Cinco consejos para proyectar el año
Mercedes Korin, nuestra especialista en planificación estratégica, nos ayuda a proyectar el 2016
Probablemente o estás de vacaciones o acabás de llegar o te estás por ir. El verano es una estación que habilita con más énfasis el tiempo de ocio; a la vez, el inicio del año promueve las ganas de resetear. Esta combinación de verano e inicio de año nos da la posibilidad de bajar un par de cambios, observarnos y llegar a algunas conclusiones. Probablemente muchas de esas conclusiones puedan resumirse en "En 2016 voy a empezar X" o "En 2016 voy a terminar Y".
Sea empezar o terminar, sea X o Y, en general se hace necesario algo más que deseo para que esa voluntad arrolladora de las vacaciones no quede olvidada en el medio de transporte que nos haya devuelto a nuestro cotidiano. Es que el contexto en que tomamos decisiones de este tipo es muy distinto al del resto del año: reposera o zapatos trekking no son elementos que nos caractericen más allá de esos días que tan bien cotizan).
¡Que no decaiga!
Mucho de ese "algo más" que necesitamos son cuestiones que hacen a una planificación. Por eso, acá van cinco consejos que pueden serte de utilidad:
Priorizar. No hay problema con querer todo al mismo tiempo salvo cuando a ese todo hay que hacerlo pasar por un embudo limitado que es el tiempo y la energía que disponemos para trabajar por aquello que queremos que suceda. Es conveniente definir no más que un par de objetivos -tal vez uno personal y uno profesional-, y ver que no se contrapongan (al contrario, si se potencian entre ellos mucho mejor). Por ejemplo, si tenés en mente un año tranquilo para encarar esos eternos pendientes (desde probar actividades extra laborales que te interesan hasta solucionar un problema familiar que requiere de mucha disponibilidad de tu parte), tal vez no es momento de dar esa batalla por un ascenso laboral que suponés que costará sangre, sudor y lágrimas.
Condiciones de posibilidad que dependan de vos. Si querés algo que no depende de vos ni un poquito, déjalo por un rato (igual, no hay nada que puedas hacer) y la vida dirá. Si, en cambio, tenés un objetivo y hay algo en lo que puedas incidir para contribuir a que suceda, identificálo y hacélo. Algunas de esas condiciones que dependen de uno son, por ejemplo, obtener conocimientos nuevos o circular en un ámbito determinado. Además, para no frustrarte con "Yo hice todos los deberes y no resultó", fíjate qué condiciones de posibilidad hay que no dependen de vos y evaluá si tienen más peso que las que sí dependen de vos.
Interlocutores válidos. Acercáte a gente útil a tu objetivo: personas que te ayuden a pensar, que hayan vivido experiencias que te permitan acortar camino, que te conecten con otros, que te alienten, que a la hora de ayudarte no pongan en juego sus propios temores. Si querés ir por un tiempo a otro país y tus padres son muy retentivos, seguramente no van a ser los mejores interlocutores para colaborar en esa decisión. Otra cosa: no busques todas estas funciones de apoyo en una sola persona; puede ser que alguien que te brinde apoyo emocional no te pueda brindar apoyo logístico y viceversa.
Un primer paso concreto. Para salir de la cabeza y empezar a crear condiciones de posibilidad hacen falta acciones viables, sencillas. Muchas veces un primer paso es contar con información objetiva (por ejemplo, sentarte con los planes de estudio y tipos de universidades de las carreras que te interesan; o averiguar cuánto va a costar esa reforma que querés hacer). Otras veces se trata de tener un botón de muestra, como puede ser probar una clase o acompañar a alguien en una actividad, para vivir algo de la experiencia que intuís que puede resultarte interesante.
Prestar atención. Para que tu voluntad de lograr ese objetivo no se extinga junto con el último sol del verano, otra sugerencia es la atención. No te corras del foco. Seguí generando condiciones. Contá con distintas estrategias. Asumí que las cosas casi nunca salen en el tiempo y en la forma en que deseamos. A veces lo que sí sale es la esencia de lo que uno estaba buscando pero bajo otra modalidad. Prestá atención para reconocer esa esencia. Puede ser que hayas intentado que te tomen para un trabajo y al final te tomen para otro, pero tal vez la esencia es similar: por ejemplo, que tengan mayor consideración por tu tarea que la que tenían en el lugar donde estabas en 2015.
Te deseo un 2016 con un par de objetivos claros, que estén en armonía entre sí, que en gran medida dependan de vos, con gente que te ayude en el camino, con pasos que te permitan salir de lo mental y pasar a la acción, y con foco.
¿Te sirven estos consejos? Para complementarlos, hay otras columnas de Mercedes que pueden ayudarte a proyectar tu 2016. Fijáte Hoja de ruta, intuición y devenir, que explica que la planificación debe ser enfocada no como una estructura que te encorseta sino como carriles que te ayudan a improvisar, y Hora de activar, que propone que uses todas tus capacidades para accionar ese cambio que te proponés.
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