A las 19
Hola Cari!!
¡¡Al fin alguien que no se cuelga con el celu!! Todo un hallazgo, ja ja. Estaba comenzando a pensar que en esos casos, era casi el único. ¡Me alegra saber que no! (Bueh, hay gente que conozco que no lo hace tampoco, ¡pero genial que haya más gente en el club!)
¡¡Canción para leer!!
Estoy más salidor este mes parece. Se me da por salir más a caminar, a tomar aire por ahí, andar viendo todo y a todos. Muy en formato espectador. No me sorprende para nada a decir verdad, ya que es algo que me encanta hacer desde siempre. Pasa que estos últimos tiempos, por no decir prácticamente lo que llevamos de 2016, empecé a hacer muchas cosas y a querer hacer muchas más. ¿La razón? Que tenía más días libres. Entonces empecé a llenarlos a todos con actividades, cosas nuevas para hacer, gente, compromisos, pavadas, y todo tipo de cosas que consumieran tiempo porque "estaba bien". Estaba bien un carajo, la verdad. Al final terminé dejando algunos de esos planes afuera, otras cosas que me gustaban hacer también afuera, a mis amigas también las empecé a ver menos, y deje de salir a caminar tanto. Termine con stress, tomando cosas para pilotearla, y así. Agarre algunas cosas que la verdad consumían más tiempo del que les podía dedicar, no solo físicamente (que ahí no sería tanto el drama por lo menos para mí) sino que mentalmente. Y la verdad me pone contento que algunas de esas cosas ya las haya soltado, y otras que ya tienen fecha de vencimiento. Ojo, no es por las actividades en sí, sino que personalmente si no me tomo mis momentos de desenchufar el cerebro, con tantas cosas termino agotándome. Entonces lo más sano es soltar.
Así es como ahora volví a salir a caminar, a tomar algo (aunque le debo visitas varias aún a mi confitería predilecta del centro de Córdoba), dar vueltas y poder perderme en las calles. No salgo a buscar nada en concreto, no salgo de shopping (aunque en una de esas salidas volví con un buzo de Bart Simpson que es lo más). No salgo con nadie, porque por lo general es un horario o que nadie puede o nadie quiere porque está huyendo de sus trabajos hacia su casa. Y esta genial, porque ese horario me encanta: el de pasadas las 19. Cuando se va ocultando lentamente la luz solar y se empiezan a ver las luces de la ciudad, es cuando más me gusta salir a caminar. A veces lo hago a la mañana, pero no es lo mismo. A la tarde, ver a la gente volverse a sus casas, y a quienes empiezan a salir a recorrer la tarde/noche, es genial. Se mezclan dos tipos de persona y dos energías distintas, que me parece que se logra un equilibrio en el aire muy interesante. Vendeme cualquier ciudad como quieras, pero a las 19 cuando salga a recorrerla, te voy a decir qué me parece.
Escucho miles de cosas, veo caras felices, tristes. Veo de todo. Pasan miles de cosas a mi alrededor y soy testigo de todas ellas. Y las más cautivantes son las que se llevan mi atención. Y de conversaciones o hechos, trato de imaginarme cómo serán esas personas el resto del día, a qué se dedican, gustos, de todo. Me hice muy bueno para observar a la gente y saber cosas generales de ellos sin mediar una sola palabra, solo con mirarlos. Igual no soy infalible, y fácilmente puedo también ser el observado, y hasta el sorprendido por algo. Y pasa. Te encontrás hablando con alguien, y resulta que esa persona puede salir con tus palabras a decirte un par de cosas que te sorprenden. Martes a la noche y es la primera vez que encuentro mis palabras en la boca y voz de otra persona. Y escucharlas así, se resignifican y pasan a tener más valor. De observador a observado, de redactar líneas a conocer a alguien que las lee y te dice lo mismo que vos escribís. Cobra todo un sentido más fuerte. Potencia las palabras y genera descubrimiento.
Salí esta vez de la zona de confort y me aventuré a conocer a alguien que lee nuestras columnas, que nos sigue. Te digo que es un cambio total y bastante fuerte. Pero a la vez cautivante. Y todo lo que puede ser cautivante, tiene mi atención. Y así es como uno pierde el control de todo y se encuentra fluyendo en otra persona de una manera nueva, diferente. Fue una noche de sorpresas, diferente pero ciertamente genial. Hoy se cambió el foco por un instante. Ah, debo hacer justicia al decir que ella no se colgó con su celular en ningún momento. Eso ya de por sí es un buen augurio y reconfortante. ¿El desenlace de toda la experiencia? Inesperado, pero más que genial. Otra dinámica, otra forma. Resultado querido e inesperado. Pero eso también está bueno. Equilibrio.
La ciudad está llena de historias, de cosas grandes y chiquitas que están ahí dando vueltas. Hay olores, colores, ruidos y cosas para entretenerse siempre. No importa si tu recorrido cambia todas las veces o es el mismo, porque las historias sí lo hacen. "Hay que dejar de esperar lo inevitable" como diría Esmeralda Mitre.
Besos!
Muack
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