Yo digo no: basta de privilegios en la política
La exgobernadora de Buenos Aires fija su postura sobre las reelecciones de los intendentes, senadores, diputados, concejales y consejeros escolares
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En estos últimos días, estamos asistiendo a un debate público acerca de la reelección indefinida de intendentes, senadores, diputados, concejales y consejeros escolares en la provincia de Buenos Aires.
Este no es un debate más. Este es un debate en el que se define si queremos una democracia con alternancia, o no. Con personas que pueden ejercer el poder por más de 20 años, o no. Con auténtica capacidad de elegir frente a aparatos municipales, o no. En una democracia que nos incluya a todos no puede haber espacio para privilegios.
Durante décadas, la provincia de Buenos Aires fue gobernada por los mismos, lo que generó y consolidó una serie de privilegios inaceptables.
Hasta 2015 los funcionarios públicos no tenían que explicar de qué vivían, tampoco la policía ni el servicio penitenciario; existían jubilaciones de privilegio para el gobernador, vicegobernador y legisladores; y también la posibilidad de los intendentes de ser reelectos indefinidamente.
El sistema político consentía convivir con “barones del conurbano”, personas así llamadas porque sin límite de tiempo gobernaban sus distritos, consolidando elección tras elección su poder y haciendo cada vez más difícil que cualquiera que quisiera competir con ellos, lograra ganarles.
Esto cambió en 2015. Y cambió no por un gobierno, por una persona o por un partido político, sino porque millones de bonaerenses dijeron “basta” a ese sistema que solo se había beneficiado a sí mismo, sin darle respuesta alguna a todos sus problemas.
Entendiendo este mandato social, nuestro gobierno, con el apoyo de una parte de la oposición derogó las jubilaciones de privilegio y estableció la obligación de que todos los funcionarios públicos tuvieran que explicar de qué viven, presentando una vez al año sus declaraciones juradas.
La Ley 14.836, que impide la reelección indefinida, también fue parte de esa pelea y fue un hecho histórico que significó un cambio profundo en la forma de hacer política en nuestro país.
Esto tiene que ver con lo que la gente aún hoy nos pide en la calle: que nos vinculemos con la política desde otro lugar y no desde pensar que vamos a tener el poder para siempre.
En ese sentido, la ley es clara. Define dos mandatos como límite en un cargo. Se aplica desde el 10 de diciembre de 2015 y pone fin a la reelección indefinida.
El 14 de noviembre el mensaje de la gente fue contundente. Dijo basta de privilegios en la política. Nuestro deber es escucharlo y poner en el centro del debate los problemas reales de los argentinos.
La reelección no es un problema real de los argentinos, sino de los políticos. Como todos sabemos los problemas reales de los argentinos, que no pueden seguir esperando, son la pobreza, la inflación, la inseguridad, el narcotráfico y tantos otros.
Por eso hay que trabajar y luego dar espacio a los más jóvenes, para poder traer nuevas ideas y que todos puedan participar en política.
Confío en que en los próximos días los diputados y senadores provinciales que tengan que definir si suman un nuevo mandato o no, para los intendentes elegidos en 2015 y reelectos en 2019, digan NO.
Yo digo NO. Si realmente escuchamos a la gente, no hay otra respuesta.