10 momentos inmaduros que nos hacen bien
"Si tu tienes la razón y no hay oposición, no te quedes con las ganas de...." ¿Te acordás de esa canción que cantabas en el jardín de infantes y completabas con algo que querías hacer? A que todavía seguís haciendo algunas de esas cosas. Te invitamos a repasarlas juntas.
Cantar y bailar dejándolo todo
¿Quién no interpretó algún hitazo de Ricky o Luismi mientras se secaba el pelo usando el cepillo de micrófono? ¿O no bailó con amigas alguna coreo de cuando éramos mucho más inmaduras que ahora?
Saltar sin que te importe nada (ni siquiera que ya no tenés 12 años)
Imposible resistir la tentación cuando entramos a la habitación del hotel y vemos una cama gigante y tirante que nos da más ganas de saltar que de dormir o tener sexo. O en una quinta con amigos, jugar un campeonato de bombazos de agua y empapar a todos (¡incluso hiciste llorar a los nenes chiquitos del susto que se dieron!).
Meter el dedo en una torta perfecta
Ponerse insistentes como cuando teníamos 5 años y lograr que mamá nos haga nuestra torta favorita, para hundir el dedo y arrastrar dulce de leche y confites de colores. ¡Ñam!
Poner un póster de un amor platónico en el escritorio de la ofi
Y que te dé igual lo que piense tu compañera de trabajo, mucho menos el hecho de que tu galán actualmente tenga más de 50 años… ¡y la foto sea de cuando tenía 30!
Jugar al "ring raje"
Especialmente con la vecina que le habla a los gritos a su perro. ¡Un pequeño acto de justicia y mucha adrenalina para evitar que te descubra!
Caminar sin pisar los bordes de las baldosas
O correr una carrera imaginaria con el que viene caminando al lado (y sonreír cuando le ganás... aunque a nadie le importe). Nuestra niña interior jamás permitirá que la rutina nos aplaste de aburrimiento.
Hacer humito con la boca cuando hace mucho frío
Y salir megadesabrigada en invierno solo para usar tu pollera favorita, para terminar descubriendo que con los años una se vuelve más y más friolenta.
Mirar fijo el celu mientras él te está escribiendo un mensaje
Ya no sos una teenager, pero no podés evitar esa sonrisa de oreja a oreja hasta que llega el bendito texto... Todavía estás en la etapa de la relación en la que todo es muy nuevo y maravilloso... ¡A disfrutar la inmadurez, pues!
Robar caramelos de las bolsitas de los cumples de tus hijos
Y aprovechar una tarde en la que milagrosamente te quedás sola para darte una panzada de golosinas y dibujitos animados de los que te gustan a vos y nunca te dejan ver.
Dibujar en un vidrio sucio o en el espejo de la ducha.
Dejar un "lavame" en la ventanilla de un auto lleno de polvo no cuenta como terapia rejuvenecedora, pero debería.
Y vos... ¿Tenés momentos así? ¿Qué más agregarías a la lista? También mirá: Las 7 tendencias deco de 2019 según IKEA y 5 poetas que tenés que conocer
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