Volver al mundo, una tarea ineludible
Ya eliminadas las retenciones de la mayoría de los productos y las restricciones a las exportaciones, trabas que tanto daño hicieron al campo y al desarrollo económico en todas las provincias del país, resulta prioritario volver a mirar más allá de las fronteras.
La estrategia que se lleve adelante en los próximos meses para recuperar los mercados perdidos y acceder a nuevos clientes será fundamental para que el campo y la Argentina puedan desarrollar todo su potencial. Este desafío debe encontrar al sector público y privado trabajando coordinadamente y en cooperación.
Hay mucha tarea por delante: la deliberada política del gobierno anterior contra los mercados internacionales nos fue aislando del mundo de manera preocupante. El campo argentino fue uno de los sectores que más se vio afectado por estas decisiones, y cayeron las exportaciones de muchos de sus productos emblema, especialmente de aquellos de mayor valor agregado.
Mientras tanto, nuestros competidores avanzaron en acuerdos que los posicionan en una situación de mayor ventaja, posicionamiento que costará mucho trabajo equiparar. En octubre se firmó el Acuerdo de Asociación Transpacífico (TTP, por sus siglas en inglés), suscripto por Australia, Brunei, Canadá, Chile, Estados Unidos, Japón, Malasia, México, Nueva Zelanda, Perú, Singapur y Vietnam. Este acuerdo prevé un acceso preferencial entre estos mercados, que en conjunto representan el 40% del PBI mundial, el 26% del comercio internacional y el 10% de la población global.
La Argentina y el Mercosur quedaron afuera. Esto constituye un verdadero desafío, ya que muchos de los integrantes del TPP compiten con la Argentina en materia de oferta exportable de alimentos.
Este tratado también deja en evidencia al Mercosur respecto de la demora en la conclusión del acuerdo con la Unión Europea. Para dimensionar lo que significa el abandono de los mercados, podemos contrastar con el caso de Chile, cuyos vinos entran al mercado europeo con arancel 0 expresado en euros/hectolitros. Mientras tanto, la Argentina tiene que afrontar un arancel que va del 13,1 al 15,1 euros/hectolitros. La demora de más de 15 años en la conclusión del acuerdo Unión Europea-Mercosur no es gratuita.
Europa no es el único mercado en el que Chile nos saca ventaja. En el caso de la leche en polvo, tiene acceso preferencial respecto a la Argentina en el mercado norteamericano, con un arancel del 3,63%, mientras que nuestro país ingresa con un 27,13. Para las manzanas, Chile accede a México sin arancel, cuando la Argentina tributa el 20% para acceder a ese mercado. Respecto a los quesos y el mercado de China, Chile accede con arancel 0%, mientras que nuestro país tributa el 12.
Trabajar en acuerdos de comercio, bilaterales y multilaterales, es el camino para volver al mundo con nuestros alimentos. Haber abandonado los mercados internacionales, junto a los graves errores en materia macroeconómica del gobierno anterior, llevó a una fuerte crisis en todas las producciones regionales. Se provocaron importantes caídas de sus exportaciones, especialmente en los productos con un nivel más alto de procesamiento. Por ejemplo, entre 2010 y 2014, la Argentina disminuyó en 15,7% las exportaciones de vino fraccionado, y vendió 194 millones de litros en 2014. Con el mismo escenario internacional, de 2010 a 2014 los vinos fraccionados chilenos aumentaron sus exportaciones en un 5,8%, con una venta de 483 millones de litros en 2014.
Es evidente la necesidad de terminar con el aislamiento. Por eso vemos con buenos ojos las intenciones del actual gobierno de tender lazos con los mercados, dejando de lado concepciones ideológicas que alejan a los países del crecimiento y el desarrollo. En ese sentido, el viaje del presidente Macri a Davos es una importante señal para comenzar a volver al mundo.
Todavía quedan muchas oportunidades por delante para la agroindustria. Según las proyecciones de consumo global de alimentos que establecieron la FAO y la OCDE para los próximos diez años, la demanda de carne bovina crecerá 12%; de aviar, 24, y de carne porcina, 11. Mientras que en los lácteos se prevé un aumento del consumo global del 23%; en trigo, 13 y en arroz, 15. Para el consumo de harinas proteicas se espera un incremento de 23%, y de 25 para el aceite.
La cooperación entre el sector público y el privado será el camino por el que la Argentina conseguirá volver a insertarse en el mundo. Esto implicará no sólo la negociación de acuerdos con nuevos clientes, sino también un fuerte trabajo en armonización de normativas sanitarias, en estándares ambientales y de comercio justo.
Estas cuestiones fueron presentadas en La Agenda del Campo, documento que enviamos el año pasado a todos los candidatos presidenciales con las propuestas de la Sociedad Rural Argentina para contribuir a la definición de una política agropecuaria.
Allí señalábamos que con las mismas reglas de juego que nuestros competidores, el respeto a las instituciones y la apertura de nuevos mercados, el campo está en condiciones de generar 1.300.000 puestos de trabajo en todo el país y aumentar la producción de alimentos en más del 50% en los próximos 5 años.
Estas metas generan mucha expectativa y optimismo. En muchas oportunidades, el campo demostró su capacidad para invertir, producir alimentos en cantidad y calidad en todo el país de manera sostenible con el medioambiente y de competir internacionalmente. Hoy, una vez más, el campo está a la altura del desafío.
Presidente de la Sociedad Rural Argentina