5 experiencias acuáticas que van a beneficiar tu salud mental y emocional
Te compartimos una guía de distintas opciones para que te entregues al poder del agua
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El agua se asocia con el movimiento, con los sentimientos, con las emociones, con el fluir vital. Son todas imágenes de lo que nos lleva, a veces a pesar de nosotros, a un viaje nunca antes realizado, a un reconocimiento limpio, hermoso, que puede sanarte y ayudarte a renacer. Astrológicamente, 2022 será también un año conectado con este elemento, marcado por la conjunción de Júpiter y Neptuno en Piscis en abril de 2022, un evento que no se da desde hace más de 150 años. Además, en diciembre pasado Júpiter entró en Piscis y va a pasarse en ese signo buena parte de este año. Y todos sabemos el poder que tiene Júpiter para expandir los atributos del signo que toca, en este caso, Piscis, uno de los tres signos de agua.
Porque el agua nos seduce, nos hipnotiza, nos calma, nos invita a entrar en otras frecuencias, elegimos cinco experiencias y terapias para que te entregues a su poder.
Hundirse
Quienes se animan a responder al llamado del mar y a aventurarse en sus misterios, bucean. A distintas profundidades, en distintos mares, con equipos parecidos. Los buzos tienen un lenguaje propio, con señas; a tal punto somos otros en el agua que existe una forma distinta de comunicarse. Existen muchas escuelas para aprender a bucear, pero lo ideal si te llama esta disciplina es hacer un “bautismo de buceo”, que es la primera inmersión que hace el aprendiz en el mundo subacuático después de tomar algunas lecciones básicas, pero sin necesitar experiencia previa. Si querés formarte, el PADI Open Water Diver es el certificado que te permite bucear en aguas abiertas de cualquier lugar del mundo hasta 18 metros de profundidad. En nuestro país, uno de los mejores lugares para hacer un bautismo es Puerto Madryn, por la geografía submarina.
- Dónde: el buzo profesional e instructor de PADI Juan Cruz Zanaboni organiza bautismos de buceo en Puerto Madryn, individuales o grupales
- Más info: @juancruzzanaboni
Flotar
Hara es un término japonés que hace referencia al “centro vital” que se encuentra apenas debajo del ombligo, a la altura del segundo chakra. Aguahara es una experiencia acuática que trabaja ese centro vital entre un facilitador y la persona que la experimenta, mediante movimientos pasivos en aguas con temperaturas cercanas a las del cuerpo humano. En una sesión de aguahara, la persona pasa de la posición vertical a la horizontal asistida por el facilitador, que es su sostén. El agua impacta en el cuerpo, pero repercute en todos los campos del ser, al punto de que hay personas que –en una sesión– pueden experimentar una regresión al vientre materno o sentir que viajan por el espacio. Esta disciplina es un arte del bienestar con altas propiedades terapéuticas. Entre algunos de sus beneficios, mejora la circulación y los procesos metabólicos, ayuda a desintoxicar, desestresa y es muy efectivo para ayudar a las personas que tienen trastornos de sueño. Además, es un gran amplificador de conciencia, porque flotar te lleva –simbólicamente– a zonas nunca antes exploradas. Cada sesión de aguahara dura una hora aprox.
- Dónde: en Capital, se facilitan encuentros individuales y grupales en Núñez. También se realizan expriencias para familias
- Más info: @comunidadaguaharaba
Fluir
Entrar al agua nos pide cambiar nuestra manera de movernos. Un cuerpo en el agua atraviesa el mundo de otra forma. Se desliza, ondula, fluye. Más que imponer un ritmo, obedece, imita el flujo, se entrega. El psicólogo Mihaly Csikszentmihalyi dice que fluir es “ese estado en el que uno está tan inmerso en una actividad que ninguna más importa”. Y Bonnie Tsui, la autora de Why We Swim, sostiene que es una sensación tan gloriosa que, más temprano que tarde, todos sentimos la urgencia de volver al agua para nadar, de despejar la cabeza, de volvernos peces. “No somos peces, pero cuando nadamos tenemos atisbos de lo que es ser un pez. Flashes de olvidarnos por momentos de que estamos en el agua”, dice Tsui.
“Nadar no es solo del cuerpo. Nadar también es de la mente. Encontrar el ritmo en el agua es encontrar otra manera de habitar el mundo, fluir. Usamos nuestros brazos como timones para pilotear nuestro cuerpo sobre la superficie de una ola, hasta que nos deposita en el encuentro espumoso del mar con la arena. Nos paramos, nos reímos y volvemos a entrar”.
Surfear
Piru Neira y Loli Lanusse son amigas y creadoras de Dela Surf Trips, un emprendimiento de viajes de surf y yoga para mujeres. Tradicionalmente a Brasil, pero también en Chapadmalal, el Praia do Rosa argento. La propuesta incluye alojamiento y comida saludable, clases de surf por la mañana, de yoga por la tarde y mucho tiempo libre. “Es una propuesta unplugged. La idea es aprender a relajar, a bajar cinco cambios. A sintonizar la frecuencia del mar. Porque cuando uno empieza a hacer surf, al principio está más concentrado en la tabla, en el traje, en dónde poner el pie, pero con el tiempo aprendés que pasa más por cómo te conectás con el ritmo del mar: esperar la ola, sentirla. Es imposible surfear si no te conectás con la cadencia del mar. Porque se trata de copiar lo que hace una ola, pero arriba de la tabla. Es como una meditación activa, que te obliga a estar en el momento presente”. El viaje es toda una experiencia emocional. Porque ese mismo movimiento que hacen las olas se pasa al alma, y es revelador, y catártico.
- Dónde: el próximo viaje de 4 días es para el carnaval ($50.000 con todo incluido, menos el traslado). Para abril o mayo, en Brasil
- Más info: @delasurftrips
Renacer
El agua es un símbolo tradicional del bautismo. Implica la idea de purificación, de arrepentimiento, de lavar las manchas y de renacer a otra vida. El ritual continúa hasta hoy, e incluso se usa en ceremonias no religiosas. Ana Laura Taccone es la creadora de AWAK, un espacio que combina la flotación con el movimiento y la vibración. En su técnica de flotación en agua templada también usa cuencos vibroacústicos con frecuencias capaces de mover el agua y barrer la descarga energética de la persona que flota, lo que equilibra sus estructuras y las aguas de su cuerpo. Se trata de una experiencia muy sanadora a nivel físico y espiritual, favorecida por el agua templada, que invita a una relajación profunda. En esta ceremonia, la persona se mete en el agua y solo deja su cara fuera, siempre asistida por Laura. La técnica termina en la inmersión: la idea es buscar un contacto total con el elemento en ausencia de gravedad, lo que expande las estructuras internas del cuerpo. Esto produce una limpieza de cargas energéticas y emocionales y termina en un movimiento de expansión para salir a la superficie, igual que un bautismo.
- Además de las sesiones individuales, para marzo están preparando “La voz del agua”, un retiro grupal para mujeres en la naturaleza durante dos días
- Más info: @awakceremonias
Beber
Para la medicina tradicional china, el agua es fría por naturaleza y un elemento yin, mientras que el estómago es el horno del cuerpo, la cavidad donde se “cocinan” los nutrientes que luego se transportan por sangre. Para los chinos, echarle agua fría a ese hornito solo hace que el fuego se apague, lo que se traduce en problemas digestivos que pueden derivar en complicaciones respiratorias, porque para ellos el estómago es la madre de los pulmones. Es por eso que los chinos prefieren comer con té o tomar agua caliente, cuando los occidentales la preferimos fría. La ciencia sostiene que lo ideal es que el agua que bebemos esté a temperatura ambiente, aunque, cuando hace calor, que esté fría es un alivio innegable. También oriental, pero esta vez de Japón, es la creencia de que las palabras tienen un efecto en la estructura molecular del agua. Una palabra negativa (“odio”, por ejemplo) asociada a un poco de agua produce, al congelarse, formaciones oscuras o grisáceas, pero “amor” forma hermosos cristales brillantes.
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