Células madre: ¿sí o no?
"Imaginate que de golpe, a partir de un día cualquiera, tengas que aprender absolutamente todo lo que tenés que hacer". Esa fue mi respuesta cuando, hace unos días, me preguntaron cómo se sentía esto de ser padre. Me pareció mucho más descriptivo que decir "es difícil" o "es cansador" o "está buenísimo", porque el hecho de tener que aprender siempre me resultó atractivo, aún cuando ese aprendizaje implique la toma de ciertas decisiones definitivas. Y una de las que más charlamos con mi mujer fue la de conservar o no las células madre.
Hace un par de años, en una de las frecuentes charlas que por motivos laborales tengo con médicos, uno de mi más absoluta confianza me dijo: "Lo de las células madre es un curro, todavía no hay usos comprobados de nada, es todo potencial". Más cerca en el tiempo, con el embarazo en pleno desarrollo, le hice la misma pregunta a otro médico, y la respuesta fue la misma, aunque con un dato extra: si en el futuro uno llegara a necesitar células madre por X motivo, se pueden extraer de la médula, en cualquier momento de la vida. Esas dos opiniones, y el hecho de que el parto se adelantara antes de que tomáramos la decisión definitiva, hicieron que ese "no" provisorio de convirtiera en respuesta final.
Días después de mi primer post en esa sección, me empezó a seguir en Twitter una empresa que se dedica a esa actividad, y aproveché su buena predisposición para sacarme las dudas que me habían quedado pendientes, siempre con plena conciencia de que iba a hablar con gente que se dedica a vender ese servicio. "Las células madre son como comodines estructurales del organismo, es decir, que tienen la capacidad de transformarse dentro de los tejidos, en distintas células", me explicó el Dr. Miguel Angel Sorrentino, médico hematólogo y Director Médico de BioCells Argentina.
- ¿Y por qué tengo que decidir si quiero recolectarlas en el momento del parto? ¿No se pueden obtener células madre después?
- Las que uno tiene en el momento de nacer son células "vírgenes", porque no tuvieron contacto con ningún antígeno exterior, y porque son las que tienen mayor potencialidad que las adultas. Por eso es que un chico que se lastima sana mucho más rápido que un adulto.
"Las células madre envejecen igual que nosotros, y por eso es que las del cordón umbilical son tan buenas, porque tienen la pluripotencialidad casi intacta", coincide el Dr. Oscar Rodrigo, que no es médico sino biólogo molecular, y se dedica también a trabajar con bancos de células madre de los Estados Unidos, Canadá y el Reino Unido. "Pero todavía estás a tiempo, porque podemos extraer células madre de la pulpa de los primeros dientes de leche", agrega, aclarando que las células congeladas pueden servir no sólo para el bebé, sino también para los padres, ya que tienen una genética similar a la del recién nacido.
En cuanto a las aplicaciones prácticas de las células madre, se encuentran las técnicas ya conocidas y utilizadas desde hace más de 30 años (tratamientos contra la leucemia, algunos tumores sólidos y ciertas enfermedades congénitas relacionadas con deficiencias inmunológicas); pero también aquellas enfermedades para las que la ciencia todavía está buscando una cura o un alivio, como el Parkinson, la artritis reumatoidea, deficiencias neurológicas y ciertos males causados por traumatismos. ¿Pero cuándo se va a saber? "Es la pregunta del millón", admite Sorrentino. "Hay muchos estudios en fase de prueba con humanos, y los resultados son interesantes, pero todavía quedan preguntas por responder", contesta, sin una respuesta concreta. "Hay personas que, habiendo quedado postradas, pudieron volver a caminar gracias a tratamientos con células madre", ejemplifica Rodrigo, "pero que no haya usos comprobados no significa que la posibilidad esté en ciernes", cierra.
- Dr. Rodrigo, si usted no trabajara con células madre y no fuera parte interesada en esto, ¿recomendaría igual hacer la conservación?
- Voy a responder como hombre de ciencia: sí. Uno aconseja en la medida en que está informado, y en la medida en que tuve la oportunidad de acceder a trabajos científicos, pude ver que hay un enorme potencial, y esto va a ir avanzando más rápido de lo que pensamos.
Si bien en el Hospital Garraham existe un banco público al cual recurrir, el servicio suele ofrecerse en forma privada: en cada sala de espera de un obstetra o de un curso de preparto, habrá un folleto informativo de las distintas empresas que brindan el servicio. ¿Pero cuánto cuesta? Existe un costo de extración y análisis (15 mil pesos) y otro de mantenimiento, que ronda los 150 dólares por año.
No es tan caro como pensaba, aunque eso lo dirá la cotización del dólar. Ahora, aún después de aprender un poco, sigo con la duda. ¿Ustedes qué opinan?