Conocé el método Emmi Pikler y volvé a moverte como en tu infancia

Ya lo decía Serrat en su canción: “Niño, deja ya de joder con la pelota. Niño, que eso no se dice, que eso no se hace, que eso no se toca...”. ¡No corras! ¡No saltes! ¡Quedate quieto! ¡No trepes! ¡Sentate bien! ¡No te arrastres por el piso! ¡No andes descalzo! Y estos son solo algunos de los cantitos que nos descubrimos a veces diciéndoles a nuestros peques. Pero ¿sabías que todo lo que realiza el niño naturalmente en los movimientos de su infancia es en pos del desarrollo armonioso de su motricidad y de su psiquis? Lo único que ellos necesitan es moverse en libertad para desarrollar todo su caudal de movimiento y así adquirir más seguridad en sí mismos.

movimientos libres

El cuerpo es sabio, y más aún si es “nuevito” y todavía no tiene todos los bloqueos que luego se implantan en él. Por ejemplo, los bebés no necesitan ni gimnasios ni andadores ni nuestra mano para andar; solo necesitan una mantita en el piso, ropa que no les impida el movimiento y toda la libertad del mundo para experimentar... Esto es lo mismo que necesitamos nosotras de adultas para “desaprender” todo lo que nos ha bloqueado el fluir de nuestro cuerpo y nuestra mente.

Cuanto menos intervengamos en la movilidad de los niños, menos la vamos a bloquear, permitiéndoles moverse en un espacio para no lastimarse –o sea, vacío, seguro y con muebles firmes, donde si trepan, no se lastimen–. También es clave vestirlos con ropa cómoda que no sea ajustada, dejarlos andar descalzos todo el tiempo que puedan, ya que el calzado –al inmovilizar el pie y los dedos– les quita el registro de toda superficie y endurece sus deditos, lo que genera lo mismo en su columna vertebral.

El método de Emmi Pikler

Emmi Pikler fue una pediatra austríaca que en 1969 desarrolló una investigación llamada “Moverse en libertad” que sentó algunas bases para estimular en los chicos el desarrollo motriz. Algunas de las claves y recomendaciones más importantes son:

• No les impongas posturas a tus hijos, como sentarse o pararse, y mucho menos con andadores o almohadones. Lo ideal es esperar a que ellos conquisten esas habilidades por sí solos. Los movimientos que se adquieran sin el paso de la experiencia y las tentativas constantes hacen que el niño se mantenga menos activo y menos consciente de su cuerpo.
• Evitá colocar al bebé sobre el vientre, porque así sus movimientos quedan muy reducidos. Solo puede alzar la cabeza.
• Si tu hijo ya deambula, dejá que vaya por todos lados ensuciándose y tocando todo (obviamente, que no sea peligroso). Simplemente tuneá tu casa y dejalo ensuciarse. ¡Y explorar! No lo confines a una silla, a mirar juguetes externos a él mismo o dibujitos en la compu.

Contagiate de ellos

Si tenés la gloria de tener un bebé o un hijo chiquito, o simplemente querés intentar recuperar algo de ese hermoso movimiento orgánico que tenías de chica, dedicá al menos media hora de tu día para recostarte con él en el piso con una manta y simplemente moverse como el cuerpo les vaya dictando. ¡Vas a ver qué tan fácil es para los chicos! Nosotras quizá tengamos que arrancar parando el ritmo de nuestra mente y anclándonos en nuestro cuerpo desde la respiración y algún movimiento que nos despierte el placer y la conciencia•

¿Alguna vez te pusiste a mirar como se mueven los niños y niñas que te rodean? ¿Te gustaría moverte a su ritmo? Leé tambien: "Bailar pegados es bailar" Te contamos qué es el baile con apego y Paula Pantano: el movimiento es salud

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