Bienestar sexual: cómo generar una rutina para cuidar tu erotismo
No se habla demasiado del autocuidado sexual; en esta nota, recomendaciones para incorporar en tu cotidianidad, sola o en pareja
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El autocuidado es tendencia. Lo llamamos self care y dentro de ese concepto global somos capaces de incluir aspectos que van desde una rutina de skincare hasta un plan de alimentación, o aprender sobre salud mental y emociones. Poco a poco vamos entendiendo que estar bien no es casual. Sin embargo, casi nunca hablamos de tener una rutina de autocuidado sexual que nos permita crecer, sentir y disfrutar más allá de lo que la vida nos vaya trayendo, buenos o malos amantes, lindas experiencias o noches para el olvido. Por eso ¿qué podés hacer desde tu cotidianidad, sola o en pareja, para cuidar tu ser erótico? En un mundo caótico, el placer también es un refugio personal.
1. Todo empieza por la salud
Respetar tus chequeos ginecológicos anuales es un gesto de poder. Sin miedo, con franqueza y confianza en vos misma, estar dispuesta a mirarte, a dejarte observar por una mirada especializada es un gesto de amor propio que te permite tomar decisiones sobre tu vida sexual y tu cuerpo con los ojos bien abiertos.
Para poner en práctica: no te demores en sacar ese turno que venís postergando.
2. Evitá darlo todo
El erotismo es eso que aparece cuando tenemos un poquito de energía extra. Cuando no nos desplomamos destruidas sobre la cama ni terminamos tan agotadas que evitamos todo contacto porque da pereza. Para encontrarse con otro, abrirse a un jugueteo erótico o colgarse explorando caminos de placer en solitario tenés que aplicar un egoísmo sano, capaz de robarles tiempo y energía a otras cosas con tal de cuidar la sensualidad. “Darlo todo” es una expresión hermosa, pero no lo tomes literalmente.
Para poner en práctica: bloqueate horas en tu agenda porque sí. Y hacé lo que quieras.
3. Mantené tus secretos
Compartir ideas sexies cuando estás en pareja es divertido y súper saludable, pero, para robustecer tu erotismo, también necesitás guardarte info. Preservá tu exploración, encanutate algunas fantasías y permitite pensar lo que sea que esté viniendo a tu cabeza y te dé placer sin juzgarlo, cuestionarlo ni compartirlo. Las fantasías no son realidad, son fantasías. Esto significa que no hay que temerles tanto. El terreno de las ensoñaciones es un lugar personal que alimenta todo lo que hacés, sentís y creás; es, de alguna forma, un tesoro. Tu propia llamita interna foguea las que están cerca, aunque muchas veces ni siquiera entiendas cómo.
Para poner en práctica: llevá un diario de fantasías o armate una carpeta oculta con links y data que no compartas con nadie.
4. Descubrí caminos al placer
Pensá en las últimas veces que te diste placer sexual a vos misma. Recordá la posición que adoptaste, la forma en que lo hiciste y las cosas que pensaste. No te asustes si te das cuenta de que tu manera de llegar al orgasmo, sola o acompañada, ha sido en el mismo lugar, en las mismas posiciones y con los mismos gatilladores en tu pensamiento. A medida que crecemos, mientras nuestras hormonas van cediendo el control a una mayor racionalidad y nuestras agendas comienzan a cargar nuestra vida comenzamos a automatizar, a estandarizar, incluso, los caminos hacia el placer. Hackeate. Sumale a tu mesita de luz nuevos estímulos, como sex toys, geles con texturas y temperaturas para explorar otras formas.
Para poner en práctica: andá a otro cuarto, usá la otra mano, ponete boca abajo o de rodillas, hacelo parada. Desafiate a romper tus estándares de placer y descubrir lo versátil que es tu cuerpo.
5. Jugá un poco más fuerte
Si nunca sentiste un nuevo estímulo diseñado para lo sexual y si no tenés idea de lo que la tecnología puede hacer por vos en ese sentido es hora de que te dejes llevar por la nueva era techie y te hagas de algún gadget con nuevas dimensiones de placer.
Para poner en práctica: ¿tocaste o probaste alguna vez un succionador de clítoris? ¿Sabés que hay una nueva silicona megarrealista con la que se fabrican los dildos? ¿Sentiste el calor o la frescura de los nuevos lubricantes? Es un buen momento para darte tiempo para jugar.
6. Confesate
La mayoría de nosotras, en algún momento de la vida tenemos un miedo sexual más o menos intenso. Miedo a haber perdido el deseo y que ya no vuelva, a que nos guste no tener deseo, a desear demasiado y sufrir, a ejecutar fantasías, a no saber seducir. Lo que sea que te esté haciendo sentir así, eso necesita ser ventilado. Comenzá por decírtelo de frente a vos misma.
Para poner en práctica: ¿y si pedís una primera consulta con una sexóloga para charlar sobre lo que te preocupa secretamente?
7. Entrenate con las mejores
El universo de los cursos online explotó durante el confinamiento. Hoy, casi no hay técnica sexual que no puedas aprender online. Desde tutoriales soft hasta porno didáctico, la educación sexual online puede ser mucho más certera de lo que te imaginás si te atrevés a indagar. Podés acceder a info dictada por prostitutas, masajistas, fisioterapeutas de suelo pélvico y hasta especialistas en orgasmo. ¿Otra idea? Escuchar podcasts sexuales.
Para poner en práctica: mirá el catálogo de clases de sexo real online de santamandanga.com y sintonizá Acabar Podcast (en Spotify).
8. Armá tu kit sexy
Los objetos tienen un peso simbólico, abren puertas, crean mundos imaginarios. Por eso, explorá las cosas que te hacen sentir sexy y agrupalas en un rincón de tu casa.
Para poner en práctica: si no tenés nada objetual, empezá por explorar tiendas eróticas como para hacerte algún “autorregalo”.
¿Por qué el bienestar sexual es importante?
Por Érika B. Salinas
Muchas estadísticas muestran que algunas personas tardan hasta 5 años en animarse a consultar con un especialista cuando padecen algún tipo de malestar relacionado con su sexualidad. Cuando sentimos que hay algo que no funciona bien en cuanto a nuestro bienestar erótico, por lo general lo consultamos con amigas cercanas o buscamos alguna solución por nuestra propia cuenta, pero pocas veces pensamos en hacer una consulta porque el sexo sigue siendo tabú, no está en nuestro marco cultural mirarlo como algo serio.
Muchos piensan que el sexo es instintivo y meramente un acto físico motorizado por las hormonas. Sin embargo, nuestra sexualidad es el resultado de una construcción física y emocional (¡incluso más emocional que física!). Crecemos y aprendemos bajo una educación sexual que, por lo general, pone el acento en el riesgo de embarazo, en los cuidados para evitar contagios de enfermedades, lo prohibido y oculto, lo secreto y el dolor, pero nunca bien orientada hacia el placer, la comunicación profunda con un otro, el autodescubrimiento y el deseo. Debemos ocuparnos más de nuestro propio placer: cuidarlo y trabajarlo, de la misma manera que hacemos con nuestra salud física y emocional. Ya sabemos que la salud mental importa y mucho. Pero tu salud y tu bienestar sexual también.
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