Volver a aprender cómo educamos
Ante el profundo cambio de paradigma mundial en el que nos encontramos, es vital que nos animemos a repensar cánones que por mucho tiempo dimos por sentados. Volver a aprender cómo educamos puede ser de los más desafiantes, pero también de los más urgentes.
Durante siglos, el modelo educativo ha sido, en gran medida, rígido y estandarizado. En las aulas tradicionales, el conocimiento fluía (y en su mayoría lo sigue haciendo), en una sola dirección: del maestro al estudiante. Esta estructura, que en su momento tuvo sentido, hoy se enfrenta a un gran desafío. El mundo ha cambiado más rápido de lo que la educación ha sabido adaptarse. La tecnología, la globalización y la naturaleza impredecible de los mercados laborales exigen habilidades y competencias que no siempre se abordan en las currículas convencionales.
Frente a este escenario, reimaginar cómo educamos se vuelve urgente. No podemos continuar preparando a los estudiantes para trabajos que quizás no existan en cinco años, ni ignorar las habilidades blandas, como el pensamiento crítico, la creatividad y la adaptabilidad, que serán fundamentales en cualquier contexto. Siguiendo esta línea, hay que redefinir tanto el rol de los docentes como de las escuelas. La educación ya no puede ser una mera transmisión de conocimientos; necesita convertirse en un espacio donde se fomente la curiosidad, el autoaprendizaje y la capacidad de resolver problemas complejos de manera colaborativa.
Todo esto requiere de un cambio de mentalidad, para entender que él “siempre se hizo así”, no puede ser más una excusa y que seguir aplazando este tipo de discusiones, no sirve más que para seguir ampliando la brecha entre los que tenemos más oportunidades -que en la Argentina somos cada vez menos- y los que no las tienen.
Animémonos a repensar la escuela, como un organismo vivo, en constante evolución. Siempre a la vanguardia de las necesidades más urgentes, con el foco puesto en los chicos, brindándoles las herramientas necesarias para transformar positivamente el mundo que heredarán. En esta era de constante cambio, la educación no puede quedarse atrás, re-aprender a educar, tal vez sea, el aprendizaje más urgente y valioso que tengamos que aprender.
Legisladora porteña por el Frente Liberal Republicano