Urban 20 inaugura la diplomacia global de ciudades
Las ciudades cooperan cada vez más. Y a medida que lo hacen, encuentran puntos en común para pensar soluciones juntas. Después de años de diplomacia a nivel nacional, las metrópolis emergieron como agentes con sus propios desafíos y oportunidades, y las propuestas para resolverlos son muy valiosas cuando vienen de una comunidad de práctica.
En este contexto, Buenos Aires y París lanzaron Urban 20, un grupo en el que participan 38 ciudades de todo el mundo -26 de ellas pertenecientes a países miembro del G20-, y que enriquecerán el diálogo de aquellas naciones desde una perspectiva urbana. Sus integrantes poseen una población de 153 millones de personas que producen un PBI de más de US$10,5 billones al año.
El protagonismo de las ciudades en la política internacional es cada vez más grande. Nacieron en la Edad Media como espacios dentro de muros, pero el comercio las unió. Siglos después, en la aldea global, el vínculo entre metrópolis no solo está marcado por los negocios sino también por la posibilidad de pensar un futuro mejor para el "ser urbano", que en 2050 será dos tercios de la población global. De la cooperación de las ciudades depende, en buena medida, la posibilidad de afrontar los desafíos globales.
El Urban 20 plantea cinco ejes sobre los que trabajar para brindar soluciones: acción por el clima, futuro del empleo, integración social, empoderamiento de las mujeres y acceso al financiamiento. Este quinteto no es casualidad: son metas en las que las metrópolis pueden incidir para mejorar la calidad de vida de la población urbana.
El documento elaborado por las ciudades participantes del Urban 20 ahonda en cada uno de los ejes propuestos con objetivos claros. En la acción por el clima, por ejemplo, propone eliminar el uso de carbón en las matrices energéticas nacionales y locales para 2050. Sobre el futuro del empleo, destaca la importancia de optimizar las oportunidades y abordar los desafíos que pueden generar las economías colaborativas. En cuanto a la integración social, fija compromisos para hacer que las sociedades sean más inclusivas, pacíficas, seguras y libres de discriminación. Esto incluye, por ejemplo, fomentar la participación ciudadana en la planificación de políticas públicas.
Con el liderazgo de las ciudades también llega una gran oportunidad: posiblemente, algunas de las políticas propuestas puedan extrapolar a niveles soberanos más altos y también a aglomerados poblacionales más chicos. La OCDE habla de un "desarrollo descentralizado de la cooperación" en la que no son solo los Estados llevan adelante medidas para un futuro más sustentable e inclusivo, y da cuenta de los beneficios de la cooperación entre ciudades y regiones.
El ejemplo más reciente de esta cooperación descentralizada se vio cuando el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, decidió retirarse del Acuerdo de París, firmado en 2015 para mitigar los efectos del cambio climático. Los alcaldes de ciudades como Chicago, Atlanta y Nueva York aclararon que sus metrópolis seguirían comprometidas a los lineamientos de aquel pacto y, de ese modo, a un futuro mejor para todos.
Durante la cumbre del Urban 20 –que se repetirá el año que viene en Tokyo- Buenos Aires lideró la fijación de compromisos globales junto a las grandes ciudades del mundo. En esta línea, las ciudades son protagonistas clave para alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible. Son los 17 objetivos que la comunidad internacional definió para erradicar la pobreza, enfrentar al cambio climático y construir sociedades pacíficas e inclusivas hacia 2030. Entre ellos, se encuentran la energía asequible y no contaminante y las ciudades y comunidades sostenibles. El último objetivo habla de crear alianzas para cumplir con los demás. Las ciudades reunidas en Urban 20 se han puesto manos a la obra.