Una variante más de un coronavirus que no quiere irse
Desde hace casi cuatro años, la humanidad tuvo que aprender a convivir no sólo con el coronavirus SARS-CoV-2 -un único y nuevo agente infeccioso que la azotó con su pandemia-, sino también con los sucesivos miembros de su prolífera y deletérea familia, dada por sus variantes y subvariantes.
Y, como en todas las familias los integrantes tienen caracteres diversos, en el caso de los miembros de ésta, sus caracteres los llevaron a interactuar de modo distinto con los seres humanos: con mayor o menor agresividad, con diferente capacidad de transmisibilidad entre las personas, y disímil susceptibilidad a los anticuerpos generados por las sucesivas vacunas que se fueron desarrollando.
Si bien la presencia de nuevos casos parecería no perturbar demasiado a la comunidad ni a los organismos de Salud Pública, la aparición de un “nuevo” virus no deja de impactar y debería ser tenida en cuenta, especialmente cuando protagoniza casos graves o que requieren internación.
La última variante conocida que ha irrumpido es EG.5 (también denominada ERIS) y proviene de la variante anterior llamada XBB, ambas de la familia ómicron. Innumerables transformaciones en su código genético han dado origen a EG.5, responsable de aproximadamente el 17% de los recientes casos de Covid-19 a nivel nacional en los EE. UU., según los datos más recientes proporcionados por los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de Estados Unidos.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) ya la ha declarado como variante de interés hace unos pocos días, y en la Argentina ya se han detectado los primeros casos. Pero, ¿supone una amenaza? ¿Es diferente al resto de variantes que ya conocemos?
Lo primero que debería tenerse en cuenta es que EG.5 representa una modificación adicional del virus en lugar de un cambio evolutivo significativo como lo fue la variante original y de impacto mundial: ómicron. Los síntomas asociados siguen siendo similares: dolor de garganta, congestión nasal, secreción nasal, tos y fiebre. Dada su capacidad de crecimiento y sus características de evasión inmunológica, la variante EG.5 “tiene el potencial de generar un aumento en la incidencia de casos y podría llegar a prevalecer en ciertos países, o incluso a nivel global”.
A pesar de la mayor prevalencia, la capacidad de crecimiento y características de evasión inmunológica observadas en EG.5, la OMS ha manifestado que no se han registrado modificaciones en la severidad de la enfermedad -hasta el momento-. En conjunto, las pruebas disponibles no sugieren que tenga riesgos adicionales para la salud pública en relación con los otros linajes descendientes de ómicron que circulan actualmente. Sin embargo, la misma organización asegura que será necesario una evaluación más exhaustiva del riesgo planteado. Hasta el 7 de agosto, se habían recopilado 7.354 secuencias de EG.5 procedentes de 51 países, la mayor parte (30,6%, 2.247 secuencias), de China.
Para el control global del Covid son importantes tanto las revacunaciones como la vigilancia epidemiológica informando datos sobre la enfermedad, especialmente en lo que respecta a la mortalidad y la morbilidad. Lamentablemente, algunos países ya no registran ni informan sobre hospitalizaciones e ingresos en unidades de cuidados intensivos relacionados con el virus.
Los casos graves, hospitalizaciones y muertes se mantuvieron bajos en sitios con altas tasas de inmunizaciones. Muchos estudios señalan que aquellos países con altas cobertura de vacunación anticovid tomaron la delantera en la lucha contra la pandemia y fueron desacoplando las infecciones de las muertes, incluso ante nuevas olas.
Sin embargo, hoy el dilema parece otro. Los expertos observan una reducción en la protección a lo largo del tiempo contra casos leves a moderados y es el motivo por el cual se va camino a una actualización permanente de las vacunas, tal como ocurre con la de la gripe. Las vacunas denominadas “actualizadas” o bivalentes disponibles en la Argentina protegen tanto contra el virus original que causa el Covid-19 como contra la variante ómicron Y si bien todavía no existe una vacuna específica dirigida a esta nueva variante, los refuerzos que estarán disponibles este otoño en el hemisferio norte se están actualizado para luchar contra las nuevas subvariantes de ómicron que han sido dominantes desde 2023.
La nueva variante recombinante EG.5 parece demostrarnos que el Covid no quiere irse. Está muy cómodo entre nosotros, sus huéspedes, y es poseedora de una singular resiliencia, ya que continúa reinventándose a sí mismo. Siempre es válido el recordatorio que, hasta que no se encuentre con una fórmula para eliminarlo definitivamente, debemos seguir cumpliendo con las recomendaciones de cuidado de los organismos internacionales para continuar protegiendo a los miembros de nuestras familias (particularmente a ancianos e inmunocomprometidos) del coronavirus.
Médico especialista en Clínica Médica e Infectología, profesor de la Facultad de Ciencias Biomédicas de la Universidad Austral.