Convivencia con los mbyá

Este viaje nace a raíz de un proyecto lírico-fotográfico sobre los mbyá, en las comunidades de Perutí y Aguay Poty, entre Puerto Rico y El Dorado, Misiones. Los mbyá habitan también en Paraguay, Brasil y Uruguay. Me acompañaron los fotógrafos Esteban Alba, Nicolás Garmendia y Juan Manuel Senés, quienes buscaron captar esos ambientes cargados de ensoñación y misterio, y esos duros y bellos rostros.

Antes de visitar las comunidades y en Capioví, del guaraní "pasto alto y verde", pueblo fundado hacia 1919 por el alemán Carlos Culmey, visitamos el salto homónimo, que tiene una altura aproximada de 7 metros, en medio del esplendor que ofrece la selva paranaense.

Desde allí nos trasladamos a Garuhapé, en lengua guaraní, "camino de las canoas". A sólo 5 kilómetros de la RN 12 se encuentra la "Gruta 3 de Mayo", conocida como "Gruta India", al costado de los dos hermosos saltos custodiados por la enredada y perfumada exuberancia de la selva. La gruta desparrama sus misterios en sus 36 metros de profundidad y 64 metros de frente; allí se encontraron innumerables vestigios arqueológicos y antropológicos que actualmente conserva el Museo de la Ciudad de la Plata y que pertenecen a la más antigua civilización guaranítica que habitó en el litoral argentino.

Después de una fugaz visita a Cataratas, durante tres días permanecimos investigando en dos de las más de 70 comunidades (tekoas) que hay en Misiones con una población aproximada de 3500 mbyá. Sorprendentemente vimos grupos extranjeros haciendo turismo étnico.

En la Aldea Perutí, el cacique Ramón Villalba nos informó que dicha comunidad está conformada por 140 familias que suman 837 miembros, en tanto el cacique de la Aldea Aguay Poty, Hipólito Benítez, que la suya está integrada por 20 familias que componen 128 miembros. Nos contaron de su organización jerárquica; que ellos deben mantener el orden o armonía entre los miembros de la comunidad, establecer las penas, realizar los casamientos, divorcios y aconsejar, acompañados por el chamán o guía espiritual en estas tareas. Descubrimos que son trilingües en su mayoría, hablan el mbyá, el guaraní paraguayo, el español y los de la zona fronteriza con el Brasil, el portugués.

La producción artesanal, importante fuente de ingreso, sobre todo en Aguay Poty, se expresa en tallas de madera de animales de la zona. También hacen cestería, pulseras, collares, anillos y servilleteros; arcos, flechas y cerbatanas para uso o de adorno. Algún instrumento musical como el mimby eta (en guaraní, muchas flautas), los sonajeros de calabaza o lo que comúnmente denominamos palo de agua y el takuapu (bastón de mando).

Muy interesante fue la caminata por más de cuatro horas con Julio Villalba, primo del cacique, quien nos mostró muchas de las plantas, que con la deforestación se están perdiendo . También conocimos la cesta que utilizan para pescar y algunas trampas para cazar. A los blancos nos llaman Jurua, "boca con cabello" o etavakuére "los que son mayoría". Nos mostraron su casa de oración (opy) y nos dijeron de su creencia en Ñamandú y otros dioses. Nos hablaron de los duendes? Conocimos el campo santo donde se nos explicó la profundidad que tenía la sepultura para los adultos y niños (0,70 y 7 dedos y 0,40 y 5 dedos) y que el velatorio se realizaba en el Opy y contaron que su ceremonia principal es la de Nheemongarai que coincide con la época de cosecha o el tiempo nuevo (ara pyau), la época de calor y grandes precipitaciones. La importancia que dan a la tierra y lo que esta genera, su cuidado y respeto. Vimos diversidad de viviendas, las más tradicionales son las construidas con tacuaras y el techo con hojas de la misma planta. Atardecía y Julio nos dijo que tenía una canoa en el río y que a veces se dejaba llevar e imaginariamente nos subimos a ella y nos fuimos despidiendo. Y un pequeñísimo arcoíris, digo un colibrí, nos sobrevoló haciendo un círculo sobre nosotros.