Clubhouse: cómo funciona la red social de audios y qué hacer para ingresar
La nueva red social en la que los mensajes valiosos y la oratoria son más fuertes que cualquier imagen. Conocela.
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En marzo de 2020, en los primeros días de cuarentena, los empresarios de Silicon Valey Paul Davison y Rohan Seth lanzaron Clubhouse con una idea simple: una vez que se recibe la invitación, se puede iniciar o escuchar conversaciones en salas digitales, que van desde una gran charla de alguien famoso hasta una pequeña reunión casual. La nueva red social de audios, que todavía se encuentra en versión beta y solo es descargable en iPhone, venía creciendo de a poco, pero en febrero saltó de 2 millones de usuarios a 10 millones y se convirtió en el lugar donde todos quieren estar.
Los usuarios (o beta testers) que logran acceder a Clubhouse pueden escuchar conversaciones, entrevistas y discusiones entre personajes con perfiles súper interesantes. La sensación al ingresar es la de estar caminando por los pasillos de un congreso exclusivo repleto de salas de conferencias donde se protagonizan desde debates políticos o disertaciones sobre criptomonedas hasta workshops sobre redes sociales o salas de speed-dating. La compañía se autodescribe como “un nuevo producto social basado en la voz que nos permite charlar, desarrollar ideas, profundizar amistades y conocer gente interesante alrededor del mundo”.
La magia está en que todos, absolutamente todos los usuarios, pueden abrir su propia sala pública para hablar de lo que saben, de lo que les gusta, de lo que los inspira. Todos tienen a disposición su propio dial de radio para convertir su voz en un mensaje que llegue a cientos o a miles.
El retorno de la oralidad
Los expertos en marketing digital indican que la mejor manera de generar engagement en Instagram es responder los DM con mensaje de voz. Twitter ya incorporó a su red los audio-tweets, Amazon hizo una apuesta fuerte con Amazon Music y cada vez son más los influencers que se vuelcan al formato podcast. Es en este retorno a la oralidad que tiene bastante sentido el éxito de Clubhouse. ¿Por qué? Esta red social le da marco en simultáneo a miles de eventos en vivo solo de voz de los que pueden participar hasta 5000 personas que, si tienen ganas, pueden levantar la mano para hablar y democratizar el diálogo. La voz es puro relato, sin estética, sin tanto filtro. Para sumarse a una sala de Clubhouse solo tenés que tener algo para decir, no hace falta maquillarse y peinarse, ni siquiera acomodar el espacio u optar por fondos virtuales.
Estábamos cansados de vernos tanto. Clubhouse es casi como el alivio de la llamada telefónica sin camarita, es mucho más accesible. “Creemos que la voz es un medio muy especial. Sin la cámara encendida, no tienen que preocuparse por lo que están usando o dónde se encuentran. Pueden hablar en Clubhouse mientras doblan la ropa, amamantan, viajan, trabajan en su sofá o salen a correr. En lugar de escribir algo y apretar ‘Enviar’, estás involucrado en un diálogo de ida y vuelta. La entonación, la inflexión y la emoción que se transmite a través de la voz permite captar los matices y formar conexiones exclusivamente humanas”, explican en el blog de Clubhouse sus fundadores.
¿Cómo funciona?
El algoritmo toma nuestra lista de contactos, los intereses que elegimos al abrir la app y hasta es posible asociarlo con nuestras cuentas de Tw o IG para lograr mayor especificidad. A partir de ahí surgen las salas que nos va mostrando el muro. Como Twitch, la propuesta tiene que ver con la hiperespecialización, hay salas dedicadas a infinidad de temas. Podés unirte simplemente presionando sobre ellas. Al unirte, tu avatar va a figurar entre la audiencia con la opción de levantar la mano para ver si los anfitriones te autorizan a hablar o la de “leave quietly” e irte. Las salas funcionan como llamadas de Zoom (con camarita apagada) en las que algunos hablan y otros solo oyen. Los moderadores (puede ser uno o más) son los que crearon las salas y los que deciden quién sube al escenario. Para saber quién está hablando, podés ver un círculo grisado que rodea su avatar. Si te interesa lo que está diciendo, podés presionar sobre él (sin que este se dé cuenta) ver su bio y seguirlo o incluso activar sus notificaciones.
¿Cómo ingresar a ClubHouse?
No se trata de bajarte una app, buscar un usuario libre y empezar a usarla. En Clubhouse, sí o sí tenés que tener un amigo adentro que pueda invitarte a pasar. Te manda un mensaje de texto a tu iPhone (sí, recordemos que hasta ahora es solo para iOS) en el que se te comunica que vas a tener que usar tu número de teléfono (de ese teléfono al que te llegó el mensaje) para iniciar sesión. Inmediatamente, te llega otro mensaje con un código de verificación de 4 números. Listo, ya estás adentro. Seleccionás tus áreas de interés (que serán clave para ver qué salas te mostrará la app) y seguís a tus amigos. Ah, si ya ingresaste, ahora vos tenés dos invitaciones para poder mandarle a alguien, además de tener la posibilidad de ir desbloqueando otras mientras más uses la app. Aunque aseguran que se mantiene cerrada para poder mantener un crecimiento lento que garantice el funcionamiento y la moderación, el CEO Paul Davison prometió que este año se abriría para todos, incluso para usuarios de Android.
¿Cómo armar tu sala?
En el margen inferior del muro hay un botón verde que dice “Start a room” (iniciá una sala). Presionás y te da la opción de hacerla abierta, social (solo para tus seguidores), cerrada (vos elegís a quién incluir) o dentro de algún club de los que seguís. Elegís y presionás “Let’s go”. Ya tenés tu sala. También podés programarla, elegir el título, si tenés algún coanfitrión o invitado especial, el día, el horario y una breve descripción. Lo que se habla en las salas no queda guardado. Al cerrarla, como quien corta una llamada telefónica, la conversación se termina.
Una red con mucho para aportar
Por @agusvissani (en Clubhouse)
Empecé a escuchar de Clubhouse en diciembre y me interesó desde el principio. ¿De qué estarán hablando ahí adentro? Acostumbrada a Instagram, donde prima el exhibicionismo, una red cerrada donde expertos debaten y gente creativa hace networking, funcionaba como mi anzuelo perfecto. Beta Suárez me invitó a pasar y ahí comenzó mi aventura recorriendo salas de todo tipo. Algunas más entretenidas, otras en las que no duré ni un minuto. Durante semanas me dediqué a la pasividad. No se me ocurría levantar la mano, me daba algo de vértigo que me invitaran a subir al escenario y, finalmente, desmutearme. Con el tiempo entendí la magia de esta nueva red social donde todo es mucho más casual. Terminé de entenderlo después de crear mi primera sala junto con Vik Arrieta (mi hada madrina de este club) y Lulu Biaus. Creamos un evento: “Editoras al rescate”, en el que invitábamos a los oyentes a subir al escenario para que nos contaran qué dificultades tenían a la hora de pensar, elegir u organizar su contenido y nosotras, desde nuestra experiencia, los ayudaríamos. Me encantó la experiencia, el intercambio, la manera relajada de intercambiar desde los conocimientos que cada uno trae. Creo que es una red con mucho para aportar y que el protagonismo de la voz hace que el diálogo se vuelva muchísimo más empático.
¿A quién seguir?
En este mundo nuevo, encontrarse un amigo es como descubrir a un argentino en plenas vacaciones al otro lado del mundo. Es que los hispanohablantes somos minoría, y más aún los argentinos. De todas formas, tímidamente, cada vez se suman más voces interesantes para empezar a seguir, para invitar a tus salas o incluso animarte a proponerles armar sala juntos. Es que al ser un club nuevo, todos estamos en plan adaptación y eso nos iguala.
- Sophia Amoruso. (@sophia). Creadora de Nasty Gal
- Brené Brown. (@brenebrown). Escritora
- Borja Vilaseca (@borjavilaseca). Speaker, emprendedor
- Belén Barragué. (@belubarrague). Emprendedora
- Vik Arrieta. (@happimess). Creadora de Monoblock
- Marina Ponzi. (@marina.ponzi). CEO de Ladies Brunch
- Leo Piccioli. (@leopiccioli). Experto en innovación
- Beta Suárez. (@soybetasuarez). Comunicadora
- Ariel Brailovsky. (@arielbrailovsky). Mentor de negocios
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