Cannabis medicinal: ¿Cuáles son los beneficios, los prejuicios y la situación actual de la planta milenaria?
Multifacética, terapéutica e ilegal; te contamos qué pasa hoy en el país al respecto
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El cannabis es una planta que tiene múltiples beneficios y que está avalada por más de 21 mil estudios científicos a nivel mundial –incluso la ONU ya reconoció sus propiedades terapéuticas–. Aún así, todavía escuchamos a muchas personas decir que no hay suficiente evidencia científica sobre sus bondades y abundan la desinformación y los prejuicios culturales. Aunque hubo muchos avances en cuanto al debate y la aceptación social, todavía es un tema confuso que tiene impacto en la legislación.
Hoy, la ley en nuestro país permite el consumo medicinal para pacientes que tengan epilepsia refractaria o que cuenten con indicación médica. Por eso, a través del Programa REPROCANN, se conecta a pacientes con médicos y cultivadores solidarios. Pero ¿qué deja afuera la ley? El uso recreativo y la comercialización en todas sus formas.
¿Qué busca la nueva ley?
En cuanto a este último punto, hace poco, el Senado dio media sanción al proyecto de ley que presentó el Ministerio de Producción de la Nación, que busca darle un marco regulatorio a una problemática que ya existe. Se trata de la economía informal de cultivadores que abastece de cannabis a miles de personas. Este proyecto busca avanzar un nuevo casillero: pone la mirada no solamente en la salud, sino que empieza a ver el cannabis como un insumo económico que puede traer un desarrollo para el país. Para muchas provincias podría ser una fuente de trabajo de calidad, que, a pesar de que ya existe en la clandestinidad, todavía no tiene reconocimiento. En cuanto a la salud, va a permitir un mejor acceso de los pacientes al cannabis, control y regulación.
100 años de prohibición
De los 5 mil años de historia que tiene la humanidad, solo cien son de prohibición de la planta de cannabis. ¿Dónde empezó la censura y por qué? La respuesta es en EE.UU. La paradoja es que hoy este país es potencia en cuanto a producción de esta planta. La prohibición tiene que ver con la historia racista y xenófoba de ese país, ya que era una droga que se asociaba con mexicanos y afroamericanos. La planta, fácil de obtener y de cultivar, era una dura competencia para las sustancias que estaban instaladas entre los estadounidenses, como la cocaína y el opio. Por otro lado, la marihuana competía con la industria del tabaco, empresas como Dupont por los textiles sintéticos y compañías como Hearst por el papel de celulosa. Es decir, tenía varios gigantes en contra. Los medios ayudaron a instalar mitos con la utilización de palabras como “degradación, vicio, locura, psicosis, cultivo del diablo” y se instaló rápidamente un prejuicio sobre esta planta. Como consecuencia, se propagó en el mundo un prohibicionismo de la mano de normativas internacionales, mediáticas y culturales a lo largo de todo el siglo XX.
Regulador del equilibrio vital
En los 60, el científico Raphael Mechoulam descubrió los compuestos más populares de la marihuana: CBD y THC. Después de 20 años investigando, encontraron que en el cerebro tenemos un generador interno de cannabis: el sistema endocannabinoide, que está involucrado en procesos fisiológicos como el sueño, el hambre, el ánimo, el control motor, la función inmune, la reproducción y la fertilidad, la memoria, entre otros. Este productor interno de cannabis explica por qué la planta puede regular funciones fisiológicas para mantener la homeostasis, o sea, el equilibrio vital. Hoy, los estudios revelan que la planta tiene más de 100 cannabinoides diferentes que actúan de forma colectiva.
¿Cuáles son sus beneficios?
- Mejora las convulsiones en pacientes epilépticos.
- Tiene un efecto analgésico y antiinflamatorio, sobre todo para dolores crónicos: genera un efecto más potente que los analgésicos habituales, incluso sin los efectos adversos. Por eso, suele funcionar en pacientes con enfermedades oncológicas o reumáticas porque permite reducir la dosis del antiinflamatorio y hasta, a veces, no necesitarlo.
- Como tratamiento de ciertas enfermedades: estudios han afirmado que puede servir como tratamiento del glaucoma, cáncer, Alzheimer, Parkinson, enfermedades intestinales, fibromialgia, entre otras. Para estos casos, son excelentes los cannabinoides como CBD, CBG o TCHV.
- Es antioxidante y neuroprotector: ayuda en casos de pacientes que sufran de estrés postraumático (TEPT).
- Funciona como tratamiento medicinal para el trauma cerebral que sucede en accidentes automovilísticos, prácticas deportivas, caídas en la tercera edad, etc.
- Tiene efecto regenerador del tejido óseo: los cannabinoides como el THCV tienen efectos regeneradores de tejidos óseos, por lo tanto, son buenos para tratar la osteoporosis.
“El prejuicio se va cuando ves que funciona”
Por Alexis Engel. Médico holístico, cursa un posgrado en cannabis en la Universidad de Rosario, miembro de REPROCANN. IG: @medicoholístico.
Con el cannabis se dio al revés de lo que pasó siempre en medicina: fueron los pacientes quienes empezaron a contarnos a los médicos que estaban probando aceite de cannabis. Los motivos eran muchos: dolores, insomnio, ansiedad, epilepsia. Y ellos afirmaban que sentían una gran mejoría.
Al ver los resultados, empecé a interesarme y una de las cosas que más me fascinaron fue descubrir que tenía un efecto tóxico mínimo –si hay algo que un médico sabe, es que cualquier cosa que se indique tiene un efecto adverso–. El cannabis no tiene casos letales por sobredosis (que sí tienen medicamentos de venta libre, por ejemplo), mientras que el alcohol tiene 3 millones de muertes al año relacionadas con su consumo, según la OMS. Y el tabaco, 8 millones.
Es la primera vez que aprendo de los pacientes. Porque el prejuicio se va cuando ves que funciona y cómo le cambia la calidad de vida a gente que realmente lo necesita.
Hoy, formo parte del Registro del Programa de Cannabis (REPROCANN), que conecta pacientes con médicos y cultivadores solidarios. Me sorprendo todos los días: de 50 pacientes que atiendo, 48 tienen problemas de ansiedad o insomnio y el cannabis les resuelve las complicaciones y evita que estén medicados con fármacos. En personas con anorexia, aumenta el apetito; en personas con dolores, se los calma porque tiene un efecto analgésico y antiinflamatorio. En pacientes epilépticos, mejora las convulsiones que con fármacos no pueden revertirse. En la epilepsia refractaria, que no responde a ninguna medicación, hace que las convulsiones se reduzcan en un 50%. Hoy se están descubriendo nuevos efectos y se está investigando sus beneficios en pacientes oncológicos y en enfermedades autoinmunes. Sin dudas, hay mucho más por aprender.
“Que otras familias tengan la liberta de elegir”
Por Claudia Pérez, mamá de Darian
Tuve un embarazo normal hasta el parto. Por una mala praxis de los médicos, Darian nació fallecido. Después de que lo reanimaron, no sabíamos si iba a vivir, tampoco cuánto. Atravesamos todo el primer año con mucha incertidumbre. Tuvimos que deshacer a ese hijo que habíamos creado en nuestra mente para poder abrazar y acompañar al que había llegado. A medida que empezó a crecer, empezamos a notar que tenía ciertas ausencias, trastornos de sueño, dificultades en la atención, altos niveles de ansiedad y convulsiones. Después de ver médicos y de varios estudios, lo diagnosticaron con parálisis cerebral leve y síndrome de Asperger. A los siete años empezamos un recorrido de medicación que duró hasta sus 23 sin ver grandes resultados. Teníamos un hijo ido, en estado de somnolencia. Además, los fármacos le generaban grandes caídas de pelo, granitos con pus –tantos que no podíamos ni tocarlo– y muchas aftas en toda la boca.
En 2016, otra mamá me contó que había empezado una terapia con cannabis para su hija que padecía epilepsia refractaria. Investigué y encontré las primeras reuniones de la asociación civil Mamá Cultiva en Buenos Aires. No dudamos en ir. Poder encontrarnos con un montón de padres que estaban pasando por la misma situación fue muy contenedor. Aprendimos y empezamos a cultivar. Fuimos a comunicarle al clínico que atendía a Darian lo que íbamos a hacer. Él aceptó y empezó a aprender, junto con nosotros, de la prueba y error.
La primera noche que le dimos aceite, Darian durmió ocho horas seguidas. Él, que pasaba horas gritando y alterado, durmió tan profundo que no lo escuchábamos respirar de lo relajado que estaba. Esa noche yo tampoco dormí porque me quedé mirándolo descansar. Algo que no pasaba desde hacía 23 años.
Hoy, a cinco años de haber empezado a cultivar, logramos reducir la dosis a la mínima posible. Fue con mucha paciencia –esperar el proceso de cultivo ayuda a trabajar la desesperación y es muy terapéutico–, probando diferentes combinaciones para descubrir cuál era la mejor. Darian sigue siendo una persona con toda su diversidad, pero tiene mejor calidad de vida: está más conectado con todo su entorno y, a partir de estudios polisomnográficos, se vio que hubo una reducción total de las convulsiones. Eso impulsa nuestro compromiso con otras personas, para aliviarles el camino a quienes vienen atrás. Que puedan llegar antes a la información, evitar años de deterioro y tener la libertad de elegir.
Expertos consultados: Ignacio Di Guglielmo. Colaborador de Mamá Cultiva Argentina. Claudia Pérez. Madre cultivadora integrante de la comisión directiva de Mamá Cultiva Argentina. Juan Manuel Palomino Uriarte. Abogado especialista en cannabis y miembro de @yo.meplanto. Alexis Engel. Médico holístico especializado en cannabis. @medicoholístico. Fernando Soriano. Autor de Marihuana (Planeta).
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