¿Cómo saber si tu pareja está funcionando y están en un buen momento de la relación?

Sin reproches ni fallas en la comunicación. Algo está a puro flow y la pareja se siente totalmente sincronizada. La relación está tan bien que casi no te la creés: “Es demasiado”, pensás con algo de desconfianza mientras se sienten seguros, amados y acompañados. ¿Qué está pasando? Están en una cresta, en sintonía, en uno de esos lapsos de hiperconexión. Pero estos momentos a veces también traen dudas e interrogantes: te dan ganas de descifrar cómo llegaron a sentirse tan bien, cómo hacer para sostener este momento tan copado y qué les va a dejar después. Si tu relación es incipiente, la sensación de estar surfeando la ola es bastante común; en cambio, si ya lleva un buen tiempo y sentís que están disfrutando al máximo, hacé un stop y valoralo: estar “en la cresta” suele ser un arduo trabajo para las parejas de larga data.

¿Cómo identificarla?

Están en la cresta cuando los dos sienten que están al máximo, tanto a nivel individual como juntos. Mucho tiene que ver con las sensaciones que te produce estar con el otro, que son de placer y de disfrute. Son ellas las responsables de que tu cuerpo y tu mente quieran más del otro. Sentís que son uno, que van para el mismo lado y que surge una conexión mágica, tanto en la calidad de los encuentros que tienen en el presente como en lo que están proyectando juntos. La cresta de la ola se puede dar varias veces en una misma pareja y todas son distintas. Cada una se corresponde con el tipo de relación y el compromiso que se va generando. Cuando una pareja está ahí arriba, lo más común es que sea gracias a un delicado equilibrio entre la pasión (tiene que ver con una buena sexualidad, que está muy ligada a la admiración), el compromiso (la elección consciente y cotidiana del otro) y la intimidad (la confianza, el poder ser 100% quienes somos cuando estamos con el/la otro/a).

¿En qué cresta están?

• La cresta inicial: es la de la etapa de enamoramiento, donde todo fluye en forma natural y se da prácticamente desde el plano fisiológico. Los neurocientíficos del amor aseguran que, al comienzo de una relación, tu cerebro produce altos niveles de dopamina, serotonina y endorfina, entre otras hormonas. El otro o la otra te encanta, te hace sentir bien, tenés las mariposas en el estómago, sos capaz de verlo/a en todos lados, y el perfume que usa te mata. Es de Boca y vos de River, pero Boca ya no te cae tan mal. Sin embargo, con el tiempo, esta producción de hormonas baja porque, a la vez que otorga placer, le demanda mucho estrés al cuerpo. Es entonces cuando aparece el apego, una conexión más profunda.
• Las crestas más reales: cuando la pareja pasa a esa etapa más serena, se pasa a un estado más consciente. La cresta de la ola depende ahora de un trabajo, es decir que tiene que haber algo más sólido y fuerte para que se sostenga. Estar en un buen momento de pareja pasa a ser un contrato, una elección consciente. Además, estas crestas tienen una función fundamental: construir el reservorio emocional del vínculo, para volver ahí en los momentos en que toque “hacer un poco la plancha”.

¿De qué se construye una buena ola?

• Trabajo diario: estar eligiendo a la pareja, saber por qué la elijo. Y decírselo cada tanto es un buen ejercicio.
• Tener un proyecto compartido: que eso que ambos quieren sea más o menos lo mismo. Y que los planes juntos se vayan cumpliendo y no queden solo en sueños.
• Ser una persona individual dentro de la pareja: tener espacios propios y respetarlos. Que los dos estén pasando un buen momento a nivel individual siempre suma.
• Rodearse de gente que los quiera juntos: no existe la familia perfecta, pero cuantos menos factores externos nocivos existan, mejor.
• Que no haya baches de inseguridades: a muchas personas les cuesta dejarse querer, mirar y respetar por un tema de autoestima. Por eso, que ambos hayan trabajado sobre sí mismos es clave.

No se puede estar siempre arriba

A veces hay olas que pegan revolcones, pero los malos momentos pueden ser enriquecedores y la puerta de entrada hacia la próxima cresta. También, una oportunidad para cambiar algunos aspectos y que ambos se sientan mejor. Pretender que la cresta esté siempre es una fantasía, una idealización; algo imposible desde el punto de vista físico y mental. Y que haya olas bajitas no quiere decir que haya peligro, sino que está todo en armonía. Hay que disfrutar la relación tanto con olas bajas como con olas altas. Lo importante es que exista el movimiento.

Ojo con la ansiedad anticipatoria

Muchas veces nos pasa de pensar que, si está todo TAN bien, después va a venir algo malo. Pero frená tu cerebro y no te pierdas de saborear ese momento por una creencia irracional que hace que te armes escenarios negativos a futuro. Además, si te enroscás mucho, podés caer en la profecía autocumplida: tenés miedos, entonces te volvés controladora, posesiva, insegura, y en lugar de acercar al otro, lo alejás. Así que... ¡disfrutá la ola!

Expertas consultadas. Lic. Paola Broll (psicóloga especialista en dependencia emocional y autoestima) y Lic. Mariana Kersz (psicóloga y sexóloga).

5 cosas para potenciar a tu pareja por Lic. Mariana Kersz

• Chapá fuerte. Volvé al inicio de la relación, donde los besos eran la llave de ingreso a este mundo íntimo de la pareja y no necesariamente eran la previa a tener sexo.
• ¡Que vuelvan los lentos! Intenten con la música que los conectó cuando se conocieron.
• Apostá al sexting. Enviarse mensajes eróticos, aunque convivan desde hace diez años, puede ayudar a renovar la pasión.
• Busquen divertirse con nuevos intereses: prueben tomar una clase de canto, rock o lo que les guste. Tener nuevos objetivos en pareja suman mucho al entendimiento en la intimidad.
• Y, sobre todo, disfrútense: no todo en la intimidad pasa por el sexo con penetración, hay mil maneras de encontrarse, relacionarse y disfrutar del erotismo de a dos sin caer en el cliché de la genitalidad como única forma posible.

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