Convivencia 24x7: herramientas para que el pegoteo no desborde tu pareja
La cuarentena apareció como una hoja en blanco entre las páginas de nuestra rutina, como un paréntesis imprevisto también con relación a la pareja. Incluso si creías que ningún viento los podía derribar, esta experiencia los puso a prueba. Y si eras de las que estaban convencidas de que la película juntos estaba llegando a su fin, la vida los puso en una especie de isla desierta para sobrevivir.
A muchos, la pandemia nos dejó escribiendo un diario de días nuevos que pueden ser un lindo sueño o una película de terror (o quizás un poco de cada uno). Semanas de panza llena y corazón bipolar; de un sinfín de capítulos en Netflix, pero con cierta angustia de fondo; de ventanas sociales pero solo una cara en vivo, la de tu pareja –y la de tus hijos, si sos mamá–. Claramente, el encierro no es gratis para la vida emocional. Los límites habituales se empezaron a quebrar, para bien y para mal. Parejas que se tiñen y cortan el pelo mutuamente, trabajos de ambos que se mezclaron sobre la mesa del comedor, sesiones de terapia desde casa para ordenar un poco las emociones, personas que pierden los estribos más fácilmente y costumbres de cada uno que solían ser tolerables pero que ahora molestan más. En algunas casas, una de las partes se convirtió en un hijo más, con frases tales como "después", "hacelo vos" y "yo no fui". En los mejores casos, también hay parejas que tomaron el rol activo que se esperaba desde hacía tiempo, con gestos que revitalizaron y estrecharon el vínculo.
¿Cómo le pegó a tu relación?
El aislamiento te confronta con las capas más profundas de tu emocionalidad, y con verdades que podés distraer de manera muy astuta en el día a día, y esto –sin dudas– involucra el amor de pareja. Encontrarse de a dos, 24x7, es crudo. De hecho, cuando tomamos la decisión de convivir o elegimos casarnos, en ningún momento barajamos estas condiciones, ¿no? Pero podríamos pensar en dos grandes escenarios:
- "La cuarentena nos unió". La hostilidad del afuera, al parecer, fue motivo de unión en el adentro. Una situación que sensibiliza, que da un poco de miedo, en la que un plan se hace necesario para sobrevivir, genera cohesión en la pareja, más paciencia y menos ganas de enfrentamiento.
- "La cuarentena nos separó". Hay rasgos como el egoísmo o el egocentrismo con los que se puede lidiar en la rutina normal, pero que se vuelven intolerables en la convivencia absoluta. En las parejas en las que la guerra de egos es habitual, se exacerbó en el encierro y pudo haber explotado.
En el punto medio, está la mayoría, la que perdió la tolerancia más de una vez y se enfrentó a un montón de conflictos, pero no es para preocuparse porque más choque no significa menos deseo ni menos amor. También hay exparejas que se volvieron a juntar por los hijos (para no ir de un lado a otro) y tuvieron una convivencia armónica; mientras que parejas que se eligieron desde el deseo no pararon de pelearse. Esta es la paradoja del deseo: cuando no encuentra su distancia adecuada, se expresa como conflictivo. El deseo necesita extrañar al otro, es una pasión de la ausencia. Muchas parejas no estaban preparadas para la presencia continua, y eso no significa que no se deseen ni que por fin se revelen los problemas que amenazaban bajo el mantel. Tal vez es que funcionaban demasiado bien. Por el contrario, las parejas más colaborativas y orgánicas pueden ser aquellas a punto de derrumbarse, porque solo se puede hacer del otro un socio cuando ya no se lo desea.
La cuarentena trajo también definiciones: sirvió para "empujar" en parejas de pocos meses que no estaban ni cerca de la convivencia y lo decidieron y ayudó con aquellas que permanecían en un limbo, que se cortó definitivamente.
El rol preponderante del humor
¿Viste que a veces te juntás con una pareja y no entendés de lo que están hablando? Tienen su idioma específico. El humor puede ser un dialecto de ese idioma, y la pareja que lo tiene logra salvarse de lo peor de sí misma, dicen los psicólogos de pareja. Poder reírse con el otro permite descomprimir esas cosas que se toman demasiado en serio y evitar que les hagan mal. Tenés la posibilidad de poner el dedo en la llaga y hacer que el otro se sienta culpable y horrible consigo mismo recalcando que no puso ropa a lavar en toda la cuarentena o que cocina mal; y también podés reírte de eso, como de vos misma, y transformar la situación en algo "tragicómico".
El desafío de la sincronicidad
Los cambios de ánimo, de energía y de rutinas que implica una cuarentena son un desafío para la pareja ya que se dificulta mucho la sincronicidad, es decir, la coincidencia en los deseos. Encontrarse en un momento de calma, de ganas y de deseo compartido es difícil cuando ambos están fuera de su timing habitual. A lo mejor te pasó, que uno esté prendido fuego y el otro hecho un freezer, y es normal en un momento tan atípico.
Los primeros días de la cuarentena circulaban chistes sobre la ola de embarazos que vendría producto de la vida sexual activa que habría durante ese período. Hubo una fuerte expectativa de las parejas que convivían para encontrarse y aumentar su frecuencia, de hecho, varias lo habrán concretado. Pero tantas otras se encontraron con una situación de 24 horas "non stop" de trabajo, hijos y tareas domésticas. Personas que se sintieron abrumadas por su nueva rutina, a quienes la exigencia de actividad sexual les resultó demasiado.
La cuarentena fue un momento de miedo e incertidumbre, en el que hubo que lidiar con un nuevo tipo de estrés: el emocional. La angustia y el desgano impactan fácilmente en la sexualidad, pero en esos momentos es bueno encontrar un refugio en la pareja. Mentalizate en algo: la creatividad puede salvarte siempre, porque el límite del espacio físico puede no estar en la imaginación. Algunas ideas para sumar en el aspecto sexual:
- Invitar a una cita, aunque sea en el living.
- Hacer juego de roles.
- Jugar con el misterio: dentro de la misma casa uno puede estar en el baño y mandar una foto erótica.
- Hay apps para hacer retos sexuales, dentro de la casa. Por ejemplo, hay una que se llama Desire y la descargás por Google Play.
- Estar en casa no quiere decir carecer de herramientas. Tenés todo, desde comida para poner en el cuerpo hasta baños de inmersión (el agua relaja) o vendarse los ojos.
- Darle más bola al juego previo: es muy importante porque relaja y predispone al encuentro.
Kit de herramientas
- Tener tiempos compartidos, pero también personales: incluso en la misma casa, dos personas pueden estar en momentos diferentes del día y es importante que se lo permitan. Los espacios no son solo físicos; los espacios también son internos.
- Aprender a respetar la intimidad ajena y tolerar el misterio: pretender saber todo sobre el otro lleva a una fusión pegajosa que no es saludable para la relación.
- Sumar tolerancia y flexibilidad: es una posición madura que evita formaciones que entorpecen la vida, como los celos, la posesividad y la exigencia de incondicionalidad.
- Encontrar la forma de hacer limpieza interna y mantenerla: puede ser una clase de yoga, una hora de meditación, gimnasia o algo de lectura. Cualquiera que sea la actividad, ese momento produce una renovación que es necesaria para vincularse mejor.
- Ser literal con lo que se pide: por ejemplo, "necesito esta hora libre de niños para hacer yoga". Sé clara cuando tenés un deseo, no esperes que el otro intuya lo que necesitás porque puede ser muy frustrante.
- Meditar antes de hablar: en la convivencia 24x7 es posible que tu mente crea cosas que no sentís de verdad. Buscá ser concreta pero suave con tus comentarios.
- Exigirse menos para exigirle menos al otro: no observes tanto lo que hace el otro, mejor activá lo que vos querés hacer y te hace bien.
- Democratizar las tareas: todo en el hogar funciona al máximo, se come todo el tiempo, se desordena, se rompen cosas y se ensucia ropa. Hay que ayudar entre todos.
Reserva de emergencia
Por Sebastián Girona. Psicólogo de pareja.
Hace unas semanas, la incertidumbre tocó el timbre de nuestras casas. Sin pedir permiso, se instaló en nuestro living, forzándonos a aprender a convivir con ella, sabiendo que la mayoría de las personas la quiere tener lo más lejos posible. Este proceso traumático de adaptación nos afectó a todos y, por supuesto, también a las parejas. Pasar de repente a compartir mucho más tiempo con el otro tiene sus consecuencias. La sobreexposición del vínculo genera conflictos. Lo mismo que sucede en las vacaciones –que de por sí tienen una connotación positiva– pasó esta vez.
En cuarentena, la relación no se puede oxigenar, no hay novedades, no se pueden extrañar y eso puede desgastar el vínculo. Como las rutinas se han modificado, la paciencia se altera y se nos presenta cierta frustración por no poder seguir con nuestra vida tal como la teníamos. Como si esto fuera poco, con el correr de los días, los rasgos negativos se exacerban: el que es más exigente con la limpieza se pone más exigente aún, el que es desordenado desordena más y eso no ayuda.
La suerte de la relación para transitar la cuarentena sanamente dependerá de cómo venía la pareja antes de que el mundo entrara en pausa. Hay un factor clave para cualquier relación: el fondo de reserva emocional de la pareja. Todas las relaciones lo tienen y este fondo se nutre de los buenos momentos, de sus logros y satisfacciones. Funciona como un ahorro para usar en momentos de crisis, y es fundamental en este momento. Pero, a no desesperar: la cuarentena no tiene la capacidad de arruinar una pareja sólida, solo presenta el riesgo de agravar los conflictos que se venían gestando en una relación que no estaba pasando por su mejor momento.
Expertos consultados: Sebastián Girona. Psicólogo experto en vínculos. Sebastiangirona.com. Luciano Lutereau. Psicoanalista y doctor en Filosofía. Pole Mayorga Psicóloga y coord. de grupos de asistencia en la crisis. Lic. Cecilia Ce Psicóloga y sexóloga. Any Krieger. Psicoanalista, miembro de APA.
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