8 hábitos sustentables para poner en práctica este año
Algunas ideas fáciles y prácticas para que pongas en acción en tu rutina diaria
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Según un informe de la Organización Meteorológica Mundial (OMM) los últimos siete años están camino a ser los siete más cálidos registrados. Ese mismo informe -basado en datos de los primeros nueve meses de 2021- sostiene que el año que pasó el planeta llegó a tener concentraciones récord de gases de efecto invernadero en la atmósfera, lo que nos lleva a un territorio climático inexplorado para las generaciones actuales y futuras.
Mientras que el futuro parece desolador, es clave saber que no todo está perdido: estamos a tiempo de frenar la catástrofe que se avecina. Para esto tenemos que replantearnos la forma en que consumimos y nos relacionamos con los recursos. En el Día Mundial de la Educación Ambiental, te acercamos algunas ideas de qué podés hacer desde tu lugar:
Repará, doná, reutilizá
Una de las mejores cosas que podemos hacer por el planeta es dejar de extraer materia prima. Cuando dejamos de generar nuevos residuos y aprovechamos lo que tenemos a mano, le damos un respiro al planeta: tiempo para sanar y regenerarse. El momento bisagra es cuando decidimos que ya no vamos a utilizar más un producto o envase. Antes de descartarlo, verificá si no se puede reparar. Cuando algo se rompe el problema suele estar en una pequeña pieza o mecanismo. Si no sabés cómo reemplazarla solo tenés que buscar los clubes de reparadores que están en Instagram o Facebook. También podés optar por publicar eso que ya no usás por $0 en los Market place, donarlo (hay miles de ONG´s recolectando cosas) o simplemente pensar cómo podés reutilizarlo para otro fin.
Compostá orgánicos
Es sencillo de hacer y se trata de una actividad apta para balcones minúsculos. Hay miles de instructivos publicados por todos lados. Cuando compostamos reducimos de manera sustancial las emisiones de gases y evitamos que nuestros ecosistemas colapsen por la gran cantidad de desechos que depositamos en ellos cada día. Además, cuando compostás correctamente, no se genera olor y hasta podés generar humus de lombriz, uno de los mejores abonos que existen para las plantas. ¿Una clave de experto? Comprate un revolverdor de compost para mantener a raya bichitos indeseados y fijate que la compostera tenga drenaje.
Comprá local y de estación
Nos cansamos de escuchar esto de boca de los chefs más respetados. No es solo porque el resultado de tus comidas va a ser más sabroso, sino que también es más sustentable porque le ahorrás al planeta un montón de contaminación debida al transporte. ¿Bananas del Ecuador o bananas nacionales cultivadas en Misiones? Esa es la cuestión. Las locales quizás no sean gigantes y súper amarillas, pero son igual de sabrosas. Si vamos al mejor de los mundos, lo mejor va a ser todo lo que puedas cultivar y cosechar vos, en tu mismísimo hogar. Si eso no es una opción ((no todos tenemos el tiempo, ni las ganas, ni las habilidades para hacerlo) lo mejor que podés hacer es ponerte en contacto con un productor local que te haga saber sobre la trazabilidad de sus productos (¿en dónde se cultivan? ¿En qué condiciones?) y que te informe sobre las frutas y verduras de la temporada y te las entregue en bolsón.
Evitá el consumo innecesario
Necesitamos cortarla con el consumismo: reducir, dejar de comprar por comprar y preguntarnos realmente si necesitamos lo que sea que estamos por llevarnos a casa. Un buen comienzo es identificar las cosas que compramos con frecuencia y ponernos el objetivo de hacerlo de manera más consciente. ¿Necesitás realmente otra remera /objeto de decoración/”completá con el producto que te obsesione” más? Esto aplica especialmente cuando hablamos de aparatos eléctricos, que son especialmente contaminantes y afectan tanto a los ecosistemas como a las personas.
Reciclá e interiorizate sobre el reciclaje
Aún a pesar de que estamos en el 2022, todavía hay muchas personas que no separan los residuos en origen y a conciencia, en muchísimos casos, porque sus localidades no cuentan con programas de reciclaje, algo que puede solucionarse con responsabilidad individual. La realidad es que cuanto mejor separados están los residuos, más fácil es que se reciclen: papeles, cartones, plásticos, metales y vidrios que ya no nos sirven pueden convertirse en materia prima para nuevos productos. Para que eso ocurra tenemos que hacer una separación correcta en todos los ámbitos en donde nos movamos o tengamos influencia. No se trata simplemente de separarlos (dejándolos siempre limpios y secos), también tenemos que estar al tanto de a dónde van. Si nuestro municipio no se hace cargo, (además de reclamar para que lo hagan) está en nosotros averiguar a dónde podemos llevarlos para que los recuperen, o bien coordinar con una cooperativa para que los pase a buscar.
Cociná más
La realidad es que todo lo que NO preparamos en casa, implica un mayor uso de descartables. No se trata de volverse Laura Ingalls, pero tené en cuenta que cada vez que optás por hacer pan o yogur casero, le ahorraste al planeta dos o tres plásticos de un solo uso. Esta regla aplica especialmente para el delivery, que genera un montón de descarte, como sorbetes, papel film y cubiertos o platos de plástico, que pueden parecer muy prácticos, pero que contaminan mucho. Y acordate, si vas a pedir delivery, privilegiá las marcas que tengan packaging sustentable o reutilizable.
Cuidá la energía que consumís
Los electrodomésticos suponen casi la mitad de la energía que se utiliza en un hogar promedio, de ahí se sea clave repensar la forma en que los utilizamos. Parece una pavada, pero mantenerlos desenchufados hace la diferencia (es lo que se denomina “consumo fantasma”). Otra acción importantísima a la hora de comprar electrodomésticos nuevos, es elegir los que son tipo A, que consumen un 50% menos de energía que los más viejos. Para que te des una idea, los B consumen entre un 50 y un 25% menos, los D y E se considera que tienen un consumo medio y los F –los más viejitos- consumen entre un 10 y un 25% MÁS que la media. Por último, elegí siempre que puedas electrónicos que tengan baterías recargables, y no los que usan pilas, que son muy contaminantes.
Dejá de derrochar agua
El hecho de que la tengamos muy disponible en la mayoría de los lugares de nuestro país no la vuelve menos valiosa. ¿Ejemplos concretos para ahorrarla? No dejar el agua corriendo ni cuando nos lavamos los dientes ni cuando lavamos los platos, darse duchas rápidas en lugar de baños de inmersión, usar el lavarropas y el lavaplatos siempre con carga completa y arreglar los cueritos de las canillas que gotean, que pueden representar una pérdida de hasta 80 litros de agua diarios.
Experta consultada: Florencia Benedicto, cofundadora de GEA Sustentable.
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