Voto alerta
“Me trucharon el voto” (Del sindicalista Antonio Caló, cuando fue a votar para renovar la cúpula de la CGT.)
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El día que naturalicemos las truchadas en las elecciones estaremos más fritos que un caracol caminando por el pavimento ardiente del autódromo de Buenos Aires, un día de enero, con alerta roja.
Nunca, pero nunca, querido lector, debemos habituarnos a aceptar el fraude como parte de las reglas de juego. No haga lo mismo que Antonio Caló, el secretario general de la UOM, quien no solo quedó fuera del nuevo triunvirato de la CGT, sino que ni siquiera pudo votar porque alguien ya lo había hecho en su nombre. “Me trucharon el voto”, dijo pícaramente, y se fue del lugar de votación no sin antes celebrar que el gremialismo haya ido unido a comicios.
No lo imite yéndose al mazo; no abandone la partida democrática. Denuncie las zancadillas que algunos muchachos van a estar dispuestos a hacerle hoy cuando vaya al cuarto oscuro o al biombo en penumbras que, para el caso, es lo mismo.
Si le gustó un partido, chequee la boleta oficial. No es lo mismo que diga “Cacho candidato” que “Chaco candidato”. Tampoco que esté fechada el 14 de noviembre de 3021 o que, en lugar del número de lista, figuren las tres últimas cifras del gordo de la última Navidad. Ergo, además de alcohol en gel, lapicera, Voligoma para no pasarle la lengua al sobre y toda la artillería anti-Covid, lleve los lentes. Y si no usa lentes, abra bien los ojos.
Haga lo mismo que cuando va al supermercado. Deténgase frente a las boletas electorales de la escuela o del club donde le toca votar y fíjese en lo que va a elegir con el mismo celo con el que ausculta el precio del kilo de asado en el supermercado, que, de paso, le cuento que, tomando como promedio calidades y cortes, ese noble insumo culinario aumentó cerca del 300% desde las elecciones de 2019.
Si en estos dos años que pasaron desde los anteriores comicios generales no logró retomar el prometido asado de los domingos, use como ejemplo de atención plena el ingrediente comestible que más le guste o con el que haya podido llenar la heladera, si es que pudo. La idea es trasladar a la elección de hoy la agudeza y habilidad que le requiere llegar a fin de mes.
Mantenga frente a la boleta el mismo interés que pone al ver el recibo de sueldo, el gasto mensual de expensas, el saldo de la tarjeta de crédito o el análisis de laboratorio que le mandó a hacerse el médico después de haberse desmayado tras haber visto el recibo, las expensas y el resumen de la tarjeta.
Esté alerta y vote lo que realmente sienta que lo representa. Hoy es un día glorioso para usted y para el país que usted quiere. Y, por favor, no se “caloíse”.