Vamos por todo, en minoría
Si consigue su objetivo mayor, estabilizar la macroeconomía, el Presidente avanzará en sus reformas sin siquiera buscar aliados; es su modo más auténtico, Milei ha demostrado ser un hombre de poder, y eso no se comparte
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La tranquilidad cambiaria conseguida hasta ahora por el Gobierno, y expresada ayer en la caída del riesgo país a tres dígitos por primera vez desde 2019, acaba de dar un indicio del modo en que se mueve políticamente Javier Milei cuando, pese a estar en minoría parlamentaria, se siente respaldado por un logro: su primer acto reflejo fue detonar los vínculos que traía desde la campaña y que lo unían todavía en la AFIP a Sergio Massa. Un anticipo de lo que viene: si consigue finalmente su objetivo mayor, estabilizar la macroeconomía, el Presidente avanzará en sus reformas sin siquiera buscar aliados.
Es su modo más auténtico. Lo había insinuado ya en diciembre con el megadecreto 70, un paquete inconsulto con el que propuso inicialmente modificar varias leyes a la vez, estrategia que las resistencias del Congreso obligaron a revisar. No hay dudas de que Milei es el mismo de entonces.
El primero en tomar nota al respecto debería ser Macri. En la manera en que se modificó la AFIP hay también un mensaje cifrado para él: el Presidente se despojó de los cuadros técnicos que respondían a Massa y al exjefe de la Aduana Guillermo Michel, pero para hacerlo desoyó también el consejo del líder de Pro, que venía proponiendo como conductor para ese organismo a Leandro Cuccioli. Milei se abrazó en cambio a un aparato ya constituido, el que representan ahora Andrés Edgardo Vázquez y sus vínculos con los servicios de inteligencia.
Es cierto que, por ahora, la inflación a la baja y las variables financieras bajo control no son galardones suficientes para una administración que llegó con el mandato de normalizar y que viene aplicando el ajuste más drástico en al menos 65 años. El Gobierno necesita todavía a Macri. Su vamos por todo en minoría lo dejaría siempre a tiro de juicio político, que es lo que quisieran impulsar varios sectores de la oposición, donde todavía no logran entender el mecanismo que lleva a gran parte de la sociedad a soportar semejante caída en el nivel de actividad y los ingresos. “Me sorprende la paciencia del pueblo y hasta me molesta”, se sinceró hace un mes Grabois. Es un poco lo que sienten varios peronistas que pronosticaban un incendio para marzo último. Algunos hasta ensayan explicaciones. Martín Rodríguez, legislador bonaerense y uno de los principales operadores de Máximo Kirchner, ha repetido en varios encuentros que el principal sostén del Gobierno es el cepo. “Sin el cepo ya habría caído”, lo oyeron decir. El fantasma o la ilusión de la corrida siempre están. Milei lo sabe y esa es una de las facturas que ha empezado a pasarle a Massa, a quien le atribuye, por ejemplo, la disparada del dólar de julio.
Pero el futuro anticipa también fricciones con Macri. Es probable que no cara a cara: en persona, cuando se juntan a comer milanesas o entraña, él y Milei se llevan y se tratan muy bien. Y es lógico, porque casi no tienen disidencias ideológicas. Los conflictos se generan más bien cuando las “fuerzas del cielo” bajan a la tierra: cuando, abocado por tiempo completo a la macro, el jefe del Estado deja la administración de áreas relevantes en las manos de Santiago Caputo. “Una cosa es delegar, y otra, desentenderse”, acaba de reprocharle Macri en una entrevista con Alfredo Leuco en LN+.
Ese verbo clave, desentenderse, desconcierta y hasta exaspera al líder de Pro. Es un reproche de carácter general, pero lo hace particularmente cuando el debate se adentra en ámbitos que también lo involucran a él o a conocidos, como el de los negocios. El mejor ejemplo es la Hidrovía. Macri suele citar la licitación de ese servicio como ejemplo de las reformas que vienen retrasadas y habría que apurar. No llegó a tiempo para convocarla durante su mandato, cuando la concesión estaba en la órbita de Guillermo Dietrich, otro de los funcionarios que propuso sin éxito para colaborar con el gobierno de Milei. Entre los aspirantes de entonces ya figuraba, como ahora, el grupo holandés Boskalis Dredging International, de buena relación con dirigentes de Pro. En el Gobierno desconfían de algunas de estas recomendaciones porque es un universo que los excede. Saben además que Macri se reúne con frecuencia con empresarios y que suele trasladarle algunos de los reclamos e intereses corporativos que recibe.
Pero son temas tan sensibles y de tanto impacto económico que hasta desencadenan internas libertarias. La tuvieron, por ejemplo, Guillermo Francos y Santiago Caputo hace un mes: el jefe de Gabinete le habría reprochado a Caputo que pretendiera incidir en determinadas decisiones bajo una condición que no implica involucrarse, la de asesor. Es una crítica que en La Libertad Avanza le hacían también a Mario Lugones antes de asumir en el Ministerio de Salud.
Con la Hidrovía tampoco está todavía del todo claro el mecanismo de licitación. En el espacio de Milei dicen que a Caputo ya le bocharon una idea: sacar primero el 10% de la empresa a la Bolsa y, luego, una vez demostrado el interés del mercado y determinado un precio de referencia, privatizar el resto. El argumento de los objetores del asesor es que no se puede desdoblar el proceso porque el restante 90% de la compañía que queda para el Estado se desvaloriza en pocos días. “Te vas a comer un juicio por malversación”, le dijeron.
La concesión tiene de todos modos algunos interesados. Además del holandés referido, hay dos grupos belgas: Jan de Nul, que ya opera el dragado, y DEME Dredging, que le mandó durante el invierno dos cartas al ministro de Economía, Luis Caputo, con una propuesta por el servicio y todavía no tuvo respuesta.
Tironeos y argumentos típicos de tiempos de privatizaciones que reaparecerán seguramente con la del ferrocarril de cargas, servicio para el que también hay interesados. El grupo Cale, por ejemplo, o la familia Neuss, el nombre que faltaba para emparentar estos tiempos con los 90. Neuss no pertenece al mundo del transporte, pero tiene en cambio cercanía personal con el staff ferroviario: Alejandro Núñez, presidente del Belgrano Cargas, trabajó hasta septiembre para una firma de la familia, CG Fintech SA. No sería además la única dependencia en que los destinos se cruzan: Osvaldo Rolando, el flamante interventor en el Ente Nacional de Energía Eléctrica (ENRE), viene de Edersa, la distribuidora de Río Negro, cuyo paquete mayoritario pertenece a Neuss Fund. Y, como publicó esta semana Ignacio Grimaldi en la nacion, Juan Neuss figura según los registros oficiales entre los visitantes al despacho de Santiago Caputo en la Casa Rosada. Se conocen desde la infancia en Martindale.
Serán temas para la etapa que viene, que es también electoral, decisiva para sumar lo que el Gobierno no tiene. Hasta entonces, incluso en minoría, la deep motosierra avanzará sin consultar. Milei ha demostrado ser un hombre de poder, y eso no se comparte.