Claves para hablar sobre menstruación con nuestras hijas y dejar de alimentar viejos tabúes
La publicidad, las series, el cine y hasta nosotras empezamos a darle otro lugar; ¿Qué cambió? ¿Cómo acompañar a las nuevas generaciones?
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La mayor parte de quienes hacemos y leemos OHLALÁ! nacimos entre los 80 y 90: menstruar era una palabra que, por lo general, no decíamos. Buscábamos eufemismos para referirnos a nuestro sangrado. “Me vino”, “Estoy indispuesta”, “Vino Andrés, el que viene una vez por mes”. Muchas recibimos una charla en la escuela en la que nos explicaron con láminas ilustradas de úteros fríos, inertes, inmóviles y rígidos la anatomía de los cuerpos, mencionada solo como aparato reproductor y la menstruación como un asunto de higiene personal, más que como un evento relacionado con la salud sexual, emocional e integral. Era un tema que solo conversábamos con amigas muy cercanas, para chequear si lo que nos pasaba era normal. Nuestras madres tenían poca información para proporcionarnos. Cuando nos “desarrollábamos”, nos compraban unas toallitas, un corpiño triangulito y a otra cosa. Nadie nos decía que la menstruación es una fase del ciclo de toda mujer en edad fértil, una parte vital que cumple muchas más funciones que avisarnos si estamos gestando o no.
El discurso publicitario no ayudaba demasiado. Todo lo contrario, más bien restaba. Porque insistía en mostrarnos chicas espléndidas, sin hinchazón, ni granos, ni malhumor, que se ponían un pantalón blanco al cuerpo y salían con su novio, con sus amigas, a “romperla” y hacer su vida porque su toallita las mantenía a salvo de papelones y ese ibuprofeno les quitaba los cólicos. Cuando el discurso feminista empezó a propagarse, algo cambió y empezamos a ver publicidades dirigidas a nosotras que nos mostraban menos presas de gustar, pero aun así haciendo esfuerzos físicos y anímicos mucha veces impensables para esos días. Ni hablar de ese discurso social que sindicaba a la mujer menstruante como una “ovárica” infumable.
¿Cómo habitar el ciclo?
El ciclo menstrual es realmente un reflejo de nuestro estado de salud. Hacerlo de forma irregular, hacerlo más de una vez al mes o con sangrado demasiado abundante, dejar de hacerlo por meses, hacerlo con dolor o con náuseas son características que no son inamovibles ni estáticas.
No es lo que “nos tocó” por ser personas menstruantes. Es un área donde, a diferencia de lo que nos han dicho siempre, sí podemos intervenir. Y al hacerlo, ganamos. Cuando empezamos a entender que menstruar es salud, que la sangre nos brinda información sobre nuestro sistema glandular y sobre el funcionamiento de distintos órganos de nuestro cuerpo, dejamos de ver la sangre desde el tabú y la suciedad. Es decir, menstruar no solo es natural: ¡es clave! Y, como toda inflamación, debe ser resuelta por nuestro organismo. Por supuesto, no hay una regla exacta ni igual para todas las personas, pero sí está bueno tener en cuenta algunas claves:
- Dormir al menos siete horas y en horarios adecuados
- Controlar el consumo desmedido de fármacos
- Preferir cosmética natural (para evitar químicos que interfieren con nuestras hormonas)
- Meditar al menos diez minutos al día
- Disminuir el consumo de alcohol, tabaco y alimentos ultraprocesados (aditivos y agrotóxicos)
- Reforzar la alimentación sumando condimentos antiinflamatorios e infusiones tales como cúrcuma, pimienta, jengibre y canela
- Disminuir (o incluso evitar) el azúcar y el exceso de carbohidratos (panes, pastas, pizzas, galletitas)
- Aumentar el consumo de verduras de muchos colores, frutas preferentemente enteras y alimentos con grasas saludables como palta, frutos secos y huevo
10 cosas a tener en cuenta si tenés una hija preadolescente
- Observá su timing. Lo primero es entender que no es lo mismo ser la primera en menstruar de sus amigas, así como tampoco lo es ser la última. Ese “destiempo” puede afectarla.
- No le transmitas tus vivencias personales. Poné especial atención en no trasmitirle vivencias personales que puedan condicionar de forma negativa la vida menstrual.
- Respetá su privacidad. Es súper importante no invadir su espacio o que la menarca sea motivo de vergüenza o un trofeo familiar.
- Mostrale los diferentes métodos. Acercale toallitas, tampones, copa menstrual; cuál elija dependerá de su deseo y no de lo que otros consideren mejor.
- Contale de qué se trata el ciclo menstrual. Que el sangrado es solo una parte muy visible de todo un proceso interno vital.
- Charlen con un/a doctor/a. Está bueno acudir a un profesional médico que inspire confianza para evacuar dudas, siempre que ella esté de acuerdo. Pero tampoco fuerces conversaciones.
- Sabé que los primeros años puede haber irregularidades.Acompañá con paciencia la maduración de su eje hormonal sexual. Recordá que cada cuerpo es único y sus tiempos también lo son.
- No hay por qué aguantar el malestar, no nos hace más fuertes. Los analgésicos y los antiespasmódicos pueden ser grandes aliados.
- Contale que es algo que la va a acompañar por muchos años y que puede incluirlo a su manera. No hay una más correcta.
- Incentivala a descubrirse y a entender cómo el cuerpo, la mente y el alma bailan al son de las distintas fases del ciclo menstrual. Conectarnos con cada fase nos ayuda a entendernos.
Expertas consultadas
- Cecilia Valentini, Lic. en Comunicación Audiovisual, doula, activista menstrual.
- Melanie Sol Biloni, Lic. en Nutrición, experta en salud hormonal femenina.
- Juliana Dalzotto, Terapeuta integral para la salud cíclica y sexual.
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