Volverse como niños
Adultos que huyen del compromiso, se irritan ante un “no” como respuesta y coleccionan muñecos Funko: los hombres del mundo entero se están infantilizando, o al menos esa es la hipótesis que plantea Keith J. Hayward en su libro Infantilizados: cómo nuestra cultura ha matado a la adultez.
Hombres-niños que aman los juegos online y habitan las redes sociales, comunicándose bajo la consigna del a mí me rebota y a vos te explota. Adquiriendo los vicios de la infancia, pero amplificados por la edad y la capacidad económica: egolatría, narcisismo, indisciplina, falta de conexión con la realidad o poca tolerancia a la frustración.
Jesús proponía que nos hiciéramos como niños; los adultos de hoy corremos el peligro de tomar su consejo con demasiada literalidad. En estos tiempos del hombres infantiles vestimos a nuestros hijos como adultos; mientras tanto, usamos remeras con personajes de dibujos animados y pantalones como los del Chavo. Pero no nos convertimos en niños: nos volvemos aniñados.ß
Y además...
En Europa, el año pasado el 28% del negocio de los fabricantes de juguetes provenía de adultos que compraron esos juguetes para sí mismos. Empresas como Lego están dedicando más de la sexta parte de sus diseños a estos adultos: existe un juego para mejorar los entornos laborales llamado Lego Serious Play.ß