Colonia: la tentación de volver a cruzar el río ancho
Programa sibarita en un lodge exclusivo y otros buenos pretextos para una renovadora escapada de fin de semana a Colonia
Por qué será que siempre, pero siempre, se repite el hechizo: con sólo navegar el Río de la Plata durante una hora hasta Colonia del Sacramento, el viajero se transporta a un tiempo distinto, de tardes soleadas y mates charrúas con yerba en polvo, sin palos e islita, que jamás se lava.
Apenas llegar, se presume la cadencia del Uruguay: surge inexorablemente la magia que relaja y aquieta el alma en esta ciudad orillera de decires alegres y campechanos, de carne asada en la parrilla con brasero y leña, bien de bien.
A diez kilómetros del centro por caminos de tierra, oculto en la campiña ondulada asoma Río Ancho, un lodge lujoso pero agreste, con playa propia, que sumó hace unos meses el amor profundo por la cocina de la chef Patricia Courtois. Se puede pasar el Día Gourmet o alojarse en alguna de las tres amplias habitaciones con todos los chiches, como un control solar motorizado, la televisión de 50 pulgadas, que se oculta con un botón y ya no existe, o el balcón privado con jacuzzi y vista al río y al monte autóctono.
El lugar es atendido por sus propios dueños, que decidieron abrir las puertas de la chacra donde pasaron los momentos más felices de su infancia para recibir a los huéspedes. Los manjares de La Courtois, como se hace llamar esta señora famosa por sus patés de todo bicho que camina, hacen el resto. Ella rescata ingredientes exclusivamente uruguayos y para sus tradicionales preparaciones de inspiración francesa, como los mencionados patés, los pasteles, el suflé de queso con corazón de brócoli y fonduta de ajos y tomates, el cordero de la zona que se deshace, cocinado doce horas en sus jugos con las verduras de estación, los tortellini de zapallo cabutia con masa de harina de algarroba y manteca a las hierbas, los increíbles ñoquis de castañas con manteca de avellanas.
Se suman los hallazgos de quesos a cual más rico; la leche recién ordeñada que busca de camino al campo cuando viene de Buenos Aires con la que prepara la ricota; los fiambres caseros en plena experimentación; las diversas carnes con trazabilidad; la pesca de río del día y las verduras de la propia huerta orgánica.
El lodge, además, cuenta con programas de actividades para compartir: yoga, masajes, amasado de pan, trabajos en la huerta, avistaje de pájaros, cabalgatas, kayak o simplemente el placer de descansar.
Asado y vinos locales
El Día Gourmet de Río Ancho puede concluir con la vuelta a casa. Pero mejor dormir en Colonia para ver el atardecer con toda la parsimonia, ya sea en la playa mencionada o desde la Rambla de cinco kilómetros. Y pernoctar en el lodge o en la ciudad para no perderse sus encantos, que no son pocos, además de otras posibilidades gastronómicas.
De esta categoría de cocina que hablamos se trata también el restaurante y hotel boutique Charco, con huerta propia, abierto desde 2013. Con terraza sobre el río o en el pequeño salón de pocas mesas –hay que reservar para no esperar–, los platos reflejan el cuidado de la materia prima en sopas, raviolones de espinaca y ricota, entre otras propuestas de un menú breve que suma los vinos del departamento de Colonia como Piccolo Banfi.
Si se quiere conocer el asado en serio, la parrilla La Amistad es una buena opción sin eufemismos ni argentinadas; al fin y al cabo, a pesar de que el 10 por ciento de la población de la ciudad es argentina esto es Uruguay, el de Artigas y el de la adorable garra charrúa.
Pocos saben que el nombre Colonia remite a las colectividades de inmigrantes que se establecieron al desatarse la Segunda Guerra Mundial –alemanes, pero también suizos, italianos y otros–, que aún hoy siguen llegando y le dan a la zona un aura cosmopolita y bohemia.
Por los adoquines
Si pasó la noche, conviene levantarse temprano para caminar hasta la Dirección de Turismo del centro histórico y no perderse las calles adoquinadas de la ciudad declarada Patrimonio de la Humanidad en 1995, la vista desde el faro de 35 m, los museos como el Portugués o el del Azulejo, el Bastión del Carmen con algún espectáculo o los tambores que siempre resuenan, omnipresentes, del candombe.
Vestigios del pasado colonial, la ciudad amurallada fue fundada en 1680 por Manuel Lobo; gracias a su origen misturado portugués y español su trazado se enrosca como en un laberinto y no responde al clásico damero.
La vida agoniza en la calle de los Suspiros –las calles originales están atravesadas por una cadena–, que desemboca en el río y en sus islas y de la cual se cuentan las leyendas más inverosímiles. Allí también, nobleza obliga, se puede comer una picada con el famoso queso Colonia y llevar conservas de frutas, mermeladas y libros de autores uruguayos en El Buen Suspiro. Es difícil conseguir una mesa libre, mejor reservar, lo mismo que en Charco.
En busca de ingredientes genuinos se puede recorrer el resto del departamento de Colonia, de 6106 km2, uno de los más prósperos del paisito, con agricultura, frutales, viñedos, olivares, granjas lecheras y porcinas con producción de quesos y chacinados y las bodegas. Son 14 ciudades para recorrer tales como Colonia Suiza y Valdense, famosas por sus quesos y chocolates.
Imposible partir sin agradecer la visita en la Basílica del Santísimo Sacramento, la iglesia más antigua de Uruguay, para después seguir caminando eternamente por las callejuelas enrojecidas de Santa Ritas o por las aledañas, que mueren el río marrón.
Datos útiles
Dónde dormir
Río Ancho Lodge: paquete de dos noches, con todas las comidas incluidas. En habitación deluxe, base doble, US$ 600; junior suite, US$ 750; master suite, US$ 900. Para comer, menú degustación de tres pasos, US$ 60; cinco pasos, US$ 100. Tula Suárez de Cutinella, s/n, a 10 km de Colonia del Sacramento, Uruguay, en zona rural. Tel. (en Buenos Aires) 5254-4381; (local) (598) 45202205. www.rioanchocolonia.com
Otras opciones para dormir: Hotel Italiano (con pileta climatizada); Sheraton y Radisson, ideal para ir con niños también, entre muchos otros.
Dónde comer
Parrilla La Amistad. Para comer asado a la uruguaya hecho en el momento, muy recomendable. También, buena milanesa, papas fritas, ensalada mixta con cerveza Patricia a excelentes precios. Atiende y cocina el dueño. 18 de Julio esquina S. Méndez. Tel. (598)45226808.
Charco. Restaurante y hotel boutique con vista al río, arquitectura despojada, comida deliciosa y servicio muy cuidado. San Pedro 116, Barrio Histórico. Tel. (598) 45235000. www.charcohotel.com.
Buen Suspiro. Sobre la Calle de los Suspiros, sirven picadas gloriosas con el famoso queso Colonia y venden conservas y libros de autores uruguayos. Se entra por una puerta pequeña y hay que reservar ya que sólo cuenta con mesitas para dos personas. Calle de los Suspiros 90. Tel.: (598) 99769098. www.buensuspiro.com
Lentas Maravillas. Restaurante con pocas mesas de Maggie Molnar, que atiende y cocina personalmente. Sirve sándwiches, tortas (como la de zanahoria) y otras delicias. Mejor, con reserva. Santa Rita 61, Colonia. Tel.: (598) 45220636. lentasmaravillas@gmail.com
Más información
Oficina de Turismo: General Flores y Rivera. (Tel.(598) 45226141, infoturismo@colonia.gub.uy
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