Burnout: por qué las mujeres están más agotadas que los hombres
Ocho de cada 10 mujeres manifiestan tener un estrés crónico en el contexto laboral; cuáles son los síntomas y cómo impacta en la salud emocional
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No es raro suponer que en esta época nos caiga todo el peso del año encima. El “burnout” o “síndrome del trabajador quemado” está provocado por el estrés crónico en el contexto laboral. Se caracteriza por tres factores: sensación de agotamiento o falta de energía, sentimientos de negativismo o cinismo relacionados con el trabajo y una reducción de la eficacia profesional.
El portal de empleos Bumeran, en colaboración con la organización especialista en género GROW - Género y Trabajo, decidió medir este síndrome y hacer un estudio comparado por géneros. En una encuesta realizada en 1600 personas en todo el país concluyeron que el burnout afecta a 8 de cada 10 mujeres; en varones, a 7 de cada 10.
Georgina Sticco, co-fundadora de GROW, explicó esta diferencia: “Se debe a que una mayor cantidad de mujeres que de varones realiza tareas domésticas y de cuidado no remuneradas debido a la división tradicional del trabajo de acuerdo al género, que perpetúa el mandato del cuidado en las mujeres”. Es decir, aumenta la carga de tareas diarias de la mujer y, en parte por la implementación del home office en pandemia, se vuelven menos claros los límites entre la vida familiar y laboral.
Este trabajo puntualiza que, desde que empezó la pandemia por coronavirus, el 42% de las mujeres frente a un 33% de los hombres realizan trabajo remoto. El teletrabajo contribuyó a que la línea que separaba las tareas del ámbito laboral y personal se entremezclaran en mayor medida. Por esta razón, mientras se trabaja también se suelen realizar otras acciones como acompañar una tarea del colegio, organizar una salida al médico o preparar la cena, entre otras. De esta forma se acentúa la sensación de que el día es más largo.
Además, un 62% de las mujeres y un 58% de los hombres indicaron sentirse “más quemadas o quemados” con respecto al año pasado. Sobre las experiencias negativas a nivel laboral en el último año, los números muestran que también hay diferencias por género entre las percepciones. En tres áreas esta brecha diferencial es mayor: estrés, situaciones de violencia laboral y desmotivación. Las dos primeras afectan en mayor medida a las mujeres: estrés 23% en las mujeres y 19% en los varones, violencia laboral 7% para las primeras y 3% en hombres y desmotivación, en cambio, es más alta en varones (21%), que en mujeres (16%).
También, existe una disparidad en la ansiedad que genera la vuelta a las oficinas: el 29% de las mujeres y el 20% de los hombres la experimentan.
La médica endocrinóloga María Alejandra Rodríguez Zía recuerda que el primer fisiólogo que acuñó la palabra estrés fue Hans Selye, que observó que bajo estrés crónico en animales aumentaba la secreción de cortisol. Y agrega: “En tiempos de pandemia aumentó mucho la incidencia de estrés, documentado por mediciones de cortisol alto. Esto fue más frecuente en mujeres que en hombres, motivo por el cual se pudo encontrar una franca diferencia en el estrés padecido a nivel laboral entre sexos”.
Según explica, el cortisol es, por excelencia, la principal hormona que deteriora la inmunidad y, por otro lado, se relaciona con el insomnio. Y no es casual que este trastorno del sueño también haya tenido mayor incidencia en mujeres. “El insomnio complica aún más el estrés, al disminuir la melatonina, que es la principal hormona que estimula la inmunidad”, dice. Como consecuencia, las mujeres padecen un doble riesgo de tener una enfermedad infecciosa y que esta sea grave.
¿Cómo se siente el burnout?
El licenciado en Psicología (UBA) Alejandro Viedma hace hincapié en que, cuando una persona se siente “quemada” psicológicamente por cuestiones laborales, suele quedar con poca energía para los otros espacios de su vida personal. Esto sucede porque la mente y el cuerpo no son esferas disociadas.
“Las consecuencias del burnout no permanecen exclusivamente en las cabezas de las personas que lo están padeciendo, sino que pueden afectar aspectos emocionales, sentimentales, biológicos, sociales, sexuales, etcétera. Por eso me gusta referirme a la salud como integral”, menciona.
“Si a eso se le suma que a fin de año la gente está más agotada y sensible que de costumbre por la presencia de otros estresores que generan ansiedad y nervios, el contexto no ayuda. Justamente allí es cuando la mujer que sufre de este síndrome puede pedir ayuda, básicamente para hablar de lo que le pasa y apuntar a restituir su sentimiento de realización personal, dentro y fuera del trabajo”, propone. Y suma: “También para aprender a poner límites y decir ‘no’ sin necesariamente sentirse mal. A veces es pertinente transmitir que no se puede con todo”.
Reflexiona y dice que, en el mientras tanto, es necesario que las mujeres puedan hacerse de su tiempo para descansar, distraerse y disfrutar. “Como sociedad debemos continuar abogando por la igualdad de género, para que las mujeres no se sientan tan en desventaja, tan exigidas y así todos podamos valorar más su labor dentro y fuera de los trabajos”.
En síntesis: a mayor empatía y consideración hacia las mujeres, mejor será su autoestima y su salud integral.
Cómo evitar el burnout
El director de ventas de Jobs Ariel Arcidiacono se enfocó en acciones para evitar el burnout. “Desde las empresas, hay ciertas prácticas que podemos implementar para generar un sano balance y alejarnos del burnout”, comenzó.
Los equipos de RRHH pueden llevar adelante acciones de salud y bienestar como pausas para meditar o ejercitarse durante el horario laboral y así eludir situaciones de estrés o agotamiento excesivo.
- Una de las formas más efectivas de evitar el burnout es delimitar y balancear la vida laboral y la personal. La pandemia nos demostró que esto es posible manteniendo los estándares de productividad en cada área o sector. Es importante cumplir los horarios laborales y dejarse tiempo para comer de forma saludable, ejercitarse, vincularse con los afectos y disfrutar de momentos como realizar un hobby.
- También es beneficioso controlar el exceso del uso de pantallas, desconectarnos de los dispositivos tecnológicos y conectarnos en cambio con las personas que nos rodean: comunicarnos y vincularnos con amigos, parejas y familiares.
- Para sentirnos más preparados e incentivados es recomendable, además, mantenernos capacitados. Ya sea aprender algo nuevo que no se relacione directamente con nuestro empleo o actualizar nuestros conocimientos sobre el sector en el cual nos desempeñamos puede ser beneficioso.
- Dentro de nuestros hogares es importante evaluar la distribución de tareas que llevamos adelante y el tiempo dedicado a estas. Una división más equitativa de los quehaceres domésticos y de cuidado es fundamental para evitar esta brecha de género que vemos entre mujeres y varones en relación al síndrome de burnout.
- También, los beneficios familiares y las licencias al nacer un nuevo miembro de la familia deben ser contemplativos en este punto. Un claro ejemplo de que las compañías han advertido esto es la extensión de las licencias por paternidad que en muchas organizaciones ya se está implementando.
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