaldi, para apreciar vistas insuperables de los Lagos Escondido y Fagnano.
El nombre del paso que atraviesa la cordillera de los Andes no se refiere al prócer italiano Giuseppe Garibaldi, sino a Luis Garibali Honte, un empleado de vialidad provincial, hijo de madre selknam, que en 1936 descubrió el lugar más propicio para el cruce. Aunque tiene aires de leyenda, la versión más aceptada es que, de niño, Garibaldi trabajó como secretario para el sacerdote italiano José Stroppa, quien en un particular cocoliche le reclamaba que llevara el agua a la cocina: "Gare balde e tráiga l' acqua". "Gare balde" se transformó en Garibaldi, y así el chico mestizo adoptó su nuevo apellido.
De todo esto charlamos mientras la 4x4 encara subidas pronunciadas, anda y desanda huellas imposibles, parece encajarse en un pozo de costra helada y, cual publicidad de una todoterreno, sale airosa de todos los desafíos. El mediodía incluye una bienvenida parada con cordero libre (más bebida y ensaladas) en Valle de Lobos, el criadero de perros que el tandilense Gato Curuchet, pionero de los paseos en trineos, fundó hace más de 30 años.
La visita impone, lógicamente, un paseo en trineos tirados por diez huskies siberianos y alaskanos, que no dejan de ladrar hasta que los dos líderes que van al frente -Velvo y Kilak- reciben la orden de arrancar.
"Los siberianos son más revoltosos, más peleadores, mientras los alaskanos son más obedientes y atléticos", explica Sergio, un impensado musher (conductor de este tipo de trineos) nacido en Miramar. "Nuna tuve ni un perro y ahora tengo 95 a cargo", se ríe, aunque habla bien en serio.
El trineo se desliza a unos 35 km/h por un bosque cerrado de lengas, mientras Sergio llama, reta o felicita a cada perro por su nombre: Princesa, Zulu, Bura, Cream, Gio, Mao, Tuki, Akari... "Esta nieve es un placer", grita desde la parte trasera del trineo. "Con hielo es más difícil. Hace poco un compañero tomó una curva que era puro hielo y se estrelló contra un árbol. Terminó con el brazo quebrado".
3- Desde el helicóptero Robinson 44 el puerto de Ushuaia parece una maqueta de Legos, con los barcos pesqueros y los containers de colores apilados como bloques de juguete.
Pero no pasan más de tres minutos que la ciudad queda atrás y ya estamos en la cordillera, con cerros mucho más bajos (de 1000 a 1300 metros de altura) de los que podrían encontrarse por ejemplo en Mendoza.
El helicóptero se posa con inusitada suavidad en la cima de uno de estos cerros. Ricardo, nuestro piloto, mágicamente hace aparecer una heladerita con champagne y copas de cristal. "Tomen todo que lo que sobra me lo tomo yo", advierte. No sobrará ni una gota.
El sobrevuelo, que Heliushuaia ofrece todo el año desde hace una década, es un programa caro (99 dólares los 7 minutos, 180 los 15 minutos, 320 la media hora...) pero perfecto para contemplar la ciudad y sus alrededores, desde el canal Beagle hasta el histórico penal, el hotel Arakur, el Monte Olivia o el glaciar Ojo del Albino, entre otros. También para verificar un hecho preocupante, y es que la ciudad no puede expandirse más. Con el canal por delante, la montaña detrás, de un lado el parque nacional, del otro los campos privados, prácticamente no queda un resquicio para las nuevas construcciones y asentamientos, que trepan la montaña y desmontan bosques milenarios.
Una plaga simpática
Había una vez, hace muchos años (más o menos en 1946), alguien a quien se le ocurrió traer a Ushuaia 25 parejas de castores desde Canadá. Su idea era desarrollar una industria peletera, pero el proyecto jamás prosperó. Con el cambio de hábitat también mutó la piel del roedor semiacuático, y los animalitos fueron abandonados a su suerte. Que no fue mala, por cierto: ante la ausencia de depredadores naturales como el oso o el lobo, los castores se reprodujeron sin perder tiempo, y hoy se cuentan unos 200.000 en todo Tierra del Fuego, más que la población total de la provincia.
En todos estos años los animales derribaron árboles centenarios, cambiaron el curso de los ríos e inundaron bosques, en pos de construir sus impresionantes diques, verdaderas obras de ingeniería hídrica. Hoy son plaga y las autoridades han ensayado todo tipo de estrategias para erradicarlos, desde pagar a los pobladores por cada cola de castor atrapada, hasta inocularles un virus (que no funcionó), probar su carne (al parecer no vale nada) o dinamitar sus madrigueras (hasta que los defensores de los derechos de animales pusieron el grito en el cielo). Y todavía no hay solución. Fin.
Palabras más, palabras menos, ésta es la historia que repiten los guías a quien quiera escucharla, cuando los turistas preguntan por el simpático animalito que dio nombre al famoso cerro de esquí. Así y todo, muchos visitantes quieren verlos, y para eso contratan tours que, justamente, los llevan a avistar sus madrigueras. Algunos recorridos incluyen caminata hasta Laguna Esmeralda y las castoreras, y terminan con picada y cena a la luz de las velas en una cabaña-refugio (www.canalfun.com; de noviembre a abril).
Datos útiles
Cómo llegar
Aerolíneas Argentinas y LATAM vuelan todos los días desde Buenos Aires, a partir de $ 2500. En julio último también empezaron los vuelos directos desde Córdoba, con cuatro frecuencias semanales.
Dónde alojarse
Arakur: emplazado sobre un balcón natural a 250 metros sobre el nivel del mar, el último 5 estrellas en abrir sus puertas en Ushuaia ofrece la habitación standard desde $ 2192 por noche por persona (promoción 20% Family Plan en segunda habitación), hasta el 25 de septiembre. Y desde esta fecha y hasta diciembre, la habitación standard a partir de $ 1567 por noche por persona (también aplica la promoción del Family Plan). Informes: 4781 4777. Reservas@arakur.com / www.arakur.com
Los Cauquenes Resort + Spa + Experiences: el otro 5 estrellas se levanta sobre la playa del canal Beagle, con vistas igualmente espectaculares. Hasta el 30 de septiembre (temporada de invierno), el precio del alojamiento + cena de bienvenida + traslados al aeropuerto + traslados al Cerro Castor es de $ 1890 por estadía de tres noches (el precio es por persona, por noche en habitación standard e incluye desayuno, chocolate caliente al regreso del cerro, sala de juegos, traslados al centro de la ciudad, acceso al spa y gimnasio, guardado de equipaje). Consultas: 4735-2648. Reservas@loscauquenes.com
Para opciones más económicas, el hotel Albatros, en pleno centro y a pasos del canal Beagle, tiene habitaciones a partir de $ 2100 la doble, con desayuno incluido. www.albatroshotel.com.ar
Programas y excursiones
Noche de pioneros: precio por persona, con cena y actividades $ 1800 (consultar por tarifas para menores)https:/www.ushuaiablanca.com.ar
Excursión en 4x4: precio por persona, $ 2000 (incluye traslados desde y hacia el hotel, paseo y almuerzo; no incluye el paseo en trineo tirado por perros, de $ 700 por persona). https:/www.rayenaventura.com
Sobrevuelos en helicóptero: del viejo aeropuerto de Ushuaia hacia la Cordillera, vuelos panorámicos sobre la ciudad, los bosques, la Laguna Esmeralda, al naufragio del buque Sarmiento y más, en vuelos de siete, quince treinta y cuarenta y cinco minutos, con opción de aterrizaje en lugares prácticamente inaccesibles por otros medios. Desde US$ 99, hasta 3250 con día completo de pesca. www.heliushuaia.com.ar