Viejos dilemas y un ¿nuevo? escenario
Responden a una necesidad de evitar la salida de capitales para mantener un aceptable stock de reservas internacionales
Durante el anuncio de nuevos instrumentos para repatriar capitales al país, el secretario de Política Económica y Planificación del Desarrollo, Axel Kicillof, utilizó su exposición en la conferencia de prensa para intentar demostrar por qué la situación económica actual es diferente a la de décadas anteriores y que no están dadas las condiciones para que se precipite una devaluación. Para esto Kicillof se refirió a la Teoría de los Ciclos de Stop & Go, muy utilizada para comprender la dinámica económica principalmente en las décadas del sesenta y comienzos del setenta. La misma señala los inconvenientes producidos por un sector obrero que presiona por aumento de salarios, un sector industrial que importa insumos absorbiendo parte de las reservas en moneda extranjera del país y un sector exportador que ve limitadas sus exportaciones –y consecuentemente la entrada de reservas- por un tipo de cambio desfavorable. Esta teoría describe cómo el conflicto se resuelve de la peor manera: con una crisis de balanza de pagos seguida de una devaluación que recompone las condiciones externas pero a costa de un freno a la industria y una caída del salario real. Una vez que la economía mejora, las presiones del sector industrial y los trabajadores aumentan revirtiendo gradualmente las condiciones favorables en la balanza de pagos y eventualmente el mismo problema renace generando otro ciclo de Stop & Go.
¿Qué similitudes se pueden encontrar entre los principales obstáculos encontrados en décadas anteriores y los que observamos en la actualidad?
Para marcar diferencias con períodos anteriores y negar uno de los ciclos recién descriptos, Kicillof destacó el prolongado período de crecimiento que tuvo el país así como el superávit de la balanza comercial. Ahora bien, para un análisis más exhaustivo resta preguntarse ¿Qué similitudes se pueden encontrar entre los principales obstáculos encontrados en décadas anteriores y los que observamos en la actualidad? Claramente, el rol crucial y limitante que ocupa el flujo de divisas en el país. Muchas de las medidas más cuestionadas del actual gobierno responden a una necesidad de evitar la salida de capitales para mantener un aceptable stock de reservas internacionales. El control a las importaciones que afecta la actividad productiva de varias industrias y el consumo, así como las restricciones en el mercado cambiario, son una reacción con costos políticos altos asumidos ante el creciente egreso de capitales. Incluso las medidas anunciadas tienen como objetivo incrementar el flujo de capitales al país.
También la inflación ha vuelto a tener un papel central en la política económica. Este fenómeno, que justamente comienza a ser un problema central a partir de la década del sesenta con niveles anuales superiores al 20 % anual, que ya en los setenta tiene picos superiores al 100 % y que a finales de los ochenta llega a niveles mayores al 1000 % anual, es en la actualidad uno de los principales desafíos para el Gobierno. Además de distorsionar la estructura de precios relativos, el horizonte de decisiones y el nivel de inversiones también se ve reducido con altos niveles de inflación.
Algunas diferencias adicionales a las señaladas también deben ser destacadas. En primer lugar, uno de los problemas que reconocía la teoría de Stop & & Go era un estancamiento de las exportaciones que imposibilitaba aumentar la cantidad de divisas que ingresaban al país. En los últimos tiempos la productividad del campo ha visto notables mejoras y el nivel de exportaciones ha aumentado exponencialmente. De todas formas, aun con una gran mejora en la cantidad y en el precio de los bienes exportables, el stock de reservas se ha visto amenazado generando aún más inquietud sobre la capacidad estatal para resolver este tema.
Otro elemento distintivo del momento actual es el fuerte poder que aún conserva el Gobierno. En períodos anteriores las pujas distributivas y la creciente conflictividad social no hacían más que precipitar las crisis políticas y económicas, y transformaban al Estado en el campo de batalla donde los actores políticos intentaban imponer medidas económicas favorables. En la actualidad, el Gobierno posee una gran fortaleza –no tanto institucional pero sí basada en la legitimidad del voto- que hasta ahora ha evitado una mayor desestabilización política. El problema es que la suba del dólar en el mercado paralelo y la falta de reacción no hacen más que generar dudas sobre la capacidad que aún posee este gobierno para controlar esta variable fundamental de la economía. Un dólar paralelo con alzas sostenidas, inevitablemente impacta sobre las decisiones de inversión tanto de las grandes como pequeñas empresas.
El problema es que la suba del dólar en el mercado paralelo y la falta de reacción no hacen más que generar dudas
En conclusión, a pesar de un auspicioso comienzo de siglo en términos de crecimiento del producto ciertos obstáculos del siglo pasado se vuelven a presentar. Las limitaciones producidas por la salida de divisas del país y la inflación han reaparecido con cierto vigor. Probablemente debamos esperar un tiempo para determinar si, como señaló Kicillof, el resultado de las políticas económicas actuales resulta exitoso para solucionar estos obstáculos clásicos en el país o si, por el contrario, seguimos inmersos en las mismas problemáticas que décadas atrás pero con la salvedad de que se han desperdiciado condiciones de comercio internacional inéditamente favorables. El ascenso del dólar paralelo y la caída gradual pero continua de reservas parece contradecir la primera hipótesis. Más allá de esto, lo que sí es claro es que nuevamente una comparación histórica sigue siendo relevante para entender estos fenómenos y es algo a lo que los decisores de política económica deberían estar atentos.
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