Coronafobia: ¿Cómo manejar el miedo a contagiarnos de Covid?
Es una patología que se caracteriza por el miedo excesivo a salir, a viajar, a reunirse con otras personas, y a estar en lugares cerrados
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Coronafobia es un término surgido en pandemia, utilizado para designar un tipo de fobia específica a contraer Covid. Según explica el licenciado en Psicología Diego Gómez, se caracteriza por el miedo excesivo a salir, a viajar (incluso a ir a un hospital o clínica), a reunirse con otras personas, a estar en lugares cerrados. Si bien aclara que el término no consta –por el momento– en manuales de psiquiatría, “el miedo y la ansiedad que provoca el posible contagio de coronavirus son palpables”.
En este contexto, sostiene que es importante visualizar la delgada línea que separa ‘lo saludable’, de ‘lo patológico’, lo que cuida la salud y lo que la perjudica.
“La pandemia de Covid-19 exacerbó muchos de los grandes miedos de la humanidad: a la soledad, a la muerte, a la pobreza, a la enfermedad, al dolor, etc. Desde el inicio de la pandemia, millones de personas perdieron seres queridos (sin siquiera poder despedirlos), perdieron su trabajo o la posibilidad de salir a ganarse el sustento, perdieron su anterior rutina, el ritmo y condiciones de vida (el aislamiento, la falta de contacto físico, el estado de alerta constante, el temor a contagiarse o a contagiar a otros). Esto afectó gravemente la salud mental de miles de personas de todas las edades y latitudes”, enumera el profesional.
Según la OMS, los trastornos de ansiedad son los que más crecieron a nivel mundial en el contexto de la pandemia, y se espera que aumenten un 20% más en los próximos 10 años.
“Si bien hay temores y riegos reales también hay otros ilusorios, creados por nuestra mente –o por la propagación social–, que son igual de atemorizantes. Desde distintos sectores se manipula la opinión de la población (así como la emoción y la acción), tanto desde el miedo, como desde la temeridad (el ‘no-miedo’), según los intereses en juego. Toda la narrativa belicista utilizada al inicio de la pandemia lejos de tranquilizar aumentó el miedo, la preocupación y la desconfianza. La omnipresencia del tema en las pantallas, que reportan muertes y contagios, colaboró en la propagación del pánico”, explica el psicólogo, responsable de Vivir sanamente.
Gómez aclara que el miedo, como toda emoción, no es en sí algo “malo” ni necesariamente perjudicial. Dentro de ciertos límites es también saludable y necesario para la supervivencia. Pero el miedo desmedido –sostiene- puede inmovilizarnos, debilitarnos, dañarnos, e incluso, matarnos.
Según precisa, el miedo, así como el pánico, la ansiedad, la angustia, etc. provocan un deterioro del sistema inmunitario, que favorece la aparición de enfermedades (tanto a nivel psíquico como físico). El miedo extremo (o terror) provoca sentimientos de “desvalimiento”, de “indefensión”, de “impotencia”. Es decir, nos deja sin recursos ni herramientas, sin confianza, sólo desesperación.
“Nuestra mente es tan poderosa que nuestro cuerpo reacciona y se comporta como si eso fuese una realidad”, dice. Enumera que las manifestaciones pueden ser corporales, psicológicas, y/o conductuales: se acelera el ritmo cardíaco, sube la temperatura, sudamos, nos agitamos, nuestra respiración se dificulta, se tensa el estómago, temblamos, nos mareamos, podemos llegar a sentir dolor en el pecho, tener la sensación de náuseas o de ahogo, etc.
Refiere que los pensamientos afectan al cuerpo, la autoestima, el estado anímico. “Tomar consciencia de nuestras emociones y pensamientos, es importante en la medida que estos están en la base de nuestras acciones”, suma.
La fobia al contagio: ¿Cómo nos afecta la vida social?
La fobia se define como un miedo intenso a un objeto, espacio o situación irrealmente percibido como peligroso. “Las fobias de contagio suelen anular la vida social de la persona que la padece: evita el contacto con el mundo exterior a su propia casa, el tiempo y energía que conlleva la limpieza y otras formas de control son extenuantes”, menciona el psicólogo consultado.
Y precisa que, por su impacto, “el miedo al contagio es una fobia grave”. Se teme que cierto objeto externo, imperceptible, pudiera entrar en el cuerpo: polvo, sociedad, virus, bacteria, etc. “La persona se ve impedida de realizar cualquier acción que pudiera terminar infectándola. Esta fobia se vincula con una emoción percibida como peligrosa y la persona no es capaz de detenerla”.
Menciona que el trabajo en terapia para atacar este problema gira en torno a la definición de las fronteras, el reconocimiento de las emociones temidas, y la exploración de las fantasías catastróficas. “La creciente confianza con la persona del o la terapeuta le dará apoyo al cuerpo de la persona para que, progresivamente, pueda hacer frente a las experiencias temidas”, señala Gómez.
Así como el miedo puede ser nuestro peor enemigo, también puede nuestro mejor maestro. El médico neuropsiquiatra y psicoanalista Fritz Perls dijo que “las emociones no son una carga para ser vaciada, son el verdadero motor de la vida”. “El volante para poder manejarlas está en nuestras manos, pero para eso necesitamos animarnos a sentirlas, y a transitarlas”, concluye el psicólogo.
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