Uruguay - Garzón
¿Viste esos destinos en donde estás obligada a perderte con vos misma y desenchufarte de todo? Así es Garzón. Una localidad de no más de 200 habitantes, en el departamento uruguayo de Maldonado y a solo 30 minutos de José Ignacio. En 2004, Francis Mallmann fundó el hotel y restaurante Garzón en una casona antigua y le dio un nuevo posicionamiento a este pueblo, hasta entonces, casi escondido. Acá los únicos ruidos que se escuchan son los silbidos de los pájaros, el ladrido de un perro o la risa de algún chico jugando en las calles de tierra. Vale la pena dedicarle más de un día a esta joya de Uruguay que todavía no muchos viajeros conocen y que te invita a vivir una experiencia diferente (y muy especial) en comparación con sus ciudades vecinas.
Qué hacer: ¿escuchaste hablar del dolce far niente? Este es el destino perfecto para ponerlo en práctica. No te olvides de guardar en tu valija un buen libro y un diario de viaje, tampoco la cámara de fotos para registrar las postales más autóctonas del pueblo. Si contás con bici, vas a poder recorrer todo el pueblo y sus caminos de tierra más extensos. También podés pedalear hasta la Bodega Garzón (o ir en auto) y descubrir un imperio de vinos y naturaleza imponente. Hay visitas guiadas por $1500 con reserva previa que incluyen catas. Otro imperdible es reservar un almuerzo o una cena en Garzón para probar los platos de Mallmann hechos con productos regionales. El patio interno es divino y es la locación ideal para tomarte el café de sobremesa y un helado de lavanda. En el pueblo vas a encontrar diferentes propuestas de diseño y la Galería de Arte Pueblo Garzón, con muestras de artistas nacionales y extranjeros.
Dónde dormir: en Casa Ana podés alquilar casitas con pileta compartida y un jardín soñado: www.casaannagarzon.com. También ofrece clases de yoga, masajes, cabalgatas y observatorio de estrellas en las noches de verano.
Cómo llegar: desde Punta del Este, son unos 68 kilómetros en auto entre ruta pavimentada y caminos de tierra.
¿Por qué me gusta el lugar?
Danie Schuster, 31 años, ambientadora.
"En búsqueda de un destino que combinara la paz del campo con el aire de playa y lo necesario de la ciudad en vacaciones, llegamos a Garzón junto con mi marido. En nuestro caso, a La Garzonita, una casa de una familia francesa que nos enamoró desde su estética y su energía y en donde no existe la tele ni el wifi. Los compañeros del día a día son los pájaros, tus libros, la música o una buena charla de la mano de una copa de vino bajo una parra. En el pueblo hay diferentes lugarcitos para caminar y descubrir: un bar que se presta para charlar con la hermosa gente que vive ahí y donde venden productos de la zona (imperdible el aceite de oliva), un local de ropa y accesorios hechos a mano, un almacén y, por supuesto, una plaza central. ¡Volvería mil veces a Garzón!".
Ecuador - Amazonas
Sus locales llaman "el Oriente" a esta región natural ecuatoriana que abarca unos 120.000 kilómetros de la Amazonia y representa el 48% del territorio de Ecuador. Acá hay tantos parques naturales como comunidades indígenas y tantas especies de animales como de árboles y plantas. Si te gusta la aventura y la naturaleza en su estado más puro y salvaje, es el destino que tenés que animarte a explorar.
Qué hacer: la mejor manera de sumergirte en la selva ecuatoriana es contratando un tour con anticipación: hay diferentes opciones para cada presupuesto y estilo de viaje. Podés elegir desde salidas de un día hasta estadías completas en medio de la jungla conviviendo con comunidades locales. Las áreas más salvajes y autóctonas son las de Cuyabeno y Yasuní. Si no, desde Quito, la zona más accesible es la de Misahuallí, con porciones de bosques selváticos más chicos y opciones ideales para los mochileros o los viajeros más jóvenes. Con lo único que tenés que tener cuidado en esta zona ¡es con sus monos! Viven libres en el mismo pueblo y les encanta posar para las selfies con los visitantes, pero también son famosos por quedarse con varias de sus pertenencias. Cualquiera que sea la región que elijas, tenés que ir preparada para convivir con los insectos, los animales, la humedad y la falta de agua corriente o electricidad las 24 horas del día. Para contratar un tour, podés contactarte con la organización Pakariñan (www.turismocomunitario.ec), que ofrece experiencias a medida y basa su misión en el comercio justo y el turismo comunitario.
Dónde dormir: el ecofriendly hotel Napo pertenece a la comunidad wichi y es la mejor opción para vivir la esencia de la selva de la mano de sus habitantes y en su estado más puro. Es una experiencia que parece de otro planeta. Para más info y reservas, podés chequear su web: www.napowildlifecenter.com. Hay programas de 4 días en base doble por US$1290.
Cómo llegar: la mejor opción es volar hasta Quito (con Avianca hay vuelos desde $17.000, ida y vuelta desde Buenos Aires) y desde ahí seguir las indicaciones del tour que contrates para llegar a la región de la selva que hayas elegido.
¿Por qué me gusta el lugar?
Dafne Stavrou, 29 años, profesora de yoga y personal trainer.
"El año pasado, durante el año que viví en Ecuador, tuve la oportunidad de conocer el Amazonas ecuatoriano: trabajé en un hotel ubicado en el corazón de la selva y, para llegar, tenía que viajar en lancha río adentro durante dos horas más un trayecto en canoa remando entre los canales de la jungla. Fueron días de vivir literalmente en otro contexto de vida y rodeada de naturaleza. Hoy guardo los mejores recuerdos de este destino, de levantarme con la primera luz del día, de recorrer los bosques húmedos junto con los guías locales, de convivir con los animales en su hábitat natural (monos, aves, osos perezosos, lagartijas ¡y hasta algunas víboras!), de las clases de yoga sobre el río y los sonidos de la selva en cada anochecer. ¡Es un lugar mágico!".
Panamá - Bocas del Toro
El archipiélago de Bocas del Toro es un grupo de islas del mar Caribe y es una de las joyitas más buscadas de Panamá. La isla Colón es la principal y en donde se hospeda la mayoría de los turistas, pero hay otras seis islas que pueden ser exploradas y otros cientos de islotes y cayos a los que podés llegar en taxis acuáticos por unos pocos dólares. La verdadera misión de este destino es lograr que los viajeros frenen su rutina y se contagien de la energía positiva y relajada del lugar.
Qué hacer: incluí una excursión a Cayos Zapatilla, una reserva ecológica con islas deshabitadas rodeadas de un arrecife de coral. Si querés hacer snorkel, andá a Cayo Coral, con sus aguas de color verde intenso, y para ver delfines en su hábitat natural podés ir a la Bahía de los Delfines con un tour organizado. Otra de las playas favoritas para conocer es Playa Drago, rodeada de cientos de palmeras. Desde ahí podés ir caminando hasta Playa Estrella para sumar más postales playeras a tu recorrido. Si contás con una bici, animate a pedalear hasta la playa Buff, la preferida de los surfistas, y rodear el sendero de palmeras que da al mar
Dónde dormir: el hotel Bocas del Toro es una gran opción precio-calidad en la isla Colón: www.hotelbocasdeltoro.com (hay habitaciones standard desde US$99). Si preferís un bed & breakfast, podés chusmear el hospedaje de Lula’s (www.lulabb.com), con habitaciones dobles desde US$60.
Cómo llegar: con un vuelo a Isla Colón desde la ciudad de Panamá (en Air Panama, US$200 aproximadamente) o en bus (US$30) hasta Almirante para combinar con un taxi boat hasta el archipiélago.
¿Por qué me gusta el lugar?
Martina Álvarez, 27 años, periodista freelance y buceadora.
"¡Llegar a Bocas del Toro ya es una aventura en el mar! Hay que tomarse una lancha de 25 minutos y alejarse de tierra firme para encontrar una porción de tierra con amigables casitas de colores, una al lado de la otra, en medio del océano. Estoy enamorada de las aguas turquesas y cálidas de Bocas, de sus corales y su vida marina. Pude bucear con rayas y langostas y hasta vi delfines desde el barco. Acá la vida es simple: podés andar en patas, moverte en bicicleta y tomarte lanchas para visitar las islas vecinas. La gente es cálida y es un pueblo chico en donde, aunque hay habitantes de diferentes partes del mundo, todos se conocen y se hacen amigos. ¿Un consejo? No te lleves mucho en tu valija porque acá se vive con poco y feliz.".
Aruba
La llaman "la Isla Feliz" y los lugareños de esta joya del sur del Caribe aseguran que acá el sol brilla todo el año. Es un destino totalmente seguro y para todos los grupos viajeros: familias, parejas y amigas. Acá hay playas paradisíacas para disfrutar en cualquier momento del día, actividades de aventura como kitesurf, snorkel y windsurf y muchísimas opciones de movida nocturna para divertirte: desde súper casinos hasta barcitos de playa.
Qué hacer: según TripAdvisor, Eagle Beach es una de las mejores playas del mundo, así que tendrás que comprobarlo mientras te relajás en su colchón de arena blanca con vista al mar realmente turquesa que parece infinito. Si querés hacer snorkel, podés ir a la playa de Mangel Halto, y si estás en plan de relax total y preferís alguna bahía más exclusiva, podés tirar la lona en Baby Beach y desconectarte de todo. Si querés sumarle algo de aventura a tu itinerario, podés subir al pico del monte Hooiberg, rodeado de volcanes antiguos, o explorar el Parque Nacional de Arikok para llegar a su famosa Piscina Natural. También podés ser protagonista de una cabalgata a las cuevas de piedra caliza o una travesía grupal guiada por tierra o agua para conocer la isla en profundidad.
Dónde dormir: en www.aruba.com vas a encontrar una oferta súper amplia de hospedajes: desde hoteles de lujo hasta departamentos o tiempos compartidos.
Cómo llegar: con Copa Airlines hay vuelos directos desde Buenos Aires a partir de $28.500.
¿Por qué me gusta el lugar?
Victoria Dowling, 30 años, licenciada en Administración de Empresas.
"Aruba es un típico lugar para ir en pareja, pero también lo recomiendo para ir con amigas, como fue mi viaje. Si vas por poco tiempo, no hay duda de que lo que tenés que hacer es relajarte en sus playas de arena blanca, mar turquesa y cientos de palmeras: ¡todo paradisíaco! Pero si tenés varios días, podés alquilar un auto y recorrer la isla, o tomar un ferry y visitar otras islas cercanas. A la noche, la movida arranca temprano y hay un montón de opciones para salir a comer y tomar unos tragos con ron de coco. Para bailar, la noche sigue en Blue Bar. ¡Súper divertido!".
¿Qué propuesta te cautivó? ¿Qué otros destinos te invitan a soñar? También mirá: Moda: trajes de baño desde las playas de Aruba y Todo lo que tenés que saber si te vas de viaje al Sudeste asiático
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