A siete años de la primera marcha de Ni Una Menos: ¿qué pasó con el caso de Chiara Páez?
Te contamos en qué estado está el caso por el femicidio de Chiara Páez, que dio origen a la primera marcha
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“Ni una menos nació ante el hartazgo por la violencia machista, que tiene su punto más cruel en el femicidio”, así empieza la carta orgánica del movimiento. Los primeros tweets con este lema aparecieron luego del crimen de Chiara Páez, la adolescente de 14 años que estaba embarazada y fue asesinada por su novio. “¿No pensamos hacer nada? Nos están matando a todas”, se comenzaron a preguntar varias mujeres.
Desde hace siete años #Niunamenos convoca a miles de mujeres a reclamar el fin de los femicidios y de la violencia contra la mujer. La consigna también se extendió a otros países de Latinoamérica y España. Pero ¿qué pasó con aquel primer caso que dio el puntapié inicial a este movimiento.
¿Quién era Chiara Páez?
Chiara vivía en Rufino, Santa Fe. Sus padres estaban separados y ella vivía con su mamá y su hermana, con quien era muy apegada. Colaboraba en una escuela de equinoterapia (terapia física y mental con caballos) para chicos con discapacidad y ayudaba a su mamá en actividades en la iglesia de la ciudad. Tenía catorce años y cursaba segundo año del secundario cuando quedó embarazada de su novio Manuel Mansilla. Hacía un año que estaban juntos y ella había decidido continuar con el embarazo. “Las pocas veces que me relacioné con él, era un chico extremadamente tranquilo. No era un noviazgo tóxico”, recuerda su hermana Romina en una entrevista.
El 9 de mayo de 2015 Chiara salió a cenar con amigas y luego se fue con su novio. Prometió que volvería. Pero no volvió. Sus amigas se preocuparon por su tardanza. La llamaron y no obtuvieron respuesta. Tampoco había llegado a su casa. Luego de algunos episodios confusos dieron alarma a la policía. En pocas horas la ciudad estaba movilizada. Miles de personas salieron a buscarla por cada rincón. Su cuerpo apareció al día siguiente, enterrado en la casa de los abuelos de su novio, luego de que él confesara el crimen.
El caso hoy
Mansilla confesó haber asesinado a la adolescente, porque ella se había negado a abortar. En 2017 fue condenado por la justicia argentina a 21 años y medio de prisión. La sentencia fue confirmada el 2 de marzo de 2018 por la Cámara de Apelaciones de Rosario. Pero en febrero de este año la Corte Suprema de Justicia de Santa Fe la anuló y ordenó que Mansilla sea nuevamente juzgado por un tribunal de la Justicia de Menores.
De acuerdo al fallo, él era menor de edad al momento de cometer el asesinato. Por eso, se le puede aplicar una pena de 10 a 15 años por tentativa de homicidio. Al haber cumplido casi siete años en la cárcel, si la condena se amolda a lo planteado por la Corte, podrá acceder al beneficio de salidas transitorias. En sus argumentos, los jueces de la Corte santafesina indicaron que si bien la Cámara no estaba “obligada” sino “facultada” a aplicar el artículo 4 de la ley 22.278, optó por una alternativa mediante la cual “se apartó de los principios específicos vigentes en el derecho penal juvenil y legalidad -al efectuar una integración normativa en perjuicio del imputado-, lo cual la torna descalificable desde la óptica constitucional, debiendo ser anulada”.
“Ahora debe haber una nueva sentencia, que va a ser dictada por otra Sala y esa sentencia, al bajar la pena, seguramente va a ser apelada y va a ser llevada a la Corte Suprema de Santa Fe y posiblemente a la Corte Suprema de la Nación”, señala Natalia Ferrero, abogada de la familia de Chiara Páez.
El asesinato de Chiara fue el último de una serie de femicidios que hizo que el 3 de junio de 2015 miles de mujeres salieran a las calles a protestar. Hoy, con los nuevos acontecimientos relacionados al caso y la continuidad de estos crímenes, tanto en Rufino como en otras localidades, se siente el grito: “¡Ni una menos!”.
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