6 comentarios a los que ninguna emprendedora debería hacerle caso
Cuando estás emprendiendo nunca falta ese comentario poco útil que -a veces- te hace dudar. Alejandra Leguizamón nos cuenta cómo aprender a filtrar los que te aportan valor
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Los consejos siempre estén a la orden del día. No importa la temática, el aspecto de la vida, la edad. Forman parte de la cultura milenaria de opinar. Esto también pasa en el campo del emprendedurismo, quizá uno de los blancos perfectos para recibir opiniones y reparos. Nuestro círculo íntimo suele ser la principal fuente de consejos con un “te guste o no”. Sin embargo, estas observaciones pueden estar llenos de ignorancia sobre el tema en cuestión y, sobre todo, repletos de miedos ajenos.
“Por lo general, los padres o amigos son personas que nunca emprendieron, porque hoy es más común emprender, pero antes no lo era. Entonces, cuando tomaste esa decisión de saltar hacia la aventura de emprender, una de las situaciones más comunes es empezar a recibir consejos que -a pesar de tener buena intención- no te sirven para nada o, por lo contrario, te hacen mal. Y eso te va a pasar seguido, así que tenés que aprender a escuchar los consejos que son realmente sabios, los que valen la pena tomar en cuenta”, nos cuenta Alejandra Leguizamón, Fundadora de Mama Emprende.
Cuándo abrirle la puerta a un consejo
Hay tres claves a la hora de filtrar consejos:
- Analizá de quién viene y qué intención tiene, para darle la relevancia que realmente merece.
- Preguntate cuáles son los que te pueden aportar mayores beneficios y cuáles no.
- Cuestionate si esa persona tiene alguna experiencia real en el rubro.
“A mí me pasó. Antes de emprender trabajaba en una agencia de publicidad. Cuando me despidieron de ese trabajo y una semana después me enteré que estaba embarazada, pensé: ‘esta es una oportunidad perfecta para emprender’”, cuenta la emprendedora. Y agrega: “Empecé a contarle a mi círculo íntimo la decisión que había tomado de darle un giro a mi vida y no tardaron en llegar los consejos, que por suerte no tomé al pie de la letra”. A pesar de haber recibido una cantidad de pálidas terribles, su espíritu emprendedor fue más fuerte y se lanzó igual, ignorando las advertencias. ¿Cómo le fue? “Mi vida se amplió tanto, que es una de las decisiones que más me alegro de haber tomado”, destaca Ale.
En el top 6 de consejos que la emprendedora recuerda, están los siguientes:
- “¿Ahora? No es un buen momento económico... ¿Viste cómo está el país?” No importa en qué momento estés leyendo esta nota, si es 2022 o 2076, la economía nunca estuvo a favor de un emprendedor. Sin ir más lejos, el gran semillero de emprendedores fue 2001, el año de la gran crisis económica de la Argentina. Entonces, no esperes el mejor momento para comenzar, porque: ¿cuándo fue un buen momento? En épocas de crisis es cuando los emprendedores tomamos protagonismo, desarrollamos nuestra creatividad y ayudamos a que la situación se revierta. No esperes más, si sentís que es tu momento, hacelo.
- “¿Qué sabés vos de eso?”. Nadie arranca sabiendo nada, vamos improvisando. Así que no esperes a tener todo listo, hacelo como puedas, pero empezá. Tu saber en el tema lo vas a ir construyendo, tus contactos también. Eso no es un freno, ni es un diferencial. Es algo que se construye con los años. Todos arrancamos siendo amateurs.
- “Tu producto no es perfecto”. No esperes a tener el producto o servicio ideal, porque -primero- no existe y -segundo- es carísimo llegar a eso, que además no existe. Necesitás lanzarte al mercado con un ‘Producto mínimo viable’, generar tus primeras 20 ventas y escuchar las devoluciones de tu público para ir perfeccionándolo. Y, a medida que sigas vendiendo, podrás reinvertir para mejorar el producto. Esa es una de las decisiones más inteligentes a la hora de crear un negocio, y no importa cuál sea: Empezá chico, medí, reinventa, y reinvertí.
- “No tenés plata para montar un negocio”. Iniciar un negocio hoy puede costarte menos de $5000. Como te conté en el “mal consejo anterior”, empezá por algo chico, con poco presupuesto, e invertí en grande cuando ya veas que tu negocio funciona. Te cuento mi historia personal, pero como la mía hay miles de ejemplos. Cuando comencé mi primera marca de deco “Qué Monono”, mi inversión inicial fue $600, de aquel momento. Básicamente fueron cinco ovillos de lana, alguna maceta, tres mates y dos tazas. Todo lo demás (logo, redes, fotos) lo hice yo. Es que lo único que necesitaba realmente era tener el producto en la mano y sacarle una foto. Y ahí, sin muchas más vueltas, nació un negocio que alcanzó ventas mayoristas a todo el país.
- “No sabés de marketing ni de redes”. Vivimos en la era en la que el conocimiento está al alcance de la mano. La realidad es que el que no aprende es porque no le está dedicando el tiempo necesario. Porque está todo ahí, online. Y acá va un consejo que no me pedís, pero te lo doy: no esperes ser una experta en marketing para lanzarte, vas a ir aprendiendo lo que necesitas a medida que se te vayan presentando los problemas a resolver. No hay manera de aprender todo antes de emprender.
- “Estás grande para emprender”. No. Que la edad no te impida hacer, aquello que te gustaría lograr, ya sea emprender, viajar, ser youtuber o cambiar de estilo de vida. No te midas con la vara de los demás, medite con tu propia vara y sé un ejemplo para los que no se animan. Y, como todo en la vida emprendedora, dejate llevar por tus ganas de hacer las cosas, por aquello que te motiva tanto, que el tiempo se te pasa volando. Esa chispa que te enciende es la clave para iniciar los negocios. Si sentís esa chispa, es tu momento. No dejes que se apague.
- Alejandra Leguizamón. Es empresaria argentina y que creó la comunidad de mujeres emprendedoras más grande del país: Mamá Emprende.
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