32 días, un mismo sentimiento

Durante treinta y dos días todos los argentinos nos unimos en un sentimiento, en un cántico y en un sueño: el de ser campeones. Campeones en Brasil. Dar la vuelta en el Maracaná y traernos la copa de vuelta a casa después de 28 años.

Vivimos minuto a minuto el progreso de nuestra Selección. Nuestro equipo crecía, se acomodaba y así los 40 millones de argentinos alimentábamos, partido a partido, nuestra esperanza.

Copábamos Brasil semana a semana. Río, Brasilia, Porto Alegre o Sao Paulo se tiñeron de celeste y blanco cuando les tocó recibir a la Selección.

Fue el Mundial de las redes sociales. Especialmente Twitter que llevaba y traía memes, hashtags, opiniones sobre jugadas polémicas y formaciones de equipos y, especialmente, las imágenes que los jugadores subían a sus cuentas compartiendo sus festejos íntimos.

Nos sentimos cerca de Leo en sus primeros goles, del Pocho Lavezzi cuando fue su boom y nos preguntábamos #QuelehariasaLavezi.Lloramos cuando Di María nos llevo a cuartos festejándolo con un corazón en sus manos y nos fanatizamos con los #MascheFacts, tras la semifinal.

La primera fase fue más difícil de lo que a priori imaginábamos y al terminar primeros se nos abría un camino ideal para llegar a la final.

Pasaron Suiza y el golazo de Di María, con la jugada de Messi; Bélgica y el partidazo del Pipita y Holanda, con los penales de Romero y el emocionante despliegue de Masche.

Los últimos mundiales nos habían dejado un gusto amargo. La gloria ni siquiera nos pasaba de cerca. Fueron muchos años de espera, de desilusión. Esta vez la veíamos, la teníamos ahí.

24 años para llegar a esta instancia. No nos llevamos la copa, pero este Mundial nos dejó un gran aprendizaje. Los vamos a recibir como héroes porque durante estos treinta y dos días demostraron serlo.

El obelisco es testigo de que somos un país que palpitó este Mundial a la par de este grupo que dejó todo. No pudo ser esta vez, Alemania aprovecho esta oportunidad y se consagró como campeón.

Gracias a esta Selección por darnos un Mundial así. Lo necesitábamos. Los argentinos necesitamos confiar. Necesitábamos tener un sentimiento que nos uniera. Necesitábamos soñar.

Dejaron todo y más. Representaron con lo mejor de nuestra esencia: las ganas, el coraje, la rebeldía, la creatividad, la seriedad, la alegría y el corazón.

Era el Mundial ideal. Ideal para ganarlo. Nos faltó muy poco. Nos sobraron 5 minutos, como dijo Mascherano, tras el partido. Hubiese sido un premio merecido. Para ellos y para nosotros.

No queríamos despertar de este sueño hermoso.

Por mi parte, vivir este Mundial en Brasil fue una experiencia que me va a marcar de por vida. Espero que hayan disfrutado mis relatos. Gracias por acompañarme y por la buena onda!

Hasta la próxima :)

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