Victoria Donda y el antisemitismo
Dijo alguna vez Baruch Spinoza (1632-1677) “Si no quieres repetir el pasado, estúdialo”.
Leo estos días con estupor que la interventora del INADI, la señora Victoria Donda participará de un “encuentro internacional de enviados especiales y coordinadores para combatir el antisemitismo” en la capital del Estado de Israel, Jerusalén.
Y digo “con estupor”, ya que la señora Donda no es alguien inocuo a los avatares del antisemitismo en nuestro país.
Veamos algunos antecedentes:
· En mayo del año 2017 participó de un reclamo para pedir la liberación de presos acusados de cometer atentados contra civiles en el Estado de Israel.
· El 3 de febrero del 2020 yo le presenté una denuncia al periodista Víctor Hugo Morales, quien cuestionó: “¿De qué manera creen en Dios? Se hacen trampa a sí mismos frente a Dios.”, refiriéndose a los judíos que creemos -tal como lo afirma la justicia de nuestro país- que el fiscal Nisman fue asesinado. Para el INADI, hoy devenido en comisaría política del oficialismo -y el periodista en cuestión lo es- este hecho no configuró antisemitismo.
· Otro evento a destacar dentro de esta saga fueron las declaraciones del diputado de la izquierda, Giordano, el 23 de febrero de 2021 en la que lisa y llanamente llamó a la “desaparición del Estado de Israel”. El INADI nunca se expidió al respecto.
· Para redondear algunas de las posiciones del INADI, organismo que la señora Donda preside, recuerdo mi denuncia después de que el PJ del Colorado, provincia de Formosa, aseverara por escrito que la DAIA, la AMIA y yo estábamos inmiscuidos en el impulso del pago de la deuda a los fondos buitres, vinculados al Estado de Israel y a la compra-venta de armas en detrimento de la Argentina. Tampoco se expidió el INADI al respecto más allá de configurar esto un típico panfleto del más rancio y radical antisemitismo histórico.
Es por esto que vengo a decir -con poca preocupación y solo a título anecdótico- que la señora Victoria Donda no es un eslabón neutro respecto del antisemitismo, sino que, con sus silencios, direccionamientos y posiciones, es parte del mismo.
La vergüenza, como argentino, de que la señora Donda presida un organismo que supo tener prestigio como el INADI se ve acrecentada por el hecho que es de público conocimiento: siendo su titular se descubrió que no solo tuvo una empleada en “no blanco” en su casa, sino lo que es multiplicadoramente peor, la hostigó probadamente para que no la denunciara ofreciéndole un contrato del Estado en lugar de abonar lo evadido durante 10 años.
Pero esta columna de opinión que escribo -no sin bronca- no va dirigida a la señora Donda de quien definitivamente no solo no espero nada a favor de la lucha contra el antisemitismo sino todo lo contrario.
Me pregunto: ¿Por qué tantos silencios? ¿Quién o quiénes fueron los otros que levantaron la voz cuando nuestro país envió como embajador a Israel a Uribarri que estaba procesado por causas de corrupción por las que hace unos días fue condenado a 8 años de cárcel? Siendo una de las comunidades más grandes del mundo y teniendo a Israel como centro de vida espiritual, haber callado este incordio -entre otros- es un preocupante diagnóstico de extravío social.
Hace un ratito que soy Diputado Nacional y también dentro de un rato dejaré de serlo, pero seré por siempre un hijo de la comunidad judía-argentina en donde aprendí siempre a fijar posiciones.
Dentro de unos días se conmemora “Iom Ashoa ve Agvura”, Día del Holocausto, y la valentía de aquellos que ofrendaron sus vidas en el levantamiento del gueto de Varsovia.
Vivimos tiempos históricos los judíos pudiendo defendernos hoy de mínimo con la palabra denunciando y repudiando aquellos hechos que lo merecen en contraposición con lo que ocurría hasta hace 80 años cuando por apenas existir nos aniquilaban.
La mejor manera de no repetir la historia -como decía Spinoza- es estudiarla, pero la forma de honrarla es practicar los valores que nos dan identidad.
Mi amigo personal, ex presidente de la DAIA, Julio Schlosser, me enseñó que la Shoá no empezó el 9 de noviembre de 1938 cuando la noche de los cristales rotos o “Kristallnacht”; empezó cuando de a poco se fueron callando los pequeños actos antisemitas que terminaron en la naturalización de lo que fue finalmente la suma de todos los males.
Que la señora Donda vaya a Israel a hablar de la lucha contra el antisemitismo es un hecho menor, pero grave y bizarro. Sé -y el tiempo me dará la razón- que las causas cajoneadas sobre antisemitismo seguirán en su lugar y seguirá siendo el INADI con esta conducción solo una comisaría política para disciplinar opositores.
Lo menos que puedo hacer es denunciarlo.
Waldo Wolff es diputado nacional